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En Chile no hubo “dictadura”

La gestión de Sebastián Piñera cambió la currícula en su sistema educativo y a partir de este año se enseñará en las escuelas que el gobierno de facto de Augusto Pinochet fue solo un “régimen militar”.

El ministro de Educación de Chile, Harald Beyer, confirmó ayer que el gobierno de Sebastián Piñera modificó las bases curriculares de primero a sexto año básico para que los niños, niñas y jóvenes “aprendan” que en ese país no hubo una dictadura, entre 1973 y 1990, sino un “régimen militar”.

Beyer, quien fue nombrado la semana pasada en el cargo tras la dimisión de Felipe Bulnes, dijo a los periodistas que “se usa la (definición) más general, que es régimen militar y no dictadura”.

El titular de la cartera de Educación indicó que anteriormente se señalaba expresamente a la dictadura chilena como uno de los períodos de la historia nacional, mientras que en el nuevo curriculum “se reemplaza dicha expresión por régimen militar”.

El nuevo texto llama a “comparar diferentes visiones sobre el quiebre de la democracia en Chile, el régimen militar y el proceso de recuperación de la democracia a fines del siglo XX, considerando los distintos actores, experiencias y puntos de vista, y el consenso actual con respecto al valor de la democracia”, subrayó la autoridad chilena.

Según Beyer, la modificación pasó por todas las instancias regulares encargadas del tema y por “un Consejo (Nacional de Educación) transversal, que lo aprobó y no hizo reparos”.

El cambio se concretó mediante “un procedimiento donde participaron muchos educadores”, agregó.

El ministro chileno aseguró que la modificación “no tiene que ver con adherentes o con detractores, sino con expresiones que se usan habitualmente en estos currículos, en distintas partes del mundo”.

“No es (el de Augusto Pinochet) un gobierno democrático, pero régimen militar también tiene esa acepción”, concluyó.

La gestión de Pinochet viene siendo calificada hasta ahora como una dictadura y golpe de Estado.

Durante esa dictadura, que duró 17 años, murieron más 3.200 chilenos a manos de agentes del Estado, unos 1.200 continúan en condición de detenidos desaparecidos.

Asimismo, más de 28 mil personas fueron torturadas y centenares de miles debieron exiliarse por la presión política de Augusto Pinochet.

La modificación se concretó el pasado 9 de diciembre en una sesión extraordinaria del Consejo Nacional de Educación, en la que se aprobó una propuesta del Ejecutivo para las bases curriculares de primero a sexto básico en las áreas de Lenguaje y Comunicación, Matemáticas, Historia, Geografía y Ciencias Sociales y Ciencias Naturales, y de quinto y sexto básico para Inglés.

Durante 2011, el gobierno de Sebastián Piñera enfrentó una larga lucha estudiantil que desgastó la imagen positiva que había cosechado cuando rescataron a los 33 mineros de San José. La juventud trasandina reclamaba una educación sin fines de lucro ya que, en dicho país, la educación pública y gratuita es prácticamente inexistente, mientras que la enseñanza está en manos de empresarios. Esa estructura de aprendizaje fue diseñada durante la dictadura pinochetista. De hecho, muchos empresarios que administran establecimientos educativos surgieron de esa época y tienen relaciones con el gobierno. El ex ministro de Educación, Felipe Bulnes, estuvo en el centro de debate durante todo el año porque intentó poner freno a la creciente demanda estudiantil contra uno de los más privatizados sistemas educativos. Otro que debió renunciar a la cartera de Educación fue Joaquín Lavín, fundador dela Universidaddel Desarrollo (institución privada nacida en 1990), a quien se denunció que era el dueño de todas las empresas que le suministraban servicios, algo prohibido porla Constitución.

En Chile, sólo el 40 por ciento de los escolares recibe educación en colegios públicos gratuitos, mientras que, a nivel universitario, no hay posibilidades de estudiar sin pagar. Para acceder a la educación superior, los estudiantes deben solicitar créditos internos o en bancos privados. A nivel secundario, más de la mitad de la matrícula está en manos de colegios que reciben subvención estatal y el aporte de los padres.

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