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En busca de buen diálogo

Pablo Cococcioni, nuevo director de la Unidad Penal Nº 1 de Coronda, sostuvo que no llegó para hacer “movidas de personal” sino para atender las necesidades del Servicio Penitenciario y de los internos.

El abogado y docente Pablo Cococcioni asumió hace una semana una tarea que, a primera vista, no parece fácil: la dirección de la Unidad Penal Nº 1 de Coronda, lugar marcado durante mucho tiempo por los conflictos, los motines y las muertes, que incluyen la masacre ocurrida en abril de 2005 cuando fueron asesinados 14 reclusos, en un hecho que marcó la rivalidad existente en el lugar entre “rosarinos” y “santafesinos”. El nuevo director admitió tener cierta experiencia en política penitenciaria, entre otras cosas porque desde hace dos años se desempeña como asesor en ese penal y sostuvo que apuesta a mantener “un diálogo permanente con los internos”, que se lleven a cabo mejoras edilicias de sustancial importancia y que se optimice también la situación del personal del Servicio Penitenciario.

“Esta no es una nueva gestión, sino una continuidad de una política”, comenzó diciendo Cococcioni en diálogo con El Ciudadano. Y enseguida arremetió anunciando que su trabajo girará en torno a tres ejes, a los que consideró como prioritarios para atender la demanda de los poco más de mil reclusos y casi 800 empleados en la Unidad Penitenciaria Nº 1.

El primero de ellos tiene que ver con los reclusos. “Tengo como prioridades tres ejes de gestión: trabajar fuertemente la relación con la población del penal para poder responder a sus necesidades y lograr una mejor calidad de vida para ellos. Esto está directamente relacionado con la reducción de conflictos y las situaciones de violencia que se puedan general”, dijo el nuevo director del penal corondino.

“En segundo lugar; dignificar la figura del trabajador penitenciario, ya que no se puede obviar al personal. Muchas veces se les exige mucho, pero quizás no se ve en detalle las falencias que el sistema tiene y que impiden que haya bienestar en su ámbito laboral”, explicó Cococcioni, quien aclaró: “Hay que destacar que somos un equipo de trabajo y cada cual debe cumplir su rol de la mejor manera”.

El tercer eje tiene que ver con la infraestructura del penal. “La cárcel de Coronda es vieja y hay muchos problemas que no se corrigen en un año o dos, sino a lo largo del tiempo. Hay que trabajar mucho para mejorar toda la infraestructura del penal”, dijo el director. Como ejemplo mencionó las falencias en cuanto al mantenimiento y la higiene de la cárcel. “Hace poco hubo una protesta por estos temas y por escasez de agua. Hay que atender esas demandas y lograr una solución definitiva, para que no haya más problemas”, sostuvo.

—­­¿Está prevista la realización de reformas en el penal?

— Hay trabajos que se están haciendo, y se van a continuar. Hay una fuerte apuesta a optimizar el funcionamiento de los lugares de alojamiento, mejorar el sector permitirá evitar al máximo las situaciones irregulares.

Hay una obra que yo considero de importancia mayúscula, y es la mejora de la cocina del penal, es algo de vital importancia, ya que está en juego la higiene y la manipulación de alimentos. Eso implica un cambio del modo de vida y un mejoramiento sustancial para los reclusos. La obra, con un presupuesto superior al millón de pesos, está en etapa de licitación. La idea es comenzar lo antes posible. Ya sé iniciaron las gestiones y eso depende de ciertas variables que no corresponde a la dirección sino que responde a la licitación de la obra por más de un millón de pesos. No se si se terminarán en mi gestión. Pero es algo de vital importancia, ya que está en juego la higiene y la manipulación de alimentos. Eso implica un cambio del modo de vida y un mejoramiento sustancial para los reclusos.

—¿Cómo está hoy la relación entre rosarinos y santafesinos?

— Todos recordamos las tristes  y violentas efemérides del 2005, pero afortunadamente se ha ido eliminando el conflicto. Actualmente no hay una división tan tajante entre internos del norte de la provincia y los del sur como hubo en su momento. Se avanzó mucho en la integración de los internos con actividades culturales y laborales. Es un tema con una propia y particular historia, por eso se trabaja con prudencia.

—Menciona prudencia. Desde 2005 las visitas se dividieron, algunos días recibían a familiares los reclusos del norte y otros días los que eran del sur, ¿esa separación continúa?

— Sí Salvo situaciones puntuales y particulares, los sábados reciben visita los internos del norte y los domingos los del sur. Las  visitas especiales son los miércoles para los internos del pabellón disciplinario. Hay un sistema restringido para evitar roces y luego están las situaciones especiales que son autorizadas por las autoridades de la unidad, cuando reciben visitas de algún familiar de algún lugar lejano al penal. Esos casos especiales se contemplan con el título de excepcionales.

— Hace casi una semana que asumió pero, ¿tuvo posibilidades de relacionarse con los reclusos?

— Yo tenía una relación permanente con los internos desde antes de asumir, ya que estoy trabajando como asesor del penal desde hace dos años. Hoy mis objetivos son recorrer con las autoridades el penal para ver cuál es el panorama y escuchar y recibir las demandas de todos. En una primera etapa, que podríamos llamar de transición, vamos a recibir y escuchar los planteos en forma genérica, después vamos a tener encuentros más orgánicos, para charlar puntualmente sobre cada pedido y trabajar a partir de ahí.

— ¿Piensa realizar modificaciones en cuanto al personal del penal, teniendo en cuenta que el subdirector Miguel Chialvo ha sido cuestionado por su accionar en un blog de los reclusos?

— No he venido para hacer movidas de personal. En mis primeros días de gestión hemos planteado los mecanismos de trabajo; vamos a tener como algo primordial el diálogo con el interno y una comunicación fluida con el personal. En relación al blog, si algún funcionario fue objeto de crítica, se verá el tema en forma particular. Todos estamos expuestos a ellas (las críticas) cuando trabajamos en la gestión pública. Hay que  tomarlas de manera constructivas y mejorarlas con el trabajo cotidiano. Hay que recepcionar las críticas y después tomar las medidas que sean necesarias. Tenemos  que establecer un mínimo de tolerancia para ir solucionando los problemas a medida que avancemos en este proceso.

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