El mixto de Berti no camina. Lo formó en cinco partidos, y juntó tres puntos. Ayer tenía el partido ganado, después de mucho sacrificio, pero en el último centro Ríos (su primer gol en Primera) de cabeza sepultó la alegría rojinegra. No faltaba nada, pero Beloso perdió en la marca y Quilmes lo empató. Antes, parecía que Trezeguet iba a ser el hombre de la noche, por su gol convertido en un momento difícil.
Poco fútbol. Nada de sorpresa. Un primer tiempo que pasó sin emociones, en donde la lluvia fue el único dato inesperado. Banega como cinco clásico quedó lejos de los extremos, Muñoz e Isnaldo y eso fue un problema para Newell’s. Careció de generación de juego, dependía de lo que pudiera hacer un intermitente Figueroa. Orzán no juega nada con la pelota, así que su aporte a la causa fue nulo. Y el pelotazo de Heinze, que suele ser preciso y salvador, con la lluvia se hizo casi inútil.
Por eso, la única llegada clara la protagonizó Muñoz. Pero, se marcó solo y pifió a la hora de patear, después quiso inventar un penal, como para terminar la acción en un acto cómico. Nada más pasó, Quilmes juega a que pase el tiempo. Sin ideas, aguanta como puede, y con eso se va feliz. Su futuro es decadente.
El segundo tiempo le agregó nerviosismo al juego. Quilmes sabe que está casi condenado y no tiene en mente nada importante para intentar una hazaña.
Y Berti, que no es de lo más lúcido, volvió a acertar con el ingreso de Trezeguet. El francés está empecinado en dejar un buen recuerdo. Y con un cabezazo salvador a doce del final marcó lo que lucía como el gol de la victoria.
Claro que Ríos y su gol cambió el ánimo de todo Newell’s. Es la quinta vez que aparece el equipo mixto, solo sumó tres puntos. Ayer, fue un regalo por las carencias del rival.
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