Ciudad

Vandalismo

“Estamos muy tristes, nos rompieron todo”

Desconocidos robaron y destrozaron el comedor comunitario “Primero los niños” de Rouillón al 3600.


Con saña, a las patadas, y causando un daño en el corazón mismo de un lugar donde la solidaridad se practica de manera desinteresada cada día, desconocidos robaron ayer el comedor comunitario “Primero los niños” ubicado en Rouillon al 3600, en pleno barrio Fonavi. Después de doblar “como un sándwich” la puerta de chapa de ingreso del lugar se llevaron garrafas, cuchillos, tenedores, ollas, todos utensilios vitales para el funcionamiento de este centro que funciona hace 14 años y al que concurren diariamente 150 personas para buscar al mediodía lo que en muchos casos es su única comida de la jornada, y también bolsones de alimentos.

La encargada de lugar, Liliana Juncos, contó a El Ciudadano que el hecho ocurrió entre la madrugada de ayer y primeras horas de la mañana. “Nos rompieron todo, nos hicieron un daño muy grande y la verdad es que estamos muy tristes. No es la primera vez que nos roban. Hace dos años y medio también entraron, después hubo otro intento que fue desactivado por los propios vecinos, pero éste fue el más grave. Creo que fue a la mañana temprano, pasadas las 6, porque nos contaron los vecinos que a esa hora se escucharon ruidos”, agregó.

Los que concurren diariamente se acercan pasado el mediodía, “tupper” en mano y allí buscan la porción de comida que se llevan a su casa. “Muchas veces vienen chicos que se llevan también la comida para sus hermanitos”, dijo Juncos.

Los fondos para solventar el comedor vienen en parte de aportes de la provincia y el municipio, además del trabajo “ad honorem” de un grupo de mujeres que todos los días ponen en marcha la cocina, como un ritual. “En general estamos al día con los fondos, lo que pasa es que no nos aumentan las partidas y tenemos que hacer malabares para mantener los menús, hay que estirar la plata a más no poder. Además de la comida que se llevan en sus recipientes también entregamos bolsones”, remarcó.

La presencia de las fuerzas de seguridad federales es mayor, reconoce Juncos, “pero obviamente, por lo que nos pasó, no es suficiente”, analizó. “Gendarmería está, hace los controles pero principalmente sobre los autos y las motos, y por ahí se descuidan las otras partes. Nosotros estamos pegados al dispensario, que es como el centro de este barrio, y nos robaron igual”, se lamentó.

“En la cocina somos cuatro y a veces cinco personas las que colaboramos. No tenemos sueldo y hacemos todas las cosas nosotras. Hoy (ayer) pude traer algo de mercadería para que los que vienen tuvieran algo para llevarse, vamos a hacer lo que se pueda mientras tanto. Ya hay gente esperando su ración, con los túper en la mano, porque para ellos ya es una costumbre venir acá. Hay gente que camina más de diez cuadras para llevarse la comida y hay que darles alguna respuesta concreta, tal como lo hacemos desde hace años”, concluyó.

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