El Hincha

Central campeón

Esta vez el cuento tuvo un final feliz

El Canalla venció al Lobo en Mendoza y terminó con la maldición en la Copa Argentina para volver a gritar campeón


La alegría de Ruben tras el gol de Caruzzo. Foto: Juan José García / Enviado especial a Mendoza

Alegría. Desahogo. Felicidad. Satisfacción. Cualquier adjetivo que le quede a la palabra “victoria” encaja perfectamente en el sentimiento del hincha de Central en la noche de Mendoza. Esta vez la cuarta fue la vencida. El sueño de salir campeón se hizo realidad de una vez por todas. La víctima fue Gimnasia y Esgrima La Plata, institución apenas unos años más vieja que el Canalla.

Muchos simpatizantes, más de 15.000, lo disfrutaron a flor de piel en el Malvinas Argentinas. Otros lo vivieron pegados al televisor. Varios se vieron obligados a vivir el partido a través de la radio. Y el resto, quizás, se deleitó minuto a minuto por las redes sociales, sea cual sea la aplicación.

Foto: Juan José García / Enviado especial a Mendoza

Uno, dos, tres, miles de simpatizantes llorando a mares, henchidos por las lágrimas en el sector del estadio que les fue asignado en los minutos finales del partido, y ni que hablar luego del final. Abrazándose con un amigo, con un hermano, con un padre, con un hijo, con un extraño. No importó quién, el tema era festejar.

Imposible no pensar en aquellas personas que ya no están. Esas que vivieron su vida al compás de Central. Que su humor cambiaba según el resultado. Desde dónde estén, seguros que sienten paz interior. Cómo no pensar en esos chicos nacidos a partir de 1996, que sin haber visto, hasta anoche, a su equipo campeón, profanan su amor auriazul día y noche.

Central pudo torcer su pasado. Pudo exorcizar la “maldición” en las finales. Pudo levantar la Copa Argentina, esa que le fue esquiva en los penales ante Huracán en 2014, esa que el árbitro Diego Ceballos le birló contra Boca en 2015, esa que Gallardo con su astucia se la sacó del buche en 2016.

Foto: Juan José García / Enviado especial a Mendoza

Era sólo cuestión de tiempo, claro que sí. El Patón metió la cola, tal vez. Se merecía más que nadie este título, puede ser.

Con el campeonato bajo el brazo es momento de revalidar el sentimiento. De gozar a pleno este momento. De teñir de azul y amarillo el Monumento. De ir hoy al trabajo feliz, con una sonrisa que no se borra con nada. De gritar bien fuerte… ¡¡¡¡¡Central campeón carajo!!!!!

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