Conciertos

funk y soul oriental

El uruguayo Nicolás Ibarburu llega a Rosario en su Casa Rodante

El talentoso guitarrista uruguayo Nicolás Ibarburu, quien supo secundar a artistas como Jaime Roos, vuelve a Rosario para presentar “Casa Rodante”, su segundo disco solista, en el que el candombe dialoga con el funk y el soul.


Considerado uno de los más destacados guitarristas uruguayos, quien como instrumentista supo acompañar a grandes artistas tanto de su país como argentinos, Nicolás Ibarburu vuelve a Rosario, está vez en formato solista y para presentar su segundo disco titulado Casa Rodante, un material que se posiciona dentro del candombe-funk que caracteriza su camino en solitario. La oportunidad de escuchar estas nuevas canciones en vivo será este jueves, a partir de las 21, en el Distrito Siete.

Ibarburu empezó su camino en la música a principios de los 90. Acompañó a consagrados artistas como Fito Páez, Rubén Rada, Fernando Cabrera, Guillermo Vadalá, Javier Malosetti, entre otros, y trabajó con Jaime Roos por más de 18 años. Siempre como guitarrista. En 2009, las ganas de contar historias se apoderaron de él. “Fue un proceso que decantó solo”, dijo. “Siempre tuve la inquietud de componer. Desde chico. Pero después empecé a tocar la guitarra, me dediqué a eso hasta que se fue dando la necesidad de cantar”, confesó y marcó un hito: “Recuerdo haber escuchado el disco Homework de Hugo Fattoruso, en el que él, después de haber hecho un montón de discos con mucho desarrollo musical, volvió a la canción más diáfana, más simple y más profunda. Ahí decidí meterme en este camino, en un nuevo rol con el que cada vez estoy mejor”.

Así pasó al frente, se puso delante del micrófono y empezó a contar sus propias historias. “Tenía ganas de proponer algo. Me formé aprendiendo otros repertorios. Tocando con artistas de amplio recorrido. Después, cuando fueron pasando los años, empecé a sentir la necesidad de proponer algo yo, y surgieron estas canciones que son como una especie de fotografía sonora de la vida que se te van acumulando y uno termina viviendo más en las canciones que en el resto de las cosas. Con eso tiene que ver el nombre del disco”, introdujo su nuevo material, y seguidamente explicó: “Las canciones de «Casa rodante» son fotografías y también teletransportadores, porque con ellas podés volver a esos momentos. Uno vive más en las canciones que en las ciudades, entonces se trasforman en tu casa rodante. Además tiene que ver con las giras, con ese vivir moviéndote, mostrándolas”.

“Hace cuatro años que me fui de la banda de Jaime (Roos), en la que estuve 18 años. Salí a buscar la música de nuevo, pero desde el under. Cuando estás en esos proyectos tan consolidados te achanchás un poco, descansás en que la cosa siempre anda, siempre va gente a ver a Jaime. Pero de repente salís a hacer lo tuyo y te metés en la cosa más autogestiva e independiente, que por un lado cuesta más pero que por el otro enciende la motivación. Todo lo que lográs lo disfrutás más”, relató el músico que, entre otros materiales, participó en Un mañana de Luis Alberto Spinetta.

En los últimos años Ibarburu estuvo girando, junto a Julieta Rada, hija del negro, y Juan de Benedictis. “Tocamos un montón, que es lo que nos gusta hacer en la vida”, dijo al tiempo que, para hablar de la relación con sus propias canciones, citó a Keith Richards: “Es como estar en el bosque y que de repente se aparezca un animal salvaje. Lo único que podés hacer es contemplarlo porque si lo querés agarrar se te va a escapar”, recordó el uruguayo. “Es un poco de catarsis también. Por ejemplo la primera canción de este disco («Navegantes») la escribí para mi padre que se nos fue hace como cinco años más o menos. Las canciones a veces son una forma de curarse. Como una autosanación, un lamerse las heridas”, expresó quién llegará hoy a Rosario junto a Martín Ibarburu (batería), Juan de Benedictis (guitarra), Fernando Vera (bajo), Manuel Contreras (teclados), Hernán Peyrou (teclados) y Juan Pablo Di Leone (flauta traversa y armónica).

Entre ese compendio de historias, fotografías y autosanación, el tema que da nombre al disco, “Casa rodante”, se presenta como una especie de mantra instrumental: “En la ruta surgen melodías. Esa era una recurrente, siempre la tocábamos mientras viajábamos. Después la desarrollé un poco más y la quise grabar en la guitarra; así, lo más despojada posible. Es como un mantra, como el ingreso a un estado más profundo”.

Entre los invitados al disco, que van desde Martín Buscaglia, Julieta Rada, Lucas Lessa, Juan Pablo Di Leone, Pitufo Lombardo y el Negro Aguirre, entre otros, hay una vocecita que se destaca, justamente, en el primer track del material. Su hijo Valentino, de tan solo nueve años, es uno de los protagonistas de ese pasaje: “Cuando la estaba grabando en mi casa, lo empecé a escuchar cantarla. Se la fue aprendiendo sin que yo le dijera nada. Un día paré, me saqué los auriculares, y lo escuché que se la había aprendido toda y la estaba cantando. Lo llamé y lo invité a grabar. Sincronizó muy bien porque como es una canción para mi viejo, hay una cosa generacional presente. Le hablaba a mi padre, a quien entendí mucho cuando yo fui padre. Todo se conectó”, confesó.

A la hora de hablar de estilo musical y referentes, Ibarburu señala: “Me siento cómodo en el candombe-funk o en el candombe-soul. Esas mezclas que se veían en bandas (uruguayas) como Totem u Opa, en los años 70 u 80. (Rubén) Rada con Totem y el candombe-funk y Opa, que es más del candombe-jazz, pero que también dialoga con el funk. Fueron bandas que alcanzaron un alto nivel a partir de instalar un sonido que abrevaba en esos géneros con una soltura y una libertad inéditas y de mucha potencia. Esos son los lugares en los que me siento cómodo, pero de todos modos no me gusta encasillarme”, describió.

escenarios compartidos

Nicolás Ibarburu comenzó su carrera en 1992. Desde ese momento, viene trabajando en grabaciones y conciertos de distintos artistas de la talla de Adriana Varela, Emanuel Horvilleur, Fito Páez, Jaime Roos, Rubén Rada, Fernando Cabrera, Guillermo Vadalá y Javier Malosetti, entre otros. En 1994 formó junto a su hermano Martín, Gustavo