“Pasan y tiran tiros. Es lo que vivimos día a día acá en la Tablada. Hoy fue esto, mañana no sabés”. Así manifestó su resignación un vecino de Necochea al 3800, a un par de horas de que el portón su casa fuera rociado a balazos por motociclistas, el martes por la tarde. Sólo unos centímetros separaron a un proyectil de la cabeza de uno de sus hijos, quien merendaba en la cocina. Veinticuatro horas después, a cinco cuadras, en Ayacucho al 4100 otra vez una ráfaga de plomo contra un pasillo aterró a un grupo de mujeres. En ambos casos en los que no hubo que lamentar víctimas, asomó una coincidencia: se habla de dos pibes que se manejan en una Honda Tornado blanca.
Ambos hechos son investigados bajo la calificación de abuso de armas o intimidación, una modalidad que afloró en los últimos años y es usada en general para amedrentar a moradores para que abandonen sus hogares. Los investigadores calcularon entre 2 ó 3 tiroteos diarios sobre frente de viviendas en la ciudad, muchos de los cuales no trascienden. En algunos casos, la agresión puede devenir fatal, como ocurrió a comienzos de semana en pasaje Seren y Cachi, en barrio 7 de Septiembre. Un grupo de amigos reunido junto con tres niños fue sorprendido dentro de su casa por un aluvión de balas que el deteriorado portón de entrada no contuvo. Sol Delgado, de 21 años, pasó a engrosar la listas de homicidios dolosos de 2019.
Las balaceras como método de apriete también tuvieron su capítulo esta semana en barrio La Guardia, en la zona sur. Alicia, una mujer que tiene una forrajería en Moreno al 4400, denunció, primero en la Justicia, y luego ante la prensa, que la fachada de su casa sufrió disparos y días más tarde fue blanco de un ataque con bomba molotov. En el medio, contó que recibió amenazas a través de mensajes de Facebook en los que nombraron a familiares. Todo para que abandone la casa, según dijo: “¿Te tenés que ir de tu casa porque ellos quieren? No, no es posible, no es así”, expuso en un mensaje tanto para las autoridades como para los atacantes.
En esa misma zona en un radio de dos manzanas, cinco familias sufrieron entre los últimos días de julio y los primeros de agosto balaceras con el mismo objetivo, forzar a que los moradores abandonen sus casas, contó la mujer.
La Tornado blanca
El martes a las 18 dos pibes al mando de una Tornado blanca transformaron en un colador el portón negro de una vivienda en Necochea y Biedma. En la casa vive un matrimonio y sus tres hijos de 21, 14 y 12 años. En ese momento estaba la mujer en la cocina, tomando un mate cocido con un hijo al que un proyectil le rozó la cabeza. Un vecino consultado para esta nota dijo: “El hombre (por el dueño de la casa) no se mete con nadie, trabaja. Te digo lo que se comenta en el barrio. Quizá se equivocaron, el tipo no tiene nada que ver. En la casa de al lado casi matan a una nenita”. Por fuera los peritos de la Policía de Investigaciones (PDI) recolectaron 13 vainas servidas.
Al otro día, las detonaciones sonaron en un pasillo de Ayacucho al 4000 donde llegó Policía de Acción Táctica (PAT) que estaba apostada en Ivanowski y y Colón. Al correr hacia el lugar los efectivos vieron perderse una moto enduro color blanca por Doctor Riva, dijeron voceros del caso. Ya en el pasillo, los uniformados entrevistaron a tres mujeres de 21, 22 y 70 años. En medio de un reguero de casquillos, Josefa –la señora mayor– contó que desconocía el porqué de los disparos contra su familia. Nadie resultó herido.
“En las actuaciones de la Fiscalía de Flagrancia mencionaron en ambos hechos de Tablada una motocicleta de similares características, pero no hay datos de sospechosos por el momento”, confió una fuente judicial.
Otra versión, de fuentes policiales, sostuvo que al menos en el hecho de Necochea, los autores estarían identificados.
Comentarios