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El viaje de regreso a casa

Por Rodrigo Joaquín del Pino.- Los temores a cualquier supuesta falta o insuficiencia personal se liberan trabajando en servicio de los demás, pero si persisten en la mente como un patrón continuo deben ser observados y perdonados.

Todos recordamos la parábola del hijo pródigo, en la que un muchacho, hijo de un hombre rico, le reclama al padre su parte para irse a un viaje sin retorno, y por tanto tiempo que al cabo termina olvidando su identidad. Cuando es encontrado después de años, perdido y sin recursos, alguien le recuerda quién es y le aconseja que regrese a su casa. Cuando vuelve ante su padre, le pide ser tratado como un siervo más. Pero el padre, emocionado, viste a su hijo con las mejores vestiduras y hace una gran fiesta en su honor, asegurándole que jamás perdió ni perderá su condición de hijo muy amado.

Cuando nos rendimos a la ilusión de pensar en la escasez o en la enfermedad ya hemos perdido la noción y la experiencia de quiénes somos y de dónde venimos. Pensar en la muerte con temor es negar nuestra naturaleza eterna. Sufrir nuestra falta de recursos es no reconocer nuestro potencial como manifestadores de realidades hermosas y benéficas. El término inspiración, o estar en el espíritu, nos señala la condición necesaria para la mente, más allá de la percepción aparente. Los temores a cualquier supuesta falta o insuficiencia personal se liberan trabajando en servicio a los demás, pero si persisten en la mente como un patrón continuo deben ser observados, perdonados y entregados cada vez que surgen como incomodidad en la superficie mental.

La mente puede vivir en su esencia o verdad de manera constante aunque todavía mire un mundo de perplejidad. Compasión no es solamente ayudar a otros por pobreza o enfermedad, sino despertarlos del sueño de sus creencias de ser menos de lo que son, y como resultante, del sueño de sus creencias de escasez.

Ya sabes que el mundo es una pantalla neutra que reflejará la acumulación de pensamientos pasados que todavía no has aprendido a liberar. Lo que observas del mundo no es la verdad ni la causa de lo que te sucede, sino que es un síntoma de tu mundo interior reflejado. No ves el mundo, ves los significados que le das a tu mirada. Las experiencias propias del pasado que no pudimos liberar en el amor y el perdón, y que por lo tanto guardamos como defensas, no nos permiten ver el mundo real. Pero aquellas vivencias (con padres, tutores, parejas, etcétera), liberadas en el amor y el perdón, favorecen la comunicación divina y establecen una percepción sana de nosotros mismos y del mundo que observamos.

En verdad, sólo estamos dormidos al Amor, estamos dormidos ala Realidad, y nuestro mundo, como un espejo perfecto de nuestra conciencia, nos lo muestra. Una constante repetición de memorias de escasez se arremolina en la mente individual y colectiva porque no fueron liberadas enla Fuentedel Amor desde donde todos partimos. El ego nace del miedo y por tal motivo no tiene la más mínima idea de lo que el Amor es, de lo que esla Realidad. Aunquequeramos amar y sentirnos amados, si no liberamos la percepción limitante del ego en nosotros, seguiremos sintiendo confusión en toda relación. Una actitud confiada en liberar de manera continua el miedo ilusorio creado por el ego nos da acceso a esa Realidad, la cual se experimenta siempre como paz profunda en el corazón. Si cada pensamiento y sensación de incomodidad o escasez es observado sin juicio y luego entregado con confianza, de manera gradual, la mente reflejará inspiración, pensamientos abundantes y la manifestación de éstos en el mundo. Al pedir en intimidad a Dios que nos libere de la influencia del ego, habremos solucionado el único problema existencial de raíz.

Muchos piden estar enfermos para ser atendidos. Otros anhelan poder y fabrican una súper identidad en el intento de aminorar la tortura de los pensamientos de inferioridad. Algunos, que no toleran la soledad que los abruma, se arrojan a relaciones sin comprender bien qué les pasa, y quedan aún más confundidos y perplejos. Otros egos casi destruyen el cuerpo físico con artificios en la esperanza de derivar placer de éste.

¿Buscas aquello que no existe o lo que es imposible? ¿Buscas todavía algo que ya se sabe no da resultados? ¿Buscas anestesias del dolor en vez de felicidad real? ¿Qué haces pidiendo riquezas, cuerpos, e incluso salud, cuando, al pedir únicamente volver a casa, al amor y paz de tu mente por saber quién eres, ala Realidad, se te regalan todos los recursos que necesitas y añoras? ¿Qué haces mendigando migajas cuando tu herencia es amor incondicional y un mundo agradecido que te honrará por ello? ¿Por qué estás pidiendo lo que ya es tuyo? ¿No sientes acaso la indignidad de fondo al pedir algo y no todo?

Permite hoy acallar la voz del ego que te enseñó a sentirte quien no eres y has un pedido tan grande como tú. Aquiétate por un momento, y en tu silencio pide saber quién eres y qué es lo que realmente quieres. Si necesitas más quietud y paz pídela, hasta escuchar la respuesta de tu Ser. El viaje de regreso a casa se habrá emprendido, junto con millones de seres amados que hoy piden contigo, con la alegría y la certeza de que el Amor es tu casa, la Única Realidad.

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