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Opinión

Esencial e invisible

El fútbol al diván. Entrenamiento vital que nadie puede ver.


Comenzó el campeonato y la pelota ya rueda otra vez. Para el hincha, ahora todo parece estar en “orden”.

Pero para el jugador de fútbol, es un tiempo donde los viajes y las concentraciones comienzan a ser parte de su rutina profesional. A esto se le incluye los entrenamientos diarios y le sumamos un factor no menor, propio de la competencia profesional, que es el resultado de cada fin de semana.

Los medios de comunicación harán eco de su rendimiento deportivo, como así también del resultado de los equipos. Entonces el humor del hincha irá cambiando dependiendo del incesante ritmo de las competencias.

Toda esta realidad deportiva viene a poner una cuota emocional en el jugador, que él mismo intentará trabajar, equilibrando conjuntamente con su propia vida cotidiana, intentando separar su profesión de su vida familiar. Llevando una calidad de vida acorde a las exigencias de ser un jugador profesional.

Es ahí donde comienza a funcionar el entrenamiento invisible, concepto ya desarrollado y practicado por la mayoría de los deportistas de elite en todas las disciplinas.

Cuando hablamos de este entrenamiento, nos estamos refiriendo a todo aquello que realiza o debería realizar el jugador profesional para seguir creciendo y potenciando su rendimiento deportivo, es invisible a los ojos del entrenador o del preparador físico, ya que se hace fuera del entrenamiento habitual o convencional.

Aquí se hace hincapié en su alimentación, calidad de sueño, vida social, hobby, actividad cognitiva y vida afectiva. Estos factores que forman parte de la vida cotidiana de cualquier hijo de vecino, serán un elemento muy importante para el jugador de fútbol, logrando armonizar y potenciar su rendimiento deportivo, ya que como se sabe, la responsabilidad que conlleva todos estos factores será influyente a la hora de mejorar su calidad de vida como jugador.

Aunque parezca contradictorio el jugador necesita psicológicamente equilibrar su vida y no pensar todo el día en fútbol, resetear su cabeza, desarrollando otros aspectos de su persona.

El entrenamiento invisible es esencial en lo más importante que tiene un jugador, su calidad de vida como persona, acorde a las exigencias de su profesión.

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