País

De la ficción a la realidad

En Argentina ya son 45 los fallos que autorizan gestaciones solidarias

A pesar del vacío legal que hay en el país, la Justicia se muestra favorable a la autorización de la práctica. La serie “Pequeña Victoria” puso el tema en agenda. Marisa Herrera, abogada e investigadora de Conicet, habló sobre la urgencia de regular la maternidad subrogada


Victoria es una bebé gestada por Bárbara con óvulos de Jazmín y esperma de Ema, una mujer trans. La triangulación que pone en agenda la serie de Telefé protagonizada por Julieta Díaz, Natalie Pérez, Mariana Genesio e Inés Estévez, se aleja y no de la realidad de la gestación solidaria. Con una trama que oscila entre la simplificación y la exageración de lo que implica esta práctica, lo cierto es que “Pequeña Victoria” logró poner en agenda una realidad que existe en el mundo y en Argentina, donde no existe aún una ley que la regule.

Sin embargo, a pesar del vacío legal que hay en el país, desde 2013 hasta hoy fueron emitidos 45 fallos judiciales autorizando procesos de gestación por sustitución. Es decir, la maternidad subrogada es posible en Argentina pero sí o sí se debe pasar por la instancia judicial antes de iniciar los tratamientos de fertilización que dicha práctica conlleva.

Y a diferencia de países como Estados Unidos o Canadá donde es legal el alquiler de vientres, y una subrogación puede oscilar entre 150 mil y 200 mil dólares, en Argentina el altruismo por parte de la gestante es un requisito clave para la Justicia a la hora de fallar a favor o en contra cada solicitud. Así como también la imposibilidad real de la gestación.

En ese sentido, las historias que más se repiten a la hora de hablar de subrogación están signadas por algún impedimento físico de quien desea ser madre (uno de los más comunes en el Síndrome de Rokitanskyl, por el cual una de cada cinco mil mujeres nace sin útero), o por parejas igualitarias o familias monoparentales integradas por hombres.

Marisa Herrera es abogada especialista en familia e investigadora de Conicet, y candidata a senadora suplente de Dora Barrancos por el Frente de Todos. Formó parte del equipo que en 2011 redactó el nuevo Código Civil, sancionado en 2015, y es una de las principales impulsoras en el país de la regulación de la gestación por sustición. El miércoles pasó por Córdoba para dar una charla sobre el tema en la UNC y antes habló con La Nueva Mañana.

-Desde hace casi 10 años venís luchando para que la gestación por sustitución sea regulada en Argentina. ¿Creés posible lograr una ley?

-Desde el 2013 a hoy, hay 45 fallos por gestación sustituida en el país que dan cuenta de lo urgente que es regular esta práctica. Desde 2011 venimos empujando para que pueda tener un marco legal, que garantice los derechos de las partes intervinientes. Más allá del debate teórico que implica el tema, y que es necesario dar, más urge regular. Después debatimos si en un mundo capitalista está bien o mal que el cuerpo sea considerado una mercancía, pero ahora hay que regular para evitar que haya partes perjudicadas. Debemos garantizar que se pueda llevar a cabo de forma legal, con toda la cobertura médica que corresponde, y que no sea algo por izquierda.

En 2011, cuando reformamos el Código Civil ingresamos un proyecto para contemplar la subrogación, pero a último momento no ingresó. Desde ese entonces, luchamos contra el vacío legal.

-En “Pequeña Victoria” la gestante recibe una retribución económica. ¿Cómo es la situación en Argentina?

Justamente, a partir de la serie de televisión, hicimos una investigación sobre los 45 fallos que te mencionaba antes para analizar este punto en particular y detectar si había o no un perfil mercantilista. Ese estudio arrojó que el 74 por ciento de las mujeres gestantes son parientes de la persona o pareja que tiene la voluntad procreacional. Es decir, en siete de cada 10 casos quien gesta es la madre, la hermana o la cuñada, o una amiga íntima, y lo hace como un acto de amor, de solidaridad. El vínculo es fácil de acreditar.

El 26 por ciento restante es ‘una conocida’, lo que te da la espina que hay algo detrás, probablemente un acuerdo económico como en la serie, donde claramente está exagerado para hacerlo más fácil de entender. Aunque pasó en 2015, en Mendoza con la Agencia Argentina Maternity, y es problablemente sucede, solo que al no haber una ley, no hay registro, no hay control, no hay datos. Esto significa que la tendencia es la gestación por altruismo, pero no quita que existan gestaciones pagas.

-¿Qué proyectos existen actualmente en Argentina para regularla y qué puntos principales tienen?

Hubo varios proyectos en 2016, algunos de los cuales perdieron estado parlamentario. Quedaron el nuestro, del Frente para la Victoria, y el del diputado de Cambiemos Daniel Lipovezky. Para juntar fuerzas, la semana pasada unificamos criterios y llegamos a un consenso, que concluyó en un solo proyecto. Se trata de una modificación al Código Civil, que probablemente se trate el año próximo.

Entre los principales puntos que proponemos está la figura de una compensación para la gestante, en la que se tiene en cuenta que para poder gestar la mujer debe dejar de trabajar un tiempo, hacerse estudios médicos, someterse a un desgaste corporal.

Es similar a lo que proponíamos en 2011, en el Código, donde dicha compensación se calcula en base a los ingresos previos que quien gesta tenía antes de quedar embarazada. Se hace un cálculo proporcional entre los días del embarazo y lo percibido salarialmente en su trabajo. No hablamos de 150 mil dólares, como el costo que tiene un tratamiento por gestación en Estados Unidos o Canadá.

También proponemos que nadie pueda ser gestante más de dos veces para que no se convierta en un comercio.

Y a diferencia de la serie “Pequeña Victoria”, donde el personaje de Julieta Díaz busca a otra mujer para tener a su hija en pos de priorizar su carrera profesional, nosotros prohibimos esa forma, con la cual no estamos de acuerdo. Para eso establecemos que debe existir alguna dificultad médica, o incompatibilidad como en las parejas igualitarias.

La inclusión en el Código Civil es más simple que la creación de una ley, donde deberíamos abordar la parte penal, entre otras aristas, y eso demoraría el proceso que justamente buscamos agilizar. Es fundamental regular distinto, lo que de base es diferente. Hay particularidades en las técnicas de reproducción que no se dan en la filiación biológica, y que hoy, a pesar de existir en la práctica, no existen legalmente. Debemos transformar eso e incluir lo que ya está ocurriendo. Por último, un dato importante, es que en los 45 fallos, nadie, ninguna parte, se arrepintió. Hasta ahora, no hubo ningún conflictos de ningún tipo.

 

Por: La Nueva Mañana

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