“Hola amigos, desconocidos, conocidos, expertos, inexpertos. Yo estoy acá, postrado, como verán, y no me puedo mover hace mucho y mi cabeza tampoco. Mi vida fue en gran parte Cerdos & Peces. Fue un error, una equivocación, un yerro que cometió la naturaleza básica de los instintos del mundo. Me hubiera gustado manejar un tren en vez de ser periodista, pero bueno, es lo que me tocó. Espero que les guste este último número, que yo no voy a disfrutar porque seguramente voy a estar muerto cuando salga. Hasta pronto”, dice Symns en el video que anuncia el retorno de la revista.

Legalización de drogas, homosexualidad, sexo explícito, anarquismo, okupas, eran sus temas centrales instalados como polémicas en el ambiente. Al comienzo fue una sorpresa para sus lectores hallar un espacio de libertad que hoy en día sigue cuestionado o marginado.

Ahora, este regreso “por única y última vez” de Cerdos & Peces será una edición homenaje de 152 páginas con la colaboración de muchos de sus autores además de escritores de la escena literaria actual como Vera Land, Ricardo Ragendorfer, Andrés Calamaro, Fernando Noy, Maitena, Camila Sosa Villada, Mariana Enriquez, Fabián Casas, Dolores Reyes y Carlos Busqued, entre tantos otros.
El relato acorde al espíritu de la publicación dice que nostálgicos le insistieron a Symns, para que Cerdos & Peces regresara. El escritor aceptó con dos condiciones: que sea un solo número y que el contenido no sea un refrito de ediciones viejas, sino que todo el que se sume aporte material nuevo o inédito. Por este motivo para esta edición homenaje escribió un editorial e incluirá dos relatos inéditos propios, según parece uno de ellos “censurado” en algún momento.

La revista, puesta en un nuevo contexto, parece una parodia de lo que fue: Cerdos & Peces en el fin de la dictadura y en el lento comienzo de la democracia tuvo una fuerza difícil de calcular desde la perspectiva actual. Varios de sus temas abordados siguen siendo tratados, pero desde una mirada menos marginal, incluso algunos de esos temas alejados del centro hoy son parte de la agenda pública.
Desde su primer número de 16 páginas, la publicación planteaba temas de vanguardia o tabúes, donde nada debía estar prohibido. Una nueva edición y clausura es un hecho antropológico y, quizás, cargado de melancolía que no podrá leerse jamás como fue leído en su momento, pero que sirve como muestra actualizada de lo que era un espacio progresista en los años 80.
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