El Hincha

Copa de la Liga

Empate con sabor a poco para Newell’s, que fue superior a Unión en el Parque pero terminó 1-1

Jorge Recalde con un gran cabezazo había puesto merecidamente en ventaja a la Lepra, que sufrió el gol de Zenón cuando mejor jugaba y después no tuvo puntería para ponerse nuevamente arriba en el marcador. Sigue invicto y en la punta con Racing, que igualó en cancha del Ciclón

Foto: Franco Trovato Fuoco

Sigue líder y desde allí Newell’s no se baja de la ilusión. El empate con Unión tiene ribetes de bronca, porque pudo ser victoria rojinegra, pero tiene poco espacio para el reproche para la Lepra, que siempre buscó el triunfo aunque los argumentos a veces pasen más por las ganas y la voluntad y no tanto desde el juego.

Newell’s arrancó apurado, como si el parate de dos semanas por las Eliminatorias lo hubiera llenado de ansiedad. Y así las imprecisiones superaron a la claridad. Ganar por afuera, con el tándem Méndez-Aguirre o con Martino-Sordo, proyectó muchas jugadas prometedoras, pero los finales de esos cortometrajes del partidos no fueron felices.

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Así y todo, el Rojinegro se las ingenió para hacer levantar de la butaca a los exigentes plateistas de la Visera. Primero Aguirre peleó una pelota que parecía perdida y obligó a una gran atajada de Moyano, después Velázquez le erró al arco de cabeza tal vez sorprendido por una fallida salida del arquero rival y antes del descanso Martino sacó un zurdazo con destino de red que el arquero del Tatengue desactivó con una volada.

Unión se paró como un equipo cuidadoso, pero amagó a salir rápido cuando pudiera. Y Domina, el juvenil atacante, complicó más de lo imaginado al siempre seguro Velázquez. El calor también fue protagonista, tal vez por eso hubo momentos para la siesta, donde ambos equipos buscaron oxígeno, algo que la Lepra siempre tiene de sobra.

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Hacer el primer gol no siempre es garantía, pero con Newell’s es una buena señal. Y llegó tras una pelota parada, como tantas veces en el ciclo Heinze. Centro perfecto de Sordo y cabezazo atacando la pelota de Recalde. Fórmula simple para conseguir una ventaja merecida.

El partido entró en zona rojinegra. El impulso del gol se sintió y los jugadores leprosos parecieron multiplicarse. La sensación era de segundo gol de Newell’s, pero Unión tenía otra idea. De un lateral, sí de un lateral, la pelota voló al área rojinegra y quedó sin dueño. Entre dudas, Zenón encontró la pelota y la puso contra un palo tras un desvío en Sforza, sin que Hoyos pudiera hacer mucho.

El golpe sacudió a la Lepra. Y por un rato el Tatengue tuvo la chance de pasar al frente. Pero no aprovechó ese desconcierto y el equipo de Heinze se puso de nuevo en partido. Y lo fue a buscar, dentro y fuera de la cancha.

Porque el Gringo se la jugó y puso a Schor y Aguirre como laterales y a May con Recalde arriba. Y tuvo dos chances: un cabezazo que bajó Velázquez a Ferreira, que remató desviado de frente al arco; y un zapatazo de Gómez que hizo lucir a Moyano.

En el final todo fue voluntad para apretar a Unión y buscar ganar con algún centro, pero faltó precisión y tampoco hubo suerte. Y el empate terminó siendo un resultado lleno de bronca, aunque con poco para reprochar desde la entrega leproso y la voluntad de ganar siempre.

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