Policiales

juicio a los monos

Encubiertos sin autorización: verborrágico sargento declaró, se embarró y pidieron imputarlo

El sargento Lotito, que llevó el peso de la pesquisa contra el clan Cantero, terminó de declarar: dijo que se hacían pasar como trabajadores de prensa o asistentes sociales; también contó cómo conoció a algunos de los imputados.


Tres jornadas del juicio oral más público de la provincia se dedicaron al coordinador de la Brigada Operativa de la extinta División Judiciales, el sargento Ariel Lotito, sobre quien sus superiores descargaron responsabilidades en cuanto a la investigación de calle. El verborrágico suboficial, que el miércoles se explayó a sus anchas pero el jueves debió permanecer callado ante el maratón de 280 escuchas que se difundieron en la sala, en más de una oportunidad se extendió este viernes aun fuera de las preguntas de las partes. El interrogatorio por parte de las defensas fue desde su situación financiera hasta su activa participación en la investigación, que involucró a la familia Cantero en la megacausa Monos tras el crimen de Martín “Fantasma” Paz, en 2012. Se presentó como el intérprete de escuchas que dieron formato al caso y un conocedor de la jerga delictual. Conoció a Ariel Máximo Cantero, alias Guille, mucho antes de la pesquisa, cuando en sus tiempos libres se dedicaba a colocar acondicionadores de aire, y a Ramón “Monchi” Machuca en el cumpleaños de la hermana de estos, cuando trabajaba como custodio y estacionaba los autos de los invitados, con lo cual convalidó lo que había expresado Monchi antes de que, el martes al mediodía, comenzara a testimoniar.

Lotito trabajó en la ex División de Drogas Peligrosas durante 15 años; se explayó sobre informantes de sus colegas, trató de amigo a uno de los trece policías sentados en el banquillo y se desligó de los uniformados que fueron cayendo presos por connivencia con la banda: “Ingresaron solos en las escuchas, no los obligamos a tener charlas”, aseguró. Tampoco se privó de hablar de Claudio “Pájaro” Cantero –asesinado en mayo de 2013, en supuesta venganza por el crimen del Fantasma–, al que le endilgó relaciones amorosas con tres mujeres al momento de su muerte, entre ellas Mercedes Paz –hermana del Fantasma y quien sólo prestó declaración testimonial en este caso–. Los defensores no pasaron por alto su activa participación el en el Juzgado de Instrucción 4ª, a cargo de Juan Carlos Vienna, donde lo convocaron para trabajar tras la disolución de la Brigada de Judiciales, en abril de 2014. Dijo que su función fue “ordenar” la evidencia, y su labor fue autorizada por el jefe de Policía de aquel momento. El sargento aseguró que el 80 o 90 por ciento de las escuchas que se ventilaron en el juicio ya las conocía.

Viejos conocidos

El fiscal Gonzalo Fernández Bussy comenzó a preguntarle su conocimiento sobre ciertas personas o familias. Lotito conoció a Guille alrededor del año 2000, aseguró. Además de policía, el testigo se dedicaba a la colocación de acondicionadores de aire. Publicaba sus servicios en una revista semanal dedicada a los avisos. Lo llamaron de una casa, lo atendió una mujer y colocó dos artefactos. Resultó ser Vanesa Barrios, pareja de Guille Cantero, quien llegó a la casa cuando Lotito había terminado su trabajo y mantuvieron una conversación: “Se presentó, hablamos un rato, me mostró los pájaros que tenía. También me contó que tenía un campito con unos caballos”. Aseguró que Cantero conocía ya entonces que él era policía.

Lo volvió a cruzar en 2012, cuando trabajaba en distintos salones de fiesta de Rosario. “Ellos hicieron un cumpleaños de 15, creo”, dijo Lotito y aclaró que era de una hermana de Guille: “Se acercó una persona, creo que es (el ex barra de Newell’s Daniel) Vázquez. Me lo presentó un oficial que lo tenía de informante y Vásquez conversó un rato conmigo”. Le preguntó si sabía quiénes eran las personas que estaban en la fiesta, a lo que asintió y le presentó a Guille. Habló de quienes estaban en la fiesta, entre ellos el jefe de una barra brava local, y uno de los abogados defensores presente este viernes de la sala, “que aceptó con gusto que un cliente lo invitara a un evento personal”, aclaró luego el letrado.

La investigación

Lotito dijo que la Brigada de Judiciales fue creada para investigar hechos resonantes y fueron convocados por el jefe de la División para integrarla. Presentaron informes en distintas causas pero sólo en la que instruía Vienna por el crimen del Fantasma, la que luego derivó en el caso por asociación ilícita, continuaron. El policía fue el encargado de las escuchas telefónicas, piedra basal de la teoría fiscal.

Luego de la “faz de inteligencia” llegó la “faz investigativa”, dijo Lotito, donde se produjeron allanamientos. En algunos participaba desde el inicio y en otros iba después, pero siempre hacía un relevamiento de lo secuestrado, pese a que no siempre aparecía su firma en las actas. Ante ello, la defensa de Monchi pidió que sean girados a Fiscalía estos dichos para que se lo investigue por el delito de falsedad ideológica.

Lotito habló de la desconfianza ante la posible filtración de datos y aseguró que por este motivo eran pocos los policías que trabajaban en el caso. Hizo referencia a algunos elementos secuestrados como una ametralladora robada a fuerzas de seguridad en Córdoba o las fotocopias de los legajos de Luis “Pollo” Bassi, Facundo “Macaco” Muñoz y uno de los dos Milton (en referencia a Damario o César) en una heladera en desuso en una casa de pasaje 509 entre Melián y pasaje 514 –los cuatro estuvieron bajo investigación por el homicidio del Pájaro–. También describió secuestros de mucho dinero y balas en un domicilio de ese mismo pasaje en la casa de Hernán Bustos –condenado a través de un abreviado como miembro de la asociación ilícita–, quien le dijo que la plata la había tirado un auto que pasaba por el lugar mientras lo perseguía la Policía. Y al encontrarle las balas la respuesta fue la misma: esta vez las municiones fueron arrojadas desde una moto y como la Policía no la vio la ingresó a su casa, aseguró que le dijo el dueño de casa. También hizo referencia al allanamiento a la “mansión de Pérez”, como la mencionó, uno de los bienes decomisados al clan Cantero. Dijo que ese procedimiento fue positivo, porque demostraron el poder adquisitivo del grupo.

Información de calle

En cuanto al chequeo de la información que les llegaba, dijo que la corroboraban con bases de datos policiales, judiciales o de otras fuerzas de seguridad; también con otra información de calle. Y sondeaban mucho las redes sociales. Sergio Larrubia, defensor del comisario Gustavo “Gula” Pereyra, le preguntó sobre el concepto de agente encubierto. Explicó que no tenían, que esa figura debe estar autorizada judicialmente para que la persona se pueda introducir en una banda para obtener información, pero sí realizaban tareas encubiertas. “Se disfrazaba a dos personas del personal policial y se le pedía permiso al recolector para tomar la bolsa de basura, o se hacían pasar por asistentes sociales o periodistas”, reconoció.

Finalmente los defensores con sus preguntas lo llevaron a profundizar en el origen de la pesquisa, donde reconoció que se solicitaron copias del expediente después del pedido de las intervenciones telefónicas, aunque aseguró que leyó personalmente el expediente en el tribunal. Lo que le valió un pedido de imputación por falso testimonio.

También aceptó conocer el contenido del peritaje telefónico al celular del Fantasma, donde se habla de una deuda de dinero entre un tal Diego, a que luego identificó como Diego Cuello (detenido en una causa federal que también involucra al clan Cantero), y el Fantasma, con el que tuvo una gran cantidad de mensajes y llamados los días previos e incluso momentos antes de su muerte. Y que Luis Paz, el ex mánager de box que era padre del Fantasma y quien viajó en dos oportunidades con el juez Vienna a los Estados Unidos–, estaba sindicado por ellos como instigador del crimen del Pájaro y que no era informante de la Brigada. Finalmente se propalaron en la sala dos escuchas, a solicitud del defensor Fausto Yrure, entre el jefe de la División, Cristian Romero, y su subordinado Lotito, donde este último habla sin parar y le cuenta distintas circunstancias vinculadas con la investigación que vienen haciendo y cómo deberían actuar para tener éxito en sus planteos ante el juez Vienna.

MUJERES DEL PÁJARO

Lotito aseguró que investigaron también a las mujeres del grupo. Aseguró que el Pájaro tenía tres mujeres, la hermana de un policía que se suicidó, lo que describió como “una relación circunstancial”. Esta mujer, en un allanamiento realizado algunas semanas previas al crimen del Pájaro, en una casa de Regimiento 11 al 2500, los atendió y se presentó como su pareja. También nombró a Lorena Verdún (madre de los hijos del Pájaro y quien está acusada en este caso) y Mercedes Paz. Dijo que también investigaron a esta última y ese informe se pasó al magistrado Vienna.

EL AMIGO PREFECTO

En cuanto al efectivo federal Roberto Otaduy, uno de los acusados en el caso, Lotito dijo que era su amigo desde 1993. Añadió que estaba en un puesto donde no manejaba información, aunque luego agregó que Otaduy le daba información a (su superior en la Brigada, el subcomisario Luis) Quevertoque, datos que el primero obtenía de otro compañero de trabajo al que identificó como Luciano (en esta causa el prefecto Luciano Ramos fue condenado en un juicio abreviado). En cuanto a Otaduy dijo que no tiene bienes, hasta lo que sabe, que se prestaban plata para llegar a fin de mes y en una oportunidad se compró una camioneta no muy nueva que no pudo pagar, la devolvió y a cambio le dieron un Audi A3 de un modelo viejo.