Ante la prohibición de la Justicia de usar reservas para pagar deuda, el gobierno nacional intentará esta semana definir de dónde obtendrá los 6.569 millones de dólares para crear el Fondo del Bicentenario que respaldará el cumplimiento de los compromisos externos.
Si bien los mayores vencimientos de deuda llegarán recién a partir de julio, la administración de Cristina Fernández de Kirchner estudia de dónde obtener los fondos para no llegar al 25 de Mayo, día en que el país cumple 200 años, sin el Fondo del Bicentenario.
La Argentina enfrentará vencimientos por 2.646 millones de dólares en el primer trimestre; por 3.505, en el segundo; por 4.630 en el tercero: y por 5.634 en el cuarto: lo cual suman unos 16.414 millones de la moneda estadounidense.
Una de las primeras fuentes de financiamiento que el gobierno tiene en sus planes es el remanente de 2.187 millones de dólares que dejó el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que firmó en 2005 el entonces presidente Néstor Kirchner para pagarle al Fondo Monetario Internacional (FMI).
Esos fondos también son parte de las reservas internacionales del Banco Central de la República Argentina (BCRA), pero pueden ser utilizados por el Poder Ejecutivo porque el Congreso así lo aprobó hace casi cinco años.
El DNU de Néstor Kirchner había autorizado el uso de reservas de libre disponibilidad para el pago de obligaciones contraídas con organismos financieros internacionales, por lo que fue utilizado para pagarle anticipadamente al FMI 9.810 millones de dólares. En segunda instancia, cuando el conflicto con el presidente del Banco Central (BCRA), Martín Redrado, está en su etapa más crítica, los ojos del oficialismo están puestos en las utilidades de la autoridad monetaria.
Tras conseguir esas reservas, lo cual no está contemplado en el freno de la Cámara en lo Contencioso Administrativo, faltarían otros 4.382 millones de dólares.
Por ello, Cristina Kirchner le pediría al Banco Central que transfiera al Tesoro Nacional las ganancias obtenidas durante todo el ejercicio de 2009. Las ganancias son las obtenidas gracias a la devaluación del 10 por ciento del peso contra el dólar estadounidense y la apreciación de los títulos públicos, que en algunos casos lograron rendimientos de hasta 342 por ciento.
Ahora, la clave para conseguir ese dinero es que Martín Redrado quede desvinculado definitivamente de la autoridad monetaria y su nuevo presidente acceda a girar el dinero a las cuentas de la Nación.
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