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“Esto que nos está pasando es una tragedia en todo sentido”

Lo dijo el hermano de Matías Orsi, músico detenido en septiembre por la PSA en un departamento céntrico por una causa ligada al narcotráfico. Su familia niega que sea narco, y dice que estaba en ese lugar porque le daba clases de guitarra a quien vivía allí. Del Sel pidió unificar fuerzas para combatir el narcotráfico  Garré "Santa Fe suena a zona liberada”


Hasta hace poco, Matías Orsi se ganaba la vida con el magro sueldo de un call center y algunas clases de guitarra y canto que le ayudaban a solventar una pasión que se tomaba en serio: el hardcore. Knockout y El Camino Más Difícil, las dos bandas musicales que integraba, dan cuenta de ello. A diferencia de sus dos hermanos mayores, todavía vivía con sus padres en una modesta vivienda de la zona oeste. Ayer, Matías cumplió 28 años en una celda del penal de Ezeiza. Fue ahí mismo donde anteayer se enteró –luego de casi un mes encarcelado– que su padre habría fallecido en la puerta de la Alcaldía Mayor, minutos después de ir a visitarlo, tras sufrir un ataque cardíaco. Su detención se había concretado a fines de septiembre pasado, en uno de los 14 allanamientos simultáneos que realizó la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) para desbaratar una banda rosarina dedicada a la comercialización de estupefacientes y cuyo sindicado líder, conocido como Ignacio, Ojitos o Nacho, permanece prófugo. Días después fue procesado por el juez federal Marcelo Bailaque, con la misma suerte que otras ochos personas. Sin embargo, su familia asegura que el joven músico, de perfil bohemio, que andaba en colectivo con su guitarra para todos lados porque no tenía ni auto ni moto, quedó “pegado” por estar “circunstancialmente” en el departamento de un alumno al que le daba dos clases de música por semana.

“Esto que nos está pasando es una tragedia en todo sentido. Ya nos arruinaron la familia con lo que le pasó a mi viejo, y ahora le están arruinando la vida a un pibe de 28 años”, dijo con angustia su hermano Gustavo, tras repetir varias de las cosas que escribió en un muro de Facebook a fin de masificar su reclamo: “Lo acusan de pertenecer a una banda de narcos ¡una locura total! Tognoli libre por falta de mérito y contra mi ¿hermano qué tienen? Toda la investigación que vienen realizando muestra que no tiene nada que ver, no allanaron su domicilio, no está comprometido en las escuchas, no tiene antecedentes, y las otras dos personas que estaban en el departamento declararon que Matías era el profesor de guitarra”.

Según relató Gustavo, hace menos de un año su hermano entabló una amistad con un “fan”, al que empezó a visitar en el quinto piso del departamento de Presidente Roca 653 con su guitarra a cuesta para darle clases de música y sin saber las actividades delictivas que se realizaban en ese lugar.

La mañana del 24 de septiembre pasado amaneció allí porque la noche anterior se había hecho tarde, hacía frío y no quería volver con la guitarra en colectivo hasta el domicilio de sus padres, ubicado en inmediaciones de Mendoza al 8000. Pero aceptar la invitación de dormir allí fue una mala idea. Cerca de las 7 de la mañana siguiente, unos ruidos extraños le interrumpieron el sueño por lo que saltó del colchón tirado en el piso al lado de la puerta y pidió auxilio desde el balcón.

“Él estaba ahí en ese momento de manera totalmente circunstancial. Es el que gritaba por la ventana: “Nos quieren matar» porque no entendía lo que pasaba. Y según me contó, cuando vio que quienes derribaron la puerta eran policías se tranquilizó”, dijo Gustavo, para agregar que una vez que esposaron a su hermano boca abajo se desayunó de que en la casa había una nutrida variedad de drogas, entre ellas altas dosis de cocaína, marihuana y éxtasis.

“No hay nada que lo implique con lo que le están imputando. No tienen pruebas contundentes. Nuestro temor es que siga detenido, porque ya hace un mes y medio que está preso. No sé si la Justicia va a cumplir con lo que tiene que cumplir. Nos da miedo porque el tiempo sigue pasando. Tampoco sería justo que él esté meses o un año ahí, y después digan: «Bueno, no tiene nada que ver» y lo liberen, porque le están arruinando la vida. Lo que esperamos es que juzguen como tienen que juzgar, y si tienen alguna duda y lo quieren seguir investigando que lo hagan, pero con Matías en libertad, así tenga que presentarse todos los días en algún lugar”, expresó Gustavo.

Luego agregó: “Recién ayer (por el viernes) Matías se enteró lo de papá. Me llamó por teléfono y lo escuché muy mal, dijo que durante el resto de su vida se va a sentir culpable. Él fue el último que vio con vida a papá y por lo menos pudo abrazarlo y decirle te amo. El 14 de octubre mi viejo lo fue a visitar a la Alcaldía Mayor, salió, se subió al auto que estaba en la puerta, y se murió. Tenía 62 años y era el sostén de mi mamá, de 58, que está destrozada”.

Gustavo resumió la inocencia de Matías con los siguientes datos: “Mi hermano es vegetariano, es re bohemio. No le interesa la ropa, no tiene auto ni moto, nunca quiso aprender a manejar. Hay conclusiones que son de sentido común. Si vos estás metido en un negocio de esos (por el narcotráfico) no vas a trabajar en un call center donde la gente se re estresa y no dura nada. Y él trabajaba ahí hace casi dos años, por tres mil pesos por mes. Por donde se lo mire no cierra. Su casa no fue allanada, él no era investigado. Creo que estas cuestiones mínimamente tendrían que generar una duda. Y si hay una duda no tendrías que estar detenido. Somos concientes que en el medio de todo esto pasó lo de Tognoli (por la detención del entonces jefe de Policía de la provincia acusado de presuntos vínculos con el narcotráfico) y que se mediatizó el tema. Pero mi hermano no tiene nada que ver”.

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