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Mirar y llegar al cielo

Estudiantes de una escuela secundaria en Roldán diseñaron un satélite para detectar incendios

A partir de una iniciativa internacional articulada en la Argentina a través de Nación, una escuela técnica pública presentó un diseño que permite detectar focos de fuego en la región. El docente que impulsó el proyecto habló con "El Ciudadano"


Desde fines de mayo de este año, cinco estudiantes y dos docentes de la escuela técnica Nº 643 de la ciudad de Roldán trabajan en un proyecto para construir y lanzar un satélite que tenga como objetivo detectar focos de incendios en la región de los Humedales en Santa Fe. Se embarcaron en esta tarea a partir de una convocatoria que dio a conocer la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) que financiará a aquellos equipos que seleccione; sin embargo el trabajo se convirtió para la escuela en un proyecto institucional tan importante que de una u otra manera se convertirá en realidad porque la escuela se comprometió a financiarlo.

El pasado 9 de mayo la Conae lanzó la competencia Cansat Argentina destinada a estudiantes de colegios secundarios, de entre 13 y 18 años, para que desarrollen sus propios satélites. Marcelo Aimetta es docente de cuatro materias en la escuela de Educación Técnica Profesional N° 643 Granaderos de San Lorenzo, la única secundaria técnica pública de Roldán, y fue el primero de la institución en tomar conocimiento del certamen.

Aimetta dicta electricidad, metalmecánica, formación ética profesional e historia, y se puso en contacto con su amiga y colega Celina Cudiciotti, quien es docente de física y matemática. Se pusieron de acuerdo, hablaron con la dirección de la escuela y conformaron un equipo con cinco estudiantes: Santiago Giacolla, Santiago Bruditti, Leopoldo Zecca, Guido Reist y Agustín Monteodorisio. Tienen entre 15 y 17 años.

Probablemente, ninguno de ellos haya imaginado que durante su paso por la secundaria iban a aprender a construir un satélite. De hecho, no es un contenido curricular en ninguna escuela del país. De eso se trata también uno de los principales objetivos de Nación: difundir la actividad aeroespacial, fomentar su interés y empezar a formar a posibles futuros profesionales.

“La idea es que los chicos aprendan de otra manera, haciendo otras cosas que por ahí no tienen mucho que ver con el contenido específico de las materias pero sí que sea un trabajo técnico, un trabajo en equipo de desarrollo, innovación y creación”, consideró Aimetta en diálogo con El Ciudadano.

El docente contó que el organismo nacional exige ciertas características y previo al envío de cada proyecto la Conae dictó una capacitación a cargo de docentes de la Universidad Nacional Tecnológica (UTN). Fueron cinco encuentros virtuales de dos horas cada uno. Se presentaron más de cuatro mil personas reunidas en 850 equipos provenientes de todas las provincias del país.

En la capacitación se buscó garantizar que todos los participantes accedieran a los conocimientos, herramientas y materiales necesarios para el desarrollo del proyecto.

“En la escuela somos técnicos para instalaciones electromecánicas. Somos técnicos pero este trabajo que estamos haciendo no es nuestra especialidad exactamente: un trabajo de este tipo incluye un montón de ámbitos de la ciencia, así que no está limitado sólo a una materia, es un proyecto muy integrador que requiere varios tipos de conocimiento”, explicó Aimetta.

Para poder abocarse a esta tarea el equipo necesitó del apoyo de la dirección y también de otros docentes para que los estudiantes puedan salir en horario de clases y a su vez para trabajar de modo extracurricular, tanto para hacer pruebas de paracaídas y de circuitos electrónicos así como buscar material y redactar el proyecto.

Si el trabajo es seleccionado, la Conae proveerá un kit de materiales para construir, a lo largo de dos meses, su Cansat. En octubre de este año se realizará la campaña de lanzamiento de los satélites.

Conocimiento aeroespacial al alcance de todos

El certamen propone reproducir a escala en el ámbito escolar todo el proceso por el cual se diseña, construye, prueba, lanza y opera un satélite.

