Ciudad

Sustancias y adicciones

Estado y ONG contienen a consumidores problemáticos

Además de la atención en la red pública, el municipio tiene convenios con 10 organizaciones para dar tratamiento.


A fines de julio pasado, la Municipalidad inauguró un espacio que recibe a personas o familiares de quienes tienen un consumo problemático de sustancias. De cualquiera, no sólo de las de venta ilegal como marihuana y cocaína. Bautizado La Estación (Gálvez 867), el espacio intentó concentrar lo que la red de salud tiene para ofrecer en cuanto a prevención y tratamiento. Inclusive, las organizaciones no gubernamentales religiosas o no religiosas con las que el Estado local mantiene convenios para costear las terapias o internaciones. Se piensa como un lugar para orientar. El Ciudadano dialogó con la directora de Salud Mental del municipio, Paola Cocconi, quien hizo una radiografía de las posibilidades de atención en la ciudad.

Por fuera del sistema de salud pública, hay 10 espacios de contención que tienen convenios con la ciudad, y que además reciben subsidios por paciente de la provincia y la Nación. Se dividen entre los que trabajan con el paradigma abstencionista (consumo cero) y el de reducción de daños o de riesgos. La mayoría tiene entre 20 y 30 años de existencia. Tienen tres formatos, según la infraestructura: pueden servir para la internación –en promedio, no más de 12 plazas cada uno–; pueden contener durante alguna franja horaria, como los centros de día o de noche –en promedio los tratamientos se extienden entre tres y cuatro meses– o pueden servir como espacio para acompañamientos terapéuticos, una forma ambulatoria de asistencia a cargo de psicólogos o personal entrenado.

“Nuestra dificultad es encontrar el lugar indicado por el proceso de admisión (planteado en 5 entrevistas que se hacen a razón de una por semana) y por el criterio de las instituciones. El Estado no puede decir que no admite. La ONG puede no admitir el ingreso y resistir la permanencia”, explicó Cocconi. Para la funcionaria, existe una falta de espacio en este tipo de instituciones para recibir a mujeres con hijos pequeños. Si bien son más los hombres que llegan con problemas de consumo, tienen varios casos donde se necesita la internación de mujeres con hijos menores de 8 años. Son aquellos donde no existe una familia extendida que se pueda hacer cargo.

Panorama de atención

Hay dos modelos de trabajo en las organizaciones que tratan a personas con consumo problemático. Uno es más conservador. Está ligado al modelo Minnesota –el de los 12 pasos y famoso por Alcohólicos y Narcóticos Anónimos– en el que si la persona en tratamiento consume y tiene una recaída, debe empezar de nuevo el proceso, como El Juego de la Oca. El segundo modelo, atado a la reducción de daños y donde no se habla de recaída, también mantiene, sin embargo, reglas: no consumir en la institución, no llegar con efectos del consumo, entre otras.

En Rosario hay organizaciones que cuentan con habilitación del municipio, la provincia y en muchos casos, el aval y partidas presupuestarias de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico, más conocida por la sigla Sedronar. “La organización comunitaria, como las barriales, puede tener los papeles en regla, pero se trata de un tratamiento de salud. Necesita médicos y psicólogos. Tiene que tener una habilitación como comunidad terapéutica, que exige lo mismo que a cualquier sanatorio o clínica, según el Ministerio de Salud y la Superintendencia de Salud”, explicó la directora de Salud Mental. Cocconi admitió que tienen problemas para hacer los convenios con estas organizaciones, precisamente por la falta de habilitación.

Números claros

La cartera local de Salud Mental dispone como presupuesto del uno por ciento del impuesto por espectáculo público en Rosario. Sumado a otros montos de la Secretaría de Salud, no entrega un financiamiento anual a cada organización y después pregunta qué hicieron con el dinero. En cambio, hace un convenio por paciente o usuario. Duran 12 meses y se revé cada año, si es necesario. “Fiscalizamos si el paciente sigue, si no se cae. No hay límite de tiempo. Sería extraño extender un tratamiento por más de un año sin preguntar qué están haciendo”, marcó Cocconi.

En general, la mayoría de los convenios son por acompañamientos terapéuticos. El motivo es económico: las internaciones y los tratamientos en centros de día o noche son más onerosos y las paga el Sedronar y la provincia. Ninguna organización recibe asistencia de un solo nivel del Estado por cada ingreso.

Por fuera de cada convenio particular, el municipio también brinda parte de la red de Salud, cuando las organizaciones lo necesitan. Por ejemplo, da turnos en el Centro de Especialidades Médicas Ambulatorias (Cemar) para consultas a los pacientes internados en las organizaciones cuando lo necesitan. “Toda la atención ambulatoria se da por la red de Salud Pública. Lo mismo que la medicación”, explicó Cocconi.

