Ciudad

Registro sonoro

Escuchar la ciudad: una propuesta sobre sonidos para guardar en la memoria

El proyecto Sonidos de Rosario cumple 15 años. Su creador Adolfo "Corcho" Corts repasó el trabajo realizado, el que viene y habló de la idea de una sonoteca pública, que fue aprobada por el Concejo pero todavía no fue puesta en ejecución


Foto: Franco Trovato Fuoco

Este mes de octubre el sitio y proyecto Sonidos de Rosario cumple 15 años de trabajo. El espacio digital que conserva registros sonoros de la ciudad, y del país, busca también que se materialice una Sonoteca municipal, ordenanza que ya fue aprobada por el Concejo en julio de este año. Sin embargo, la Secretaría de Cultura y Educación aún no ejecutó su creación y, al menos a corto plazo, no hay indicios de que suceda en 2021.

Adolfo “Corcho” Corts es el creador del sitio y fue impulsor de la idea de una sonoteca pública. Camina por ciudad con una mochila donde lleva un grabador y así toma registro de distintas situaciones, desde la cola de un banco, el interior de un bar o la barranca del río. En diálogo con El Ciudadano repasó la historia del proyecto sonoro y sus nuevos horizontes.

Corts contó que le viene dando forma a la idea de una biblioteca sonora desde hace unos diez años. “Sería importante tener un espacio físico. Nosotros tenemos back up de horas en dos discos rígidos, DVDs, pero a la larga o a la corta uno deja la tierra, deja esta vida y estaría bueno que haya una continuidad donde se puedan tomar desde programas de radio hasta la música que pasaban en una época. Recuperar material de la amplia ciudad de Rosario. Grabar las necesidades que está pasando la gente ahora, las personas, hombres, mujeres, niños, grandes. Es un laburo más grande que el hacemos en Sonidos de Rosario. Pensar ¿qué está pasando acá?”, explicó.

También consideró que desde el Estado se pueden mejorar y ampliar las búsquedas sonoras, hay mayores posibilidades de producción y movilidad. “También se puede plantear un rescate de cintas magnéticas. Las que haya, cassettes familiares, grabaciones de radio perdidas. Yo a veces encuentro cassettes tirados en las calles con FM grabadas de los ochenta y noventa. Desde un lugar del Estado se podría trazar un trabajo y decir nos paramos desde acá, con este espacio físico, para tratar de buscar material para que no se pierda. También se puede indagar en VHS y registros de cumpleaños, casamientos, bautismos”, desarrolló.

Para Corts recuperar audios y salir a hacer registros sonoros son dos ejes fundamentales que debería tomar la futura sonoteca pública. “Que ese material después pueda ser utilizado en audiovisuales, en educación, esa es la idea de la sonoteca. ¿Estaremos dentro? Desconozco. Hicimos lo que pudimos”, manifestó.

Asimismo, en agosto de este año Sonidos de Rosario fue seleccionado para la beca Creación 2021 del Fondo Nacional de las Artes por la iniciativa que llevan adelante hace más de un año: mapa sonoro de la ciudad de Rosario.

Pescar sonidos

Griselda Cardozo, además de ser la compañera de Corts, es la persona con la que llevan adelante el proyecto del que han participado por lo menos doscientos colaboradores. El sitio cuenta con distintas secciones donde se pueden escuchar audios de lecturas, charlas, sonidos urbanos o de la naturaleza de Rosario, Santa Fe y las demás provincias argentinas. “Solo nos falta Formosa, Malvinas y Antártida”, aclaró. Calcula que ya llevan grabadas más de veinte mil horas de audios, catalogados y clasificados.

Fue en los inicios del 2000 que Corts empezó a sistematizar, de a poco, los registros que hacía. Cuenta que graba sonidos desde que tenía diez años, en formato cassette. Cerca de 2005 era “el boom de las punto com” y la génesis del sitio tuvo esta premisa: “Armar el primer banco sonoro de Argentina donde se pudieran descargar audios”.

Para Corts los audios son de toda la comunidad: “No me pertenecen, la sonoridad es de la ciudad. de la comunidad y de todos los que viven acá”. “La idea fue armar un lugar donde se pudieran descargar archivos que después fueran reescuchados y reutilizados para otras cosas. Desde obras de teatro a edición de radio. Porque también en esa época, entre 2005 y 2006 no había material sonoro para utilizar, de Rosario o Argentina” contó y aclaró: “Entonces en nuestra web te los podías descargar y reutilizar sin fines comerciales. Esa era la idea del proyecto, compartir lo que estaba sonando”.

Corts siempre tuvo una inquietud: ver cómo guardar el material sonoro que quedaba en cassettes, cómo guardar y rescatar sonidos de lugares determinados. Así empezó, luego se fue transformando también en una tarea contemplativa: Corcho camina por la ciudad, la recorre con su mochila puesta donde lleva un grabador y cada tanto hace una pausa, registra, luego sigue su caminata. “La idea es hacer registro de paisajes sonoros o lugares cotidianos de la ciudad. Hay actos, manifestaciones, actividades culturales, etcétera, la tristeza y la alegría de la ciudad”.

¿Qué lo seduce de lo sonoro? ¿Qué potencialidades ve en este recurso a diferencia de otros? “Me parece que es lo inesperado, lo que puede llegar a pasar. Yo camino sin plan de ruta y de grabación. Mi trabajo es intuitivo”, explicó y agregó: “No hay una lógica ir a un lugar porque pasa algo, esa es más la lógica del periodismo que van con preguntas, datos y trazan algo. En lo sonoro vas, te parás, te quedás diez minutos en un lugar, sucede algo sonoro pero no sabés que puede llegar a suceder”.

Corts piensa que los audios son como una forma de estar en vivo en un lugar, al reescucharlos siente eso”, y concluyó: “Una de las cosas que más me interesa de esto de hacer registros es que salgo a ver qué pesco. Pescar sonidos, de eso se trata”.

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