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En el barrio Stella Maris, la escuela empuja la inclusión

Por: Laura Hintze. El colegio de José Ingenieros 8666 abrirá un sábado al mes para hacer un encuentro cultural y social.

Con un simple espectáculo de folclore, la escuela Alicia Moreau de Justo – calle José Ingenieros 8655, barrio Stella Maris – abrió sus puertas por fuera de los días de dictado de clase y de la formalidad cotidiana. Así, y cumpliendo con su papel de espacio público y estatal, comenzó a atravesar por un nuevo desafío en el barrio: transformarse en un punto de encuentro y de integración social. La iniciativa parte de las autoridades del Distrito Noroeste “Olga y Leticia Cossettini” y de los representantes de las instituciones barriales, y busca, precisamente, que los propios vecinos y las instituciones que están en el Stella Maris se encuentren. “Es parte de una estrategia y desafío del gobierno local: lograr la inclusión social”, destacó y valorizó el secretario General de la Municipalidad, Jorge Elder.

Tras una serie de reuniones entre vecinos, organizaciones y el municipio, surgió la propuesta de organizar encuentros culturales todos los últimos sábados de cada mes, con entrada libre y gratuita, en la escuela Alicia Moreau de Justo, del barrio Stella Maris. Así, ayer se presentó el primer espectáculo de esta iniciativa: un show de folclore que comenzó cerca de las 15.30 horas y se extendió a lo largo de la tarde. Sin embargo, ésta no fue más que una manera de materializar lo que Jorge Elder, secretario General de la Municipalidad de Rosario, definió como “una estrategia sistemática para seguir haciendo cosas de manera permanente”. Así, la tarde libre del sábado y la cultura sirvieron como pata y excusa para que la escuela abra sus puertas y sea un lugar de inclusión.

“Nosotros como representantes del Estado vamos a brindar nuevas posibilidades. Con estas actividades de cada sábado, queremos abrir un espacio en que los vecinos se encuentren, se unan y tengan un motivo para convocarse”, señaló Juan José Di Pollina, director del Distrito Noroeste. “El motor que nos movió fue encontrar un espacio y una razón para encontrarnos. Nuestra propuesta en un principio fue un curso de fotografía y cine, un sábado de cada mes. Pero el director de la escuela nos contó que en el barrio mucha gente canta y toca folclore, entonces entendimos que había que empezar por ahí”. El de ayer fue el primer encuentro de los tantos que van a intentar en que los propios vecinos sean partícipes del escenario; y fue, a su vez, la consolidación de un proceso que arrancó el año pasado. “Primero el patio de la escuela se abrió por un proyecto del Presupuesto Participativo del 2011, y se hizo un encuentro de fútbol. Ahora hay que continuar con eso”. Este tipo de trabajo se realiza desde el Distrito, pero como consecuencia del encuentro en diferentes mesas: una, la municipal, en la que está el “pequeño gabinete” con representantes de cada secretaría del ejecutivo; la otra, entre el director del Distrito y miembros de las instituciones que forman parte del barrio: escuela, iglesia, centros comunitarios, vecinal, entre otras.

Según señaló el secretario General de la Municipalidad, el barrio Stella Maris “es un lugar estratégico de trabajo”, ya que, y tal como sostuvo, “dentro del distrito se han identificado ciertas zonas con una importante presencia del Estado. Son zonas con ciertas problemáticas: mayor vulnerabilidad social, inseguridad, algunas condiciones de hábitat también”. Ahora, lo que se busca es ponerle más énfasis al trabajo estatal y “articular mejor a todos los efectores y estrategias en juego para tener más impacto”. Así, este trabajo de encuentro social no podría hacerse sin la existencia de instituciones, estatales o no, en el lugar. La escuela, en este caso, cumple un papel fundamental.

Si bien la “Alicia Moreau de Justo” está en el barrio garantizando el derecho a la educación, el desafío es lograr que la institución se levante y los chicos vayan a clase, ya que el nivel de escolarización es muy bajo. Las puertas de la escuela abiertas un sábado a la tarde para hacer algo que no sea asistir a clases, impulsa a que cada persona del barrio se sienta parte y dueño de un espacio que le pertenece a todos.

“Salud, asistencia alimentaria, y educación ya están garantizados en el barrio, pero hay otras problemáticas: la falta de actividades para jóvenes, el consumo de drogas, la organización del barrio, la escolarización. No es que el Estado o las instituciones no estaban, sino que solos no alcanzaban. Entonces, desde el Distrito articulamos para que se encuentren y poder tener objetivos y resultados comunes”, destacó Jorge Elder. Y agregó, a modo de conclusión: “Esta es una construcción permanente de derechos, con un Estado que está todos los días en el barrio y se materializa en centros de salud o la escuela. Con este tipo de anclajes, el Estado se legitima. El gran desafío como gobierno local es lograr la inclusión social. Vamos con salud, escolaridad, inclusión a los jóvenes, cultura un sábado a la tarde. Todo es parte de una estrategia: la de construcción de ciudadanía”.

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