Para todos

Sobre la disputa entre las organizaciones abstencionistas y las más ligadas a reducción de riesgos o daños, Cocconi opinó: “Cuando una persona tiene un consumo problemático de sustancias tiene que pasar a la atención sanitaria. En abril, la ONU dijo que el lema anterior –un mundo sin drogas– había fracasado. Llamaron a pensar en cuidar a las personas que consumen tratando de que puedan apostar a un proyecto vital”. Para la funcionaria, hay una disputa entre los dos modelos que muchas veces se ve en las distintas organizaciones de Rosario. “Creo que hay que trascender esa pelea. Debemos tener más herramientas y modos diferentes de trabajar en función de cada persona. No es fácil de consensuar”, describió Cocconi. Y concluyó: “Nadie tiene certezas de cómo trabajar problemáticas de consumo”.

Casa nueva

El mes que viene abrirá sus puertas una nueva casa terapéutica en bulevar Segui al 5400. Funcionará en un predio que forma parte del famoso legado Deliot, con un edificio del Estado municipal y fondos de la Sedronar y la provincia. Otro espacio se terminó de construir en Granadero Baigorria con fondos de la Nación. Ambas fueron planificados por el sacerdote Juan Carlos Molina.

Donde buscar una mano

Además de la atención y las posibles derivaciones que pueden darse desde la red de salud pública y La Estación, existe otro servicio de asesoramiento a familiares de personas que atraviesan problemas de consumo. El Sedronar cuenta con un sistema de atención personalizado llamado Centro de Orientación en Adicciones (Cedecor). Funciona de lunes a viernes de 8 a 20 en Capital Federal. El teléfono es 011-4320-1200, interno 1087. El correo electrónico es cinterior@sedronar.gov.ar. Se encargan de cruzar georeferencialmente los espacios de contención más cercanos y la demanda específica. Así, logran ofrecer distintas opciones y tratamientos con las instituciones del sur de Santa Fe.

Las asociaciones habilitadas

Una de las primeras en hacer convenios con el municipio fue la ONG Esperanza de Vida, de la cual nació otra, llamada Volver a la Vida. De las religiosas, primero nació Crea y luego, asentada en zona norte, otra llamada Maranata, ambas trabajando desde el evangelismo. Las organizaciones católicas son Vínculos –tiene un centro de día–, Nazareth –con internaciones en Cañada de Gómez, a 70 kilómetros de Rosario– y la asociación civil Padre Misericordioso, que cuenta con una casa en barrio La Cerámica y un centro de día en Zeballos al 600. Con otra forma de abordaje, más alejada de los preceptos religiosos, completan la nómina Communitas en zona sur y el programa Andrés. ABCD, otra organización dirigida por el psiquiatra Gustavo De Vega, solía trabajar con la Municipalidad, pero ya no lo hace.

Pedido de emergencia nacional por adicciones

“Rosario avanzó mucho en los tres niveles de gobierno pero necesitamos que exista un mejor dispositivo en los centros de salud de atención”, analizó el cura Fabián Belay, cabeza de la asociación civil Padre Misericordioso y referente del Arzobispado sobre consumo problemático. De acuerdo con el religioso, se repiten casos en donde personas padecen largas esperas en hospitales y no son bien contenidos cuando dan cuenta de un consumo de drogas. Además, agregó que debe incluirse en la currícula educativa material ligado a la prevención. Belay integró la Comisión Nacional de Pastoral sobre Adicciones y Drogadependencia, desde donde emitieron el pasado fin de semana un pedido para declarar la emergencia nacional bajo el lema: “Ni un pibe menos por la droga”. Para la comisión, el problema se agudiza en las localidades menos populosas, donde la red de atención de salud está acotada. “En los centros urbanos discutimos modos novedosos de intervenir, organizando congresos y analizando las falencias de los distintos paradigmas y modelos teóricos, muchas veces importados, y la respuesta sigue siendo insuficiente. La comisión se mostró, por otra parte, a favor del pedido de familias que buscan el permiso para usar medicamentos hechos con cannabis. “Es imprescindible que puedan tener su medicina, y que corresponde al Estado proveerla gratuitamente”, escribieron los religiosos. Cabe recordar que hace días ingresó un proyecto de ley en Santa Fe para incorporar a la salud pública medicamentos a base de cannabis con los que se tratan síndromes, trastornos, enfermedades y patologías tales como epilepsias, enfermedades degenerativas, enfermedades poco frecuentes, tratamiento del dolor y estrés post traumático, entre otros.

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