Una mirada furtiva, un beso, el paso fugaz de un pájaro, la muerte súbita, son hechos simples que, en 9.58 segundos, se repiten decenas de millones de veces, pero hay una sola persona en el mundo que puede recorrer una distancia de 100 metros en ese tiempo y está en Río de Janeiro.
Los reflectores se encienden a pleno hoy con la entrada a escena de Usain Bolt, un rayo que deberá esforzarse a pleno para opacar la estrella de un tal Michael Phelps, el gran protagonista hasta ahora de los Juegos Olímpicos 2016.
El jamaiquino, quien ayer ofreció un ensayo general, irá a partir de hoy por el “triple-triple”: 100, 200 y 4×100 metros, como ya lo hizo en Pekín 2008 y Londres 2012.
Si quiere arrebatarle el protagonismo al impresionante “Tiburón de Baltimore”, como mínimo Bolt deberá coronarse en los 100 metros, la madre de todas las batallas que eleva al ganador al Olimpo por encima de los más de 10.000 deportistas que compiten en los Juegos Olímpicos.
La entrada del “showman” centroamericano es una gran bocanada de aire fresco para el atletismo, que intenta salir a los empujones del escándalo del dopaje ruso que dejó afuera a todos sus atletas.
Pero el caribeño aún no despejó las dudas sobre una lesión que se le produjo en julio pasado durante las clasificatorias en su país y podría afectar su objetivo del triple-triple.
El británico Mo Farah, bicampeón olímpico en 5.000 y 10.000 metros, el keniano David Rudisha, récord mundial en 800m, así como la estadounidense Allyson Felix, son los coprotagonistas de Bolt en esta edición “a la brasileña”.
Para Bolt no se trata de pensar en ganar o perder. “Se trata de entrenar duro, día a día, para lograr cosas nuevas y no quedarse anclado en lo que conseguí. Para eso estoy aquí”, sentenció el hombre más rápido del mundo, quien hoy al mediodía afrontará las pruebas clasificatorias de los 100 metros, el martes 16 irá por los 200 y el próximo jueves 18 competirá en los 4×100 metros.
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