Cansat Argentina forma parte de una iniciativa internacional impulsada por varias agencias espaciales del mundo, como la Nasa de Estados Unidos y la ESA de Europa, que en nuestro país está organizada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (Mincyt) y la Conae. Propone a los jóvenes construir una carga útil del tamaño de una lata de gaseosa -de allí, el término CAN (lata) y SAT (satélite), por sus siglas en inglés- y lanzar el Cansat en un cohete hasta una altitud de aproximadamente un kilómetro.

Un proyecto con mirada ambientalista y huella litoraleña

Además de las exigencias básicas que todo diseño debía tener, cada equipo eligió una segunda misión singular: en este caso el objetivo es que el satélite que está desarrollando esta escuela de Roldán localice incendios forestales que se den en la región, dado que es una problemática ambiental cada vez más frecuente.

Tomarán parámetros como la emisión de monóxido de carbono, humo y partículas en el aire. También temperatura y presión atmosférica a través de fotografías y un GPS.

No se trata de un satélite que queda en órbita sino que una vez alcanzada la altura definida comenzará su descenso en paracaídas y emitirá al mismo tiempo datos que serán interpretados en una estación terrestre. Toda esta información permitirá medir la calidad del aire de la zona objetivo. 

Desafío e incentivo para la educación pospandémica

El proyecto del Estado llamó la atención de Aimetta por varios motivos, pero uno de los más importantes tiene que ver con los embates que sufrió el sistema educativo los últimos dos años a partir de la emergencia sanitaria global. 

“La pandemia hizo estragos. Hoy tenemos niveles bajísimos en lectoescritura, interpretación, cantidad de contenidos y cumplimiento de los trabajos. Se ha perdido mucho la cultura escolar”, consideró y agregó: “¿Por qué sumarse a un proyecto como éste? Para contrarrestar todo esto que está pasando. En un desafío de este tipo hay que cumplir con un tiempo de entrega, con un objetivo que es asignado desde afuera y donde te obligan como en este caso a resolver un problema: elegir una misión y para eso desarrollar todo un aparato que cumpla con un montón de lecturas y después integrarlo y programarlo para hacer que todo funcione, por ahora, teóricamente”.

Aimetta contextualizó algunos de los problemas actuales: “Los chicos que están en tercer año arrancaron en pandemia su primer año de secundaria de forma virtual y el segundo, hasta las vacaciones, virtual también. No tienen la cultura propia de la escuela secundaria, que es muy diferente a la primaria”.

Planteó que existen muchas dificultades para leer e interpretar los contenidos así como para respetar los tiempos de entrega de los trabajos: “Es una situación bastante preocupante que creo que va a llevar algunos años recuperarse”.

En este sentido, Aimetta puntualizó que no se trata sólo de los temas que se abordan en las materias sino también en las capacidades que se desarrollan en esta etapa escolar: el trabajo en equipo, la creatividad y la resolución de problemas por su cuenta.

Este proyecto implicó “un gran trabajo en equipo, con mucha coordinación y creatividad de parte de los chicos porque se trata de algo que no conocían para nada. Creo que la capacidad de resolver problemas, de inventar y adaptarse a circunstancias diferentes es muchísimo más valiosa que resolver un polinomio o saber de memoria una fórmula de energía cinética. Es una combinación de saberes que demanda que aprendas trabajando”.

Por último, para este docente, egresado también de la misma escuela donde da clases, es muy valioso que los estudiantes sepan que en la Argentina hay desarrollo tecnológico de este tipo “y que ellos mismos tienen la capacidad de trabajar en esto”. Recordó que nuestro país es el único de Latinoamérica que tiene satélites en órbita y que sus estudiantes recién ahora conocen que existe un órgano como Conae. Esto permite expandir el horizonte de expectativas, de deseos para su futuro: hay posibilidades de estudio y de trabajo relacionados con el ámbito espacial. En la Argentina -en Santa Fe, en Roldán- experimentan una de estas vetas.

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