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La orden fue trabajar

En los comercios del centro las mujeres no pararon

La postal del mediodía en este Paro Internacional de Mujeres mostraba el ajetreo de cualquier otra jornada. Salvo excepciones, la lucha feminista se redujo a un flyer que dice: “Feliz Día”


La postal del mediodía en este Paro Internacional de Mujeres mostraba el ajetreo de cualquier otra jornada. Foto: Juan José García.

Un cartel en la vidriera de un negocio de la peatonal Córdoba saluda a las mujeres y las invita a celebrar su día. Adentro las trabajadoras atienden con normalidad. Es el mediodía del segundo Paro Internacional de Mujeres. En los comercios céntricos, la orden es trabajar. Muchas no saben por qué parar. A otras no les interesa. Tampoco charlaron sobre la marcha ni para organizar una actividad especial, ni entre ellas ni con los patrones. Algunas pocas cuentan, casi en secreto, que hubieran querido parar. Pero hay que seguir las órdenes: las ventas no paran y hay que trabajar. En la peatonal, la lucha feminista se redujo a un flyer que dice: “Feliz día”.

“Si nuestras vidas no valen, produzcan sin nosotras”, es la consigna que popularizó la escritora Itatí Schvartzman y que se replicó en más de 57 países donde las trabajadoras adhirieron al segundo Paro Internacional de Mujeres (PIM). El objetivo es visibilizar el aporte de las mujeres a la economía y denunciar las violencias que se traducen en una brecha salarial de un 30 por ciento y en un asesinato cada 30 horas.

En Rosario los gremios de los sectores públicos y privados definieron modalidades de paro según cada sector. En el caso de los privados, las empleadas bancarias pararon de 10 a 11 y reforzaron la medida con asambleas y actos de delegados y comisiones internas durante la jornada. Las empleadas de comercio hicieron huelga de media hora, de 11.30 a 12 y movilizaron en las puertas de la Asociación de Empleados de Comercio.

Mientras las trabajadoras bancarias y empleadas de comercio marchaban al ritmo de los bombos por la peatonal, las trabajadoras de los comercios llevaban adelante la jornada con total normalidad.

Silvina trabaja en una reconocida perfumería de la peatonal Córdoba y contó a El Ciudadano que no le interesa parar. “No entiendo el sentido. Apoyo el reclamo de Ni Una Menos, pero estoy descreída de los paros. No consiguen nada”, opinó, y celebró que en la escuela de su hija den clases igual.

Foto: Juan José García.

 

Las empleadas de Falabella charlaban en un rincón de uno de los sectores de venta. No estaban parando. Tampoco hablaban de marchar. Tímidamente explicaron que celebraron el día pero entre las mujeres no organizaron ninguna actividad. Una de ellas contó que no está de acuerdo ni con el paro ni con marchar. “Después de los destrozos del año pasado no iría a la marcha”. Las demás asintieron con la cabeza y aclararon que no les interesa y está todo bien con la empresa.

Silvina es encargada en uno de los locales de una firma que vende bolsos y carteras. Como el resto de los comercios, ahí se trabaja con normalidad. “Tenemos un cartelito nomás”, dijo a El Ciudadano. Silvina es una de las pocas a las que le hubiera gustado parar. “Todo lo que nos proteja nos interesa, pero tenemos que trabajar. Tampoco podemos salir antes para ir a la marcha”, agregó.

Alejandra atiende la caja de un negocio de accesorios. Sabía que las mujeres del Sindicato de Empleados de Comercio iban a parar y a marchar por las peatonales, pero a ella le tocaba trabajar: “Si pasan por acá y nos dicen algo bajaremos la persiana. Pero los dueños nos hacen trabajar”.

Olga es farmacéutica y con sus compañeras pararon una hora. Una de ellas averiguó en el sindicato, pidió autorización y la tesorera, también mujer, lo aprobó. Pararon sólo por una hora y no hablaron de ir a la marcha. Para Olga fue un logro, pero hubiera querido organizar una actividad mayor. “Todos las empleadas somos mujeres y me hubiera gustado parar más horas para valorar nuestro trabajo. No se puede instalar muchos debates porque hay ideas arraigadas al patriarcado”, explicó. Olga dice que está emocionada porque es un día para luchar por los derechos. “Se están empezando a visibilizar la violencia, los derechos, el aborto. Está bueno que prendas la tele y en un programa de chimentos hable una feminista. A alguna mujer que mire ese programa algo le va a quedar. Es un momento muy importante”, agregó.

En la peatonal hubo muchos carteles pero las mujeres trabajaron igual. Foto: Juan José García.

 

En un local de ropa deportiva hay cuatro chicas trabajando. Según contó una de ellas, ninguna habló de un posible paro ni actividad especial: “No nos interiorizamos”. La misma situación se repitió en otro conocido local de ropa, en una óptica y en un bar donde las mujeres atendieron a los clientes, cobraron las compras, respondieron un llamado o cargaron mercadería en un estante del local.

Sobre la vereda, promotoras y vendedoras callejeras también cumplieron la jornada con normalidad. Victoria trabaja en una mutual y dijo que sabía del paro y de la marcha. Ella trabaja a comisión y no puede dejar de trabajar. A unos metros, Noelí vende chipá y su jornada, como la del resto, transcurrió con normalidad.

En el centro, las trabajadoras conmemoraron el día como cualquier otra jornada, trabajando.