Ciudad

En Las Flores no ven la hora de que lleguen las cloacas

Afirman que el barrio es “uno de los que más luchó” por tenerlas. En los próximos días sale la licitación.

El barrio Las Flores comenzó a tomar su fisonomía actual en el año 1968. Hasta ese entonces, en ese extremo de la zona sur predominaba la tierra en estado puro; casi todo era un gran descampado. A partir de ese año se comenzaron a construir las primeras viviendas, que a lo largo de una década ya serían 300 (150 “detrás” de Circunvalación y otras tantas al interior del anillo), todas edificadas y financiadas en distintos proyectos por el banco Hipotecario y el gobierno de la provincia. Casi consecuentemente, se creó la vecinal Las Flores Este, ya en el 78. Quienes habitan la zona aún hoy recuerdan que en aquel momento hubo una consulta para cambiarle el nombre al barrio dada la “fundación” reciente y a raíz de la propuesta de un grupo de vecinos, pero la mayoría no quiso. “Muchos no querían que el barrio termine siendo las Flores. Pero acá lo que predominó siempre fue la idea de cambiar la forma de vida, no el nombre”, expresa Felipe Schreyer, el titular de la organización.

Si embargo, a pesar de toda esa historia, Las Flores tomó notoriedad a nivel nacional con los saqueos del año 1989. Ese sector de zona sur fue uno de los epicentros de los acontecimientos que tuvieron a la ciudad como protagonista. Las imágenes de los supermercados invadidos por los necesitados recorrieron el mundo. Luego se repitieron en diciembre de 2001. Además, fue en una escuela de la zona donde un policía asesinó al militante social Pocho Lepratti. De allí en adelante, el barrio quedó estigmatizado; Las Flores, así, sin distinción de nada, pasó a ser sinónimo de delito. Basta sólo repasar lo publicado por los medios de comunicación hasta hace un par de años para encontrar que las notas versan casi con exclusividad sobre hechos policiales.

En tanto, cuando uno transita la zona observa que allí conviven realidades que, si bien no son tan disímiles, tampoco son iguales; por un lado, “detrás” de Circunvalación, están los asentamientos más precarios, donde la marginalidad y la exclusión golpean más duro. Por otro, en el sector que comprende la propia avenida que rodea la ciudad entre España, Battle y Ordoñez y San Martín (estos son los límites concretos de Las Flores este) el barrio ha ido tomando un mejor desarrollo.

Ese viejo anhelo

Como sucede con cualquier otro arrabal, en este último espacio el tiempo transcurre con calma. Para quienes habitan en Las Flores Este, en su mayoría hombres y mujeres de avanzada edad y jóvenes que trabajan en frigoríficos, metalúrgicas, obras en construcción o el servicio doméstico, hace un mes se anunció la llegada de una obra que era largamente esperado por muchos; este será el primer lugar donde comenzarán a construirse la nueva etapa de la red cloacal que prevé llegar a toda la ciudad.

“Este es uno de los barrios que más luchó por tenerla. Lo estábamos pidiendo. Se lo hicimos saber a todos lo gobernadores e intendentes que estuvieron. Ahora parece que se va a dar”, expresa esperanzado Schreyer, uno de los vecinos que se reunió con este medio en la antigua vecinal para conversar sobre las sensaciones que los sacuden.

Un poco más tarde de lo que había anunciado el municipio, en setiembre comenzarán las tareas con un presupuesto de unos 12 millones de pesos. Antes, en las próximas horas, se notificará a los vecinos del inicio y las características de las obras y además deberá abrirse un registro de oposición (ver aparte).

Lo cierto es que en Las Flores este saben que los desagües cloacales son el cimiento sobre el que se levanta toda la estructura de desarrollo de una calle, un barrio o una ciudad. Schreyer explica que la falta de la obra genera hoy “un atraso realmente de infraestructura fundamental. Esto será el despegue definitivo de la zona sur. Sobre la cloaca se construye el resto; se va a notar el barrio más limpio, la zanjas, se va poder pavimentar, hasta disminuirán los mosquitos. Además cambiará la conformación misma de las calles; la estructura urbana, en definitiva”, sostiene Felipe, mientras la mueca de felicidad se hace indisimulable en su rostro.

Por supuesto, todos tienen su propia preocupación. Olga López, otra histórica habitante de la zona, añora que tras las obras las veredas se nivelen con la altura de su propiedad. “Cuando yo vine a vivir parecía alta mi casa. Después cuando vino el pavimento, pareció como que se me hubiese hundido. Me acuerdo que dijimos: o se me fue para abajo el terreno, o algo pasó acá”, explica entre risas.

Las cloacas llegarán tras un hecho que desde hace ya un tiempo, antes de su radicación, había comenzado a darle otra fisonomía al barrio; en la vecinal sostienen que la llegada del casino comenzó a marcar un antes y un después en la historia de Las Flores. Todos hablan de una supuesta revalorización en las propiedades, rescatan el mayor movimiento de gente y vehicular, afirman que por la gran circulación policial los delitos han disminuido y destacan las remodelaciones llevadas a cabo en la zona. “Cuando uno ve un barrio que lo único que tiene es, mugre, yuyos, te deprime el alma. Y eso ha ido cambiando. Por ejemplo, es otra la iluminación en este sector. Hay más vida. Antes parecía que la zona sur terminaba en Arijón”, rescata Scheryer.

Las Flores en el imaginario social

Pero en la vecinal se animan a ir incluso un poco más allá y también hasta afirman que de la mano de las transformaciones y el desarrollo urbano de a poco también está cambiando la percepción en el imaginario social de los habitantes de Las Flores. “Ya ha dejado de ser un poco tapa de diario por tema de asesinatos u robos. Eso siempre genera que luego haya un desprecio a la gente de este sector”, sostiene Elio Roldán, un hombre corpulento y de voz gruesa, quien luego también agrega que decir Las Flores hacía que a muchos se le erizara la piel. “Significaba hablar de un ciudadano de segunda. Hoy eso ya no es tan así”, conjetura.

En la misma dirección Miguel Sánchez, apunta que al decir que eran de Las Flores muchas veces relegar a nuestros chicos quedaban relegados, por ejemplo, a la hora de buscar un trabajo. “Quedaban como marginados. Les decían; si hay te damos; si no, no. Todo esto se va transformando porque va a tener un sector más digno para vivir”, agrega luego.

Al margen de la realidad pasada o de lo que pueda venir, se nota que en Las Flores están orgullosos de su barrio. “La zona sur tiene una belleza natural que hay que saberla explotar. Es como una postal que preparó un pintor trazando un arroyo y al mismo una vía ferroviaria. Sólo hay que llenarlo. Acá tenemos un arroyo que si bien está arruinado, alguna vez se va a tener que mejorar. Lo mismo pasa con los parques. Así como se hizo con la zona norte, deberá mejorarse el sur. La ciudad sólo puede crecer para acá ahora”, sostiene finalmente Schreyer, mientras el resto de los vecinos asiente con su cabeza.

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