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Mendoza al 4600

Estaba en coma un joven baleado durante un robo

Samuel Q. R. tiene hoy 19 años, es estudiante de segundo año de medicina y pelea por su vida en terapia intensiva del Hospital de Emergencias Clemente Álvarez.


Cuando tenía 13 años, Samuel llegó de Perú con su mamá Clotilde. En Rosario los esperaba una de sus hermanas, que vive en una casita precaria junto con su familia al fondo de 27 de Febrero, casi llegando al río. Mientras él terminaba la secundaria, ella empezó a trabajar como empleada doméstica cama adentro cuidando a una mujer de 98 años. Al cumplir los 18, Samuel se anotó en la Facultad de Medicina y se fue a vivir a una pensión en la zona de Mendoza al 4600. Anteayer, cuando salía de su nueva casa para ir al quiosco, fue sorprendido en la puerta por un ladrón que le disparó en la cara y lo dejó en coma.

Samuel Q. R. tiene hoy 19 años, es estudiante de segundo año de medicina y pelea por su vida en terapia intensiva del Hospital de Emergencias Clemente Álvarez. Clotilde se enteró de lo que le pasó a su hijo por sus compañeros de la residencia estudiantil en la que vivía, ubicada en el pasaje Coolidge al 1200, a la altura de Mendoza al 4600.

Según relató su mamá, el domingo por la tardecita Samuel le dijo a sus compañeras que iba hasta el quiosco a comprar algo. Al abrir la puerta de la pensión, un hombre armado intentó entrar. Samuel empujó la puerta y en medio del forcejeo el hombre disparó. La bala entró en la mandíbula del joven y quedó alojada en la tráquea. El ladrón se metió en la residencia y se llevó su celular y una notebook, para después darse a la fuga.

“Los médicos me dijeron que está en coma y que no se puede operar para sacar la bala”, contó Clotilde a El Ciudadano. La mujer contó que llegó con su hijo a la ciudad hace unos seis años porque ella tenía problemas de salud y en Rosario estaba una de sus hijas que la invitó para cuidarla y que haga el tratamiento en la ciudad.

Al llegar, se instalaron en la casa de su hija en 27 de Febrero y Esmeralda, casi llegando al río. En ese barrio, Samuel terminó la secundaria en la escuela Juana Elena Blanco y se inscribió luego en la Facultad de Medicina. “La casita de mi hija es muy precaria y no entrábamos todos. Estábamos como chanchitos amontonados. Por eso, cuando empecé a trabajar cuidando a la señora, ayudé a mi hijo para que se vaya a vivir a la residencia”, dijo Clotilde. En la pensión, Samuel hizo amigos de distintos puntos del país y el mundo.

Con los brasileños planeaba irse de viaje en el verano, aprovechando el receso de los estudios.

Clotilde empezó a trabajar como empleada doméstica cama adentro hace unos tres años.

En negro, cuidaba a una señora mayor hasta que, hace dos meses, le agarró una neumonía y perdió el trabajo: “Yo necesitaba un mes de reposo, pero mi patrón consiguió a otra persona y ya no pude volver. Ahí se empezó a complicar ayudar a Samuel, pero él tenía algunas changas con las que se mantenía”, relató.

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