Cultura

En camino hacia una de las formas de interrupción del poema

Poeta, performer y tallerista, Flavia Calise sostiene que la forma de los poemas tal como son conocidos debe destruirse para encontrar otra nueva. Autora de diez libros y textos que se leen también en redes, en las líneas de sus trabajos destacan el (des)amor, el encuentro, el deseo y la experiencia


Guadalupe Carmona / Especial para El Ciudadano

Flavia Calise es poeta, performer, y con apenas 29 años ya ha publicado más de diez libros. El (des)amor, el encuentro, el deseo y la experiencia toman cuerpo en las líneas de sus poemas. “Nadie puede escribir sin vivir, por eso está tan difícil, creo, la inspiración en este momento”, dijo la autora.

Algunos de sus títulos publicados son Diario en carmesí (Letra viva, 2012), El incendio que hicimos en tu casa (Textos intrusos, 2018), Beso las flores antes de tirarlas (Concreto editorial, 2018), ¿Qué es la ternura? (Concreto editorial, 2019), La violencia de una estatua (Hexágono Editoras, 2020).

Actualmente se dedica a la lectura en vivo y a la creación de personajes performáticos que dialogan a través del lenguaje poético. Además, coordina distintos grupos del taller de poesía y performance llamado “Es importante besarse bailando de vez en cuando”.

Abarcar los contextos socio-políticos en que los textos están insertos

Sus comienzos en la escritura están marcados por la casualidad. “Simplemente encontré unos libros en algún revistero viejo de la casa de mi madre. Poesía clásica, hablamos de Rubén Darío, (Oliverio) Girondo, con lo que mucha gente que escribe comienza. Empecé a leer y me quedé enganchada”, contó Calise, y agregó: “Me interesaba mucho comprar revistas en puestitos de diario todos los sábados, me ocupaba de leer siempre algo nuevo”.

Para Calise lo indispensable a la hora de escribir es leer. Mucho. “Lo que más me influencia son los textos, creo que nadie puede escribir sin leer”, deslizó. Para la joven autora, “ningun escritore puede ser buen escritore si no lee, sobre todo si hablamos de poesía”. De la misma manera, consideró que es esencial abarcar los contextos sociopolíticos en los que esos textos están insertos. “Vamos a leer este poema, vamos a fijarnos en el contexto porque eso crea un escenario, no es lo mismo leer poesía con o sin  un marco teórico. Me parece fundamental”, aseguró la poeta.

Algo se tiene que romper en el poema

“Cada vez más quiero interrumpir la forma del poema. Creo que la forma del poema tiene que ser destruida tal y como es conocida”, afirmó Calise. La emergencia de escritoras como Calise implica, por lo menos, cierta discontinuidad en lo que habitualmente se lee.

La performer señaló que la gente que hace poesía debe animarse a crear nuevos formatos de poemas: “Hay algo que se tiene que romper y no está mal, no hay que tenerle miedo. El poema puede venir o devenir en mail, mensaje, cadena de mensajes, en conversaciones, pensando sobre todo en la circulación de la poesía marginal, por ejemplo”, planteó.

Desde hace algunos años, poesía y perfomance van de la mano en la vida de Calise. “Algo de la voz se fue corriendo cada vez más a «lo deforme»’, es lo que me interesa descubrir, a lo que apunto.

Tiene que ver con que el texto se vaya perdiendo y haya una voz que en algún punto sea lo que finalmente explote”, expresó, y sostuvo que la performance está en un momento complicado: “Creo que tiene que ver con el dolor vital que está pasando la sociedad y el contexto de crisis, tristeza, angustia, ansiedad”.

Palabras que tienen que ver con el acompañamiento

En relación a qué es lo que la motiva más en estos tiempos, Caalise contó: “Quizás tiene que ver con un período, pero en este momento me activa o me calienta más –diciéndolo vulgarmente–, la perfomance. Me enciende más poner el cuerpo y leer un texto en vivo, me gusta mucho más que escribirlo”.

Del otro lado de las palabras siempre está quién nos lee. Sobre este aspecto, Calise comentó que mantiene contacto fluido con sus lectores.

“No sé cuánta gente es, pero respondo a todos quienes me escriben. Me dicen palabras que tienen que ver con el acompañamiento, que es lo que a mí me deja tranquila o me gusta, algo de llevar un momento de determinada manera y con poesía llevarlo de otro, eso para mí es una vida completamente distinta. Me ha sucedido a mí y me alegra que le pueda llegar a suceder a otros”, indicó.

Instagram, una herramienta del bien y del mal

Los escritos de la joven autora circulan en forma de libros -tres de ellos presentes en librerías y en las páginas de editoriales como Concreto Editorial, Hexágono Editorial o Acordeón Editorial-, en diarios, revistas, y por supuesto, en internet. Las redes sociales se han convertido en instrumento de autodifusión en un mundo pandémico altamente digitalizado.

“A nivel poético y a nivel real, Instagram es una herramienta del bien y del mal, porque es el recorte del recorte del recorte. Pero sí creo que mucha gente llega por ahí y después te compra el libro, y me parece bárbaro. Usarla como herramienta sabiendo que no es definitiva, impulsada básicamente por el momento que estamos viviendo, que tiene que ver con lo tecnológico. Así que agradecida, sabiendo que en realidad el poema se trabaja minuciosamente y no es la inmediatez todo el tiempo”, dijo Calise.

Escribir poesía es un trabajo

Asimismo, la poeta se refirió a cómo se desarrolló su vínculo con las editoriales en el transcurso de su carrera: “Es complejo. Tengo muchos años de manejarme con editoriales que no me han sabido tratar, sobre todo en poesía. Como algo del destrato y ni hablar del dinero. Para les poetas jóvenes y emergentes es difícil. Hasta que no me encontré con Concreto no tuve un buen trato editorial”.

“Algo que me parece fundamental es que escribir poesía es un trabajo que se debe cuidar y que se debe pagar, y que las editoriales deben estar atentas a sus autores, autoras y autorxs”, finalizó Flavia Calise, remarcando la importancia de promover condiciones dignas de trabajo en el mundo de la escritura.

En el próximo agosto llega a librerías Mientras te llamo diseño mi tumba, un poemario de Calise que busca resignificar sus primeros libros.

Fragmento de Mientras te llamo diseño mi tumba:

“…hacía calor y el ventilador de techo no funcionaba. era de hierro y estaba oxidado. Tenía colgadas unas cintas lisas desde el centro hacia afuera. sin electricidad, no giraban. a las cuatro salí a fumar al balcón y el humo bautizó un grito, de lejos se reían tres chicas ¡lo que daría por un golpe de inocencia! hace poco comencé a temer a la calvicie y dejé de aclararme el pelo que ahora es negro, como un zapato…”

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