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Elegante y caribeño cayó por tentativa de estafa

Realizó una compra fraudulenta en un local de HP de Rosario, y lo detuvieron por lo mismo en Córdoba.

Se presentó como Pablo Hidalgo Spwearson Villamar. Vestía una elegante chaqueta de cuero y finos zapatos que hacían juego cuando ingresó, el viernes pasado, al local que la firma de computadoras Hewlett Packard tiene en la planta baja del shopping Alto Rosario, en barrio Refinería. Allí se tomó casi una hora para elegir un regalo a su hija: una notebook de 3.700 pesos. Con inconfundible acento venezolano y tez oscura, el cliente ostentó una pila de tarjetas de crédito de distintas nacionalidades y pagó con una MasterCard que pasó las normas de seguridad sin inconvenientes. El problema llegó al lunes siguiente cuando avisaron al comercio que no reintegrarían el dinero porque habían sido estafados. Un día más tarde, el supuesto empresario adinerado cayó preso en la capital cordobesa. Y fue pura mala suerte: intentó hacer la misma opereta fraudulenta en un local que pertenece a los mismos dueños del de Rosario. El hombre, cuya identidad aún no ha sido corroborada, quedó detenido a disposición de la Justicia de Córdoba, que lo indagará en las próximas horas mientras investiga si existieron más hechos de esas características.

“Tenía buen porte y parecía extranjero”, contó Germán, quien lo atendió el viernes pasado en el shopping Alto Rosario. “Dijo que quería comprarle un regalo a su hija y empezó a buscar precios para llevarle una computadora portátil”, recordó el vendedor, quien contó que el cliente se presentó como venezolano y hasta se permitió hacer varios comentarios sobre el gobierno del presidente Hugo Chávez.

Terminó por elegir una notebook de 3.700 pesos, pagó con una de las tantas tarjetas de crédito que dejó ver a los empleados del comercio, y se fue con la misma tranquilidad con la que había llegado.

Tres días después avisaron al local comercial que la tarjeta de crédito había sido “adulterada” y que en realidad pertenecía a una mujer, por lo que no iban a reembolsarles el dinero. Y aunque hasta ese momento no había realizado la denuncia, la propietaria del negocio pasó los datos del cliente, de origen venezolano –según la cédula de identidad que presentó–, a sus otros dos locales: uno de de la zona céntrica de Rosario y el otro en el shopping de Villa Cabrera, en Córdoba capital.

Parece que el destino le jugó una mala pasada al hombre de buen vestir y acento caribeño. Porque el martes pasado se presentó con la misma elegancia en un local de HP de la ciudad de Córdoba y, cuando fue a pagar otra notebook que había elegido, quedó al descubierto. Es que los empleados del local, que pertenece a la misma dueña que había sido estafada en Rosario, dieron aviso a la Policía, que lo apresó.

La causa recayó en la Unidad Judicial de Delitos Económicos de Córdoba, que imputó al hombre de “tentativa de estafa” y tiene previsto tomarle declaración indagatoria en los próximos días. Por su parte, desde la Fiscalía 4ª de esa provincia indicaron que la tarjeta de crédito utilizada por el detenido no había sido “adulterada” sino “cancelada”, ya que pertenecía a su cuenta. Los investigadores pidieron a la dueña del local que presentara la denuncia por el hecho ocurrido en Rosario, que fue radicada en la seccional 8ª de la Unidad Regional II, con intervención del Juzgado de Instrucción de la 14ª Nominación, a cargo de la jueza María Laura Sabatier.

El hombre de chaqueta marrón

Luego de que trascendiera la compra fraudulenta en el local de HP del shopping Alto Rosario, se conoció otra tentativa de estafa realizada al día siguiente por la misma persona en un local comercial ubicado a pocos metros de la casa informática, en la planta baja del shopping de Refinería.

Fue el sábado pasado en Silla Argentina, una marca de indumentaria de cuero que comercializa, entre otras cosas, camperas, botas y zapatos. Y fue al día siguiente de haber adquirido la notebook.

“Tenía una chaqueta de cuero color chocolate y pantalón beige”, recordó la joven vendedora que lo atendió. Ese día, contó la vendedora, el hombre eligió una campera de cuero, un par de botas, una chomba y no alcanzó a decidirse por unos zapatos. Su compra ascendió a 4.320 pesos, que intentó pagar con tarjeta.

“Sacó un montón de tarjetas y me dio una MasterCard y una cédula de identidad venezolana”, dijo la joven. Pero al pasarla por el posnet saltó que el plástico era “inexistente”. El hombre le dijo que era raro y le entregó una American Express. Pero la operación volvió a frustrarse, y la vendedora se comunicó con la empresa, que le pidió datos específicos de la tarjeta. “Coincidía todo, el color y el holograma, excepto que la banda gris era lisa y debía tener letras”, contó la joven, quien dijo que a esa altura el “cliente” se mostraba nervioso. Finalmente, el hombre intentó cortarle la comunicación telefónica y recuperar sus tarjetas, pero sólo atinó a tomar su cédula de identidad y se fue corriendo.

Un día más tarde fue apresado en Córdoba.

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