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Célebre acusado

Ema Pimpi, herido con balas de goma frente a su vivienda

Para su abogado, quisieron “embagayarlo”, lo que se desbarató con filmación de un allegado; la Policía dice que andaba armado.


Emanuel “Ema Pimpi” Sandoval tiene 24 años y cumple arresto domiciliario en su casa de zona norte por estar procesado como instigador del atentado contra la vivienda del entonces gobernador Antonio Bonfatti ocurrido el 11 de octubre de 2013. Anteanoche terminó lastimado con 14 postas de goma en las piernas y su hermano adolescente con tres heridas similares en el torso detonadas por personal del Comando Radioeléctrico.

Existen dos versiones. Por un lado, las víctimas aseguran que los uniformados entraron a la vivienda de Cavia y Washington sin orden ni motivo alguno, sacaron envuelto en una toalla a Ema Pimpi hasta la calle y le dispararon con balas antitumulto que también alcanzaron a su hermano menor, de 16. El abogado del joven, Marcos Cella, describió en diálogo con El Ciudadano que los fiscales Lucas Altare y María de los Ángeles Granato ya tienen en su poder los videos que filmaron los testigos del hecho donde se comprueba la versión de Sandoval. La secuencia de imágenes a la que tuvo acceso este diario refleja al muchacho con el torso desnudo y envuelto en una toalla en la puerta de su vivienda junto con su familia entablando una discusión con uniformados. “Me estaba bañando, querés entrar a mi casa porque me querés embagayar. Estoy con arresto domiciliario, no puedo salir”, grita Ema Pimpi mientras su madre intenta que los uniformados no se lleven detenido a ninguno de sus hijos. La situación continúa por unos minutos hasta que se escucha una detonación. A pesar de que no se registró esa acción, testigos señalan a una mujer policía que se ve con una escopeta como la autora del disparo.

La segunda versión es la de personal de Comando. Según voceros de la fuerza, a la altura de Casiano Casas y Cavia los uniformados advirtieron la presencia del conductor de un Chevrolet Corsa patente BUN 135 y se acercaron a identificarlo; el chofer aceleró y comenzó una persecución. A tres cuadras, el automovilista se bajó con un handy y un arma de fuego en cada mano. Los uniformados lo siguieron, el joven realizó una detonación contra los policías, que respondieron con balas de goma y lo hirieron en las piernas. El sospechoso se metió en una vivienda de Cavia al 1300. Para las 20, gran cantidad de vecinos se había juntado en la cuadra y resistió la detención del muchacho.

Del lugar dijeron haber secuestrado un handy con la frecuencia policial que se le había caído al sospechoso, Ema Pimpi.

Antes de las 21, se presentaron los fiscales, el abogado del muchacho y el personal de Asuntos Internos para intentar desentrañar el episodio. Los pesquisas tomaron muestras del interior del domicilio de Ema Pimpi y tomaron fotos de la zona, pero indicaron que no había material secuestrado como refería el parte policial del Comando. Otra medida fue solicitar un informe de GPS para identificar a los policías que estuvieron y también a qué sector de la fuerza pertenecen.

Por su parte, el abogado de Ema Pimpi sostuvo que la versión policial no coincide con las pruebas que aportó a los fiscales y aclaró que su defendido está siempre controlado. El letrado explicó que, por orden de la jueza Alejandra Rodenas, personal de Asuntos Internos, de la Tropa de Operaciones Especiales (TOE) y de la comisaría 10ª está encargado de controlar que Ema Pimpi esté en su domicilio.

Cella agregó que volverá a solicitar la custodia policial permanente para el muchacho, debido a que teme por su vida luego de la sucesión de hechos extraños. La secuencia comenzó el 23 de noviembre cuando una mujer de 50 años se presentó en la comisaría 30ª y denunció que Ema y su hermano Lucas habían baleado el frente de su vivienda.

Allanaron la casa de los Sandoval y no hallaron nada. El sábado 28 de noviembre, un primo hermano de Ema Pimpi,  Darío Sebastián Fernández, de 22 años y conocido como Oreja, salió a dar una vuelta, mandó un mensaje de texto y nunca más supieron de él. Se lo llevaron, lo torturaron y después lo mataron. El cuerpo apareció el jueves 3 en calle 1329 al 4500, en barrio Rucci. Según la autopsia, tenía varios tiros en la cabeza. Al día siguiente, Cella pidió custodia permanente en casa de Ema Pimpi, ante la eventualidad de que pudiese ser víctima de algún ataque. El letrado había adelantado a la prensa que se habían detectado “movimientos sospechosos” en la cuadra donde reside su defendido.

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