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Embarazada estuvo cautiva en un búnker de drogas

Por Ana Laura Piccolo.- Su marido reconoció que trabajaba en el lugar: fue quien avisó a la Policía, que desbarató el quiosco.


Parte de los códigos violentos que imperan entre los narcos de la ciudad se vieron reflejados en la tarde de ayer, cuando un muchacho de 22 años que dijo ser empleado de un búnker de drogas de zona oeste denunció que los dueños del lugar tenían secuestrada a su mujer, de 21 años y embarazada, y hasta tanto no regresara con “un vuelto” que le reclamaban no la dejarían ir. El pibe tenía un balazo en la rodilla, y aun así, pasado el mediodía caminó unos 200 metros hasta un móvil policial que está en un puesto fijo en la puerta del CMD Oeste y relató lo ocurrido. Sus dichos derivaron en el desbaratamiento del quiosco, donde se secuestraron alrededor de 150 bochas de cocaína y 80 envoltorios de marihuana, y además fue demorado un pibe de 16 años que atendía el lugar. La joven fue liberada antes de la llegada de los uniformados y ratificó los dichos de su marido en la seccional 13ª.

Cerca de las 14 de ayer, Claudio T., de 22 años, llegó agitado hasta la puerta del distrito Oeste, ubicado en avenida Presidente Perón (ex Godoy) y Gutenberg, y se entrevistó con los efectivos del Comando Radioeléctrico que realizan guardias fijas en el lugar. El pibe, que tenía un visible balazo en la rodilla izquierda, dijo que su esposa estaba secuestrada en un búnker de drogas ubicado a escasas cuadras del lugar, entre las villas Pororó y Banana, y que habían amenazado con matarla. Ante la desesperación de sus dichos, más de diez uniformados se presentaron en el lugar sindicado, de calle Lima al 2500, donde funcionaba un “típico lugar de venta de estupefacientes”, según refirieron voceros del caso.

Siete efectivos del Comando Radioeléctrico y cuatro de la comisaría 13ª, comandados por el titular de la seccional, comisario Néstor Fernández, realizaron un allanamiento sin orden judicial, modalidad que se utiliza ante la comisión de un delito fragante, según explicó el jefe de la seccional.

“Escuchamos ruidos y pensamos que la mujer estaba adentro”, dijo Fernández tras referir que como no atendieron  sus llamados decidieron forzar la puerta. Una vez en el interior, se toparon con un pibe de 16 años que intentó fugarse y fue reducido de inmediato y ningún rastro de la mujer, que más tarde se presentó en la seccional y ratificó los dichos de su marido.

Fuentes policiales dijeron que en el quiosco fueron secuestradas 146 bochas de cocaína y 78 de envoltorios de marihuana fraccionados para la venta por lo que se dio intervención la Brigada de Drogas Rosario y a la Justicia federal.

Pero además, los uniformados hallaron la vaina de una pistola calibre 22, con la que se presume fue herido en la rodilla el denunciante.

Luego de realizar peritajes en el lugar, Eva C., de 21 años y embarazada, se presentó en la seccional 13ª y ratificó los dichos de su pareja, tras referir que estuvo privada de su libertad y amenazada de muerte, mientras que su concubino recibió un disparo en la rodilla. El joven reconoció que era “empleado” del quiosco, y que sus dueños, identificados con apodos, le reclamaban un dinero que él no había sustraído: “Traé la plata o la matamos”.

Al cierre de esta edición, los regentes del lugar eran buscados por la Policía, mientras que otros dos hombres, que se presume realizaban las tareas de seguridad del búnker, fueron demorados y quedaron involucrados en la causa. Se trata de Ángel C., de 44 años, y Brian C., de 20.

El hecho es investigado por el juzgado de Instrucción de la 15ª Nominación, a cargo Alejandro Negroni, con la colaboración de la seccional 13ª y la inspección Zona 1.

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