La Cámara de Senadores aprobó ayer y convirtió en Ley la reforma al régimen de Monotributo que hace desaparecer la Categoría A del sistema y establece un nuevo tope de facturación de hasta 200 mil pesos anuales para “locación de servicios” –profesionales– y hasta 300 mil para “nuevas categorías” –empresas y comercios– ampliando el universo y abriendo las puertas a quienes hasta ahora quedaban fuera del régimen simplificado porque su nivel de ingresos brutos había subido por encima del tope actual, de 72 mil pesos. Como contracara, la norma, que comenzará a regir a partir del 1º de enero, establece importantes subas en la cuota mensual a pagar que llega, en el caso de la categoría mínima, casi al doble: al unificarse las dos primeras categorías (A y B) en una nueva, se elevó el tope de facturación anual a 24.000 pesos y la cuota pasa de 114,75 a 213 pesos, una variación del 90,8 por ciento. Aunque en rigor la cuota mínima del componente impositivo seguirá siendo de 33 pesos mensuales, el salto lo explican la contribución a la seguridad social, que pasará de 35 a 110 pesos, y el aporte a la obra social, que aumentará de 46,75 a 70 pesos. “De esta manera el incremento del aporte acompaña el ritmo de crecimiento de la jubilación mínima que desde el 2000 hasta la fecha pasó de 200 a 827,23 pesos”, defendieron desde el oficialismo.
El oficialismo y sus aliados aprobaron la reforma por 37 votos a favor, 24 en contra y una abstención. El kirchnerista Fabián Ríos afirmó que el aumento propuesto “busca sostener fundamentalmente el sistema de salud que se brinda a través del aporte a las obras sociales” que se realiza en las distintas categorías del Monotributo.
Pero también por ese mismo motivo la iniciativa generó el fuerte rechazo del radicalismo, que junto al justicialismo disidente denunció un “ajuste regresivo” en las cargas previsionales y de salud: “Aumenta para los que menos tienen y baja para los que más facturan”, se quejaron.
Además, el titular de la UCR, Gerardo Morales, planteó que “lo que en verdad se aumenta es la recaudación para la Ansés y el Fondo de Redistribución en manos de Hugo Moyano”, refiriéndose a la suba de la cuota jubilatoria y del aporte a obra social. Y se quejó airadamente de que siga en el mismo valor la tercera pata, precisamente la coparticipable. “El monotributista va a tener que pagar un 91 por ciento más de lo que pagaban antes y todo es para la caja nacional y migajas para las provincias”, disparó el senador jujeño.
La reforma al régimen de Monotributo había sido aprobada por la Cámara baja luego que el oficialismo aceptó modificar el texto original enviado por el gobierno, eliminando la actual Categoría A, y unificándola con la B.
Así, el nuevo esquema establece que la primera categoría, con ingresos brutos hasta 12 mil pesos, que hasta ahora pagaba 114 pesos, pasará a abonar 213 pesos.
De acuerdo con el proyecto, lo recaudado por el nuevo sistema será destinado en un 70 por ciento a la financiación de las prestaciones de la Ansés, y el 30 por ciento restante a la ciudad de Buenos Aires y a las provincias, transferencias que se harán de manera diaria y en forma automática.
Asimismo, habrá un nuevo régimen de inclusión social y promoción del trabajo independiente, denominado “Monotributo Social”, que buscará incluir a los trabajadores nucleados, por ejemplo, en cooperativas.
Echegaray explicó entonces que el proyecto prevé incluir siete nuevas categorías (de la “F” a la “L”) que arrancarán en 96.000 pesos anuales en el caso de la primera (F) y llegarán hasta los pesos 300.000 en el caso de la segunda (L).
Esas cifras se ajustarían periódicamente según la variación del salario mínimo o de las jubilaciones.
Con todo, al ampliar el nuevo régimen, el nivel de facturación se estima que podría sumar en un año a otras 400.000 personas o a pequeños comercios e industrias.
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