“Es imposible entender a la Argentina sin entender el peronismo”, dice Alejandro Grimson. No dice que lo haya entendido, pero este antropólogo, investigador del Conicet, durante cinco años se buceó en ese remolino histórico, político, social y cultural para emerger con una obra singular, un libro que lleva, como si fuera un manual, el título: ¿Qué es el peronismo? La obra, que el propio autor presentó en mayo del año pasado en Rosario, invitado por la Facultad Libre, se hunde hasta las raíces mismas del movimiento cuya fecha de fundación no está al pie de un acta firmada por dirigentes, sino por el protagonismo de miles de anónimos en una de las movilizaciones más multitudinarias de la historia nacional. Pero también la investigación indaga sobre los adversarios y los enemigos de esa alianza que nació el 17 de octubre de 1945. Ahora, a casi 75 años de aquellos días que marcaron la historia, Grimson vuelve a Rosario y su investigación cobra nuevo relieve: lo que él intenta responder qué es está otra vez en el gobierno, por elecciones libres, tanto en la Nación como en Santa Fe. “Lo que sucedió es que se está escribiendo otro capítulo de esa historia, y lo estamos viviendo en vivo y en directo”, reflexiona. Y sobre ese nuevo capítulo hablará hoy en la plaza Las Heras en Avenida del Rosario y Bermúdez, desde las 17.30.
Invitado por la Corriente Nacional de la Militancia, un ala del peronismo en la que en Rosario confluyeron distintos sectores, entre ellos la JP Liberación de los 80, Grimson creyó inicialmente que lo esperaba un salón, un auditorio cerrado. Todo lo contrario: estará en una plaza abierta, y en la zona sur, uno a metros del monumento a Eva Perón, en una de los epicentros de las luchas del peronismo en su historia. O, como postula él, de “los peronismos”, así, “en plural”.
Es que Grimson dice que no hay un solo peronismo sino muchos. Y que, como ahora el Frente de Todos, con Alberto Fernández presidente, “en esa diversidad tuvo éxito cuando logró construir síntesis”.
“En otros momentos de la historia –sostiene– esa diversidad se convirtió en confrontación interna, no hubo posibilidad de construir síntesis. Al peronismo le fue mal y en general le fue mal al país en esos momentos”.
Grimson postula que a partir de mayo del año pasado “se comenzó a construir una nueva síntesis” en el peronismo. “Y también de otras fuerzas que son parte del campo popular pero no de los peronismos, y están dentro del Frente de Todos”.
Grimson menciona que esa nueva síntesis tiene mucho que ver con los adversarios, el capítulo neoliberal del gobierno de Mauricio Macri. “La comparación es muy simple. Si se ve el 25 de mayo de 2010, lo que hay es una reivindicación nacional democrática y popular. Si se mira el 9 de julio de 2016, hay un acto protocolar donde se habla de una manera hacia las autoridades de España que no se corresponde con la idea de la construcción de una nación soberana”, ejemplifica. Incluso menciona la propia aventura neoliberal del peronismo en los 90, que lo tuvo a él en la vereda de enfrente –“Fui un opuesto absoluto a las políticas del neoliberalismo”– como la base de la síntesis de hoy.
Por una parte, aclara que “el peronismo en los 90 exhibe un nivel de diversidad mucho más alto de lo que a veces se cree”, y por el otro recuerda la fórmula presidencial frentista de José Bordón y Carlos “Chacho” Álvarez, que enfrentaron a Carlos Menem: “Es la segunda fuerza más votada, y es una fórmula peronista. Siempre hubo varios peronismos y también se expresó en las elecciones de 2003, en la que hubo tres candidatos peronistas”. Y de detiene en uno de ellos: “A partir de allí, lo que hace Néstor Kirchner es construir una síntesis de distintas vertientes del peronismo y del campo popular”.
El nuevo reverdecimiento tuvo una bisagra cuatro años atrás. Grimson menciona que su libro, en la parte final, pone eje en la derrota de 2015 y en cómo no se pudo homogeneizar o unificar en una sola corriente política los doce años precedentes sino que, por el contrario, “fue generando divisiones en 2013, 2015 y 2017”.
Pero de igual modo entiende que allí hubo otra bisagra, la que empezó a cimentar la derrota de Cambiemos, hoy Juntos por el Cambio, de dos años después. “Perdieron las elecciones porque después de 2017 se hizo muy evidente para la población que no estaban cumpliendo con su mandato”, sostiene. Y razona que las promesas incumplidas “son muy evidentes cuando se miran los debates presidenciales de 2015”.
Pero no es lo único que repasa: aunque no ve una identificación entre las persecuciones después del golpe de Estado de 1955 y el represivo –hoy casi surrealista– decreto 4.161, también repara en el ensañamiento de sectores de Juntos por el Cambio como un camino sin retorno. “En 1955 se prohíbe la palabra Perón, la palabra peronismo la palabra Eva Perón; iban presos si las decián. A diferencia, en un momento ellos tomaron la decisión de no cambiar el nombre del Centro Cultural Kirchner. Pero lo que hicieron después fue un proceso de persecución muy evidente, y en ese sentido –ellos lo reconocen– terminaron apelando a un antikirchnerismo furioso como una herramienta de polarización que, según ellos, podía darle oxígeno a su proyecto político. Yo creo que eso fue muy dañino, porque lo que hizo fue profundizar un proceso de polarización que no es positivo para una cultura política democrática, que implica la convivencia entre los adversarios”.
Angustiante
“Mi trabajo es un intento por comprender distintas dimensiones de la Argentina”, sintetiza Grimson, quien antes de ¿Qué es el peronismo? (Siglo XXI Editores) publicó en la misma editorial “Mitonamanías Argentinas”.
Cómo hablamos de nosotros mismos con 70 frases que los argentinos dicen sobre la Argentina, y su análisis crítico. “En ese proceso me dije: «Si quiero entender la argentina tengo que entender el peronismo», recuerda. Y remememora que uno de los desafíos más grandes fue abordar el proceso de 1973-1976, antes de la última y más sangrienta dictadura, cuando el propio Juan Domingo Perón encarnó un gobierno con el 62 por ciento de los votos, tras 18 años de exilio. El resultado de la elección nunca antes ni después tuvo un correlato similar, pero no se cristalizó en la acción de gobierno. “Es una síntesis que no podemos saber qué hubiera sucedido si Perón no hubiera muerto tan pocos meses depsues el 1° de julio del 74. Si podemos constatar en términos históricos que había una tensión enorme, los episodios paradigmáticos de Ezeiza, del 1° de mayo de 1974, donde había corrientes muy difíciles de sintetizar”, repasa Grimson.
Y concluye: “Uno de los temas más angustiantes para mí de la Argentina y en términos personales son esos años: me llevó mucho trabajo encontrar las palabrtas, buscar los hechos, tratar de poner frente a mí toda la información histórica y poder narrarla de la manera que a mí me parecía más veraz y más adecuada para interpretar los procesos históricos. Pero a mi juicio esa síntesis no era una síntesis posible en ese momento histórico”.
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