Región

Rica y nutritiva

En Rafaela crean una barrita energética “adaptable” para los chicos que van a comedores comunitarios

El desarrollo está a cargo de un equipo de investigadores de la Universidad Nacional asentada en la ciudad santafesina. Es para alumnas y alumnas de primaria a los que se consultó sobre sus gustos. Está fortificada y pensada para que pueda ser intervenida sin modificar sus propiedades


Con el fin de promover la alimentación saludable en la infancia, investigadoras de la Universidad Nacional de Rafaela (Unraf) desarrollaron una barrita energética que aporta minerales importantes para el desarrollo de los niños y niñas, como zinc, calcio y hierro, entre otros. El proyecto se pensó en función de las necesidades de alumnos de escuelas primarias que asisten a comedores comunitarios, y con la posibilidad de que los responsables de esos espacios, y hasta las familias de los chicos, puedan modificar el alimento sin reducir sus propiedades.

“Como profesionales del terreno social, profesionales de las ciencias de la nutrición, tecnólogas en alimentos, el objetivo del proyecto es mejorar la nutrición de la población en edad de escolarización primaria con el fin de promover su crecimiento saludable. Por eso, diseñamos un proceso de investigación y desarrollo de un alimento nutritivo fortificado de aporte energético y proteico que, además tiene elementos minerales asociados al desarrollo adecuado”, explicó Andrea Bernacchia, directora del proyecto.

La investigadora de la UNRaf señaló que “el primer paso se ejecutó mediante una encuesta donde buscamos conocer las costumbres alimenticias de los chicos, detectar cuáles de los elementos resultaban relevantes para empezar y, en base a eso, diseñar una matriz que permita crear alimentos útiles nutricionalmente, pero que también sea del agrado de los niños y niñas”.

“Si bien nosotros queremos proponer una formulación base, nos gustaría que quede abierta para la intervención de los responsables del comedor. De esta forma se puede adecuar el alimento a los gustos de los chicos y se variaría el producto para no repetir siempre lo mismo”, aseguró Bernacchia en diálogo con la Agencia CTyS-UNLaM.

Las investigadoras enfatizaron que su desarrollo implica un trabajo más allá de las formulaciones y los preparados: quieren profundizar las tareas de extensión y transferir el conocimiento obtenido. “Vamos a educar a los agentes que intervienen en los comedores y al núcleo familiar de los niños para que estén capacitados en cuanto a los procesos de elaboración y manipulación sanitaria de los alimentos”, destacó Bernacchia.

La investigadora agregó que en la iniciativa cuentan con “el apoyo de docentes y estudiantes de la Licenciatura en Industrias Alimentarias para la etapa de difusión del proyecto, para que estos conocimientos lleguen a toda la comunidad”. El trabajo, recalcó, “promueve la soberanía alimentaria y la educación en materia de nutrición”.

El proyecto es uno de los seleccionados en la Convocatoria de Ciencia y Tecnología contra el Hambre del Ministerio de Ciencia y Tecnología.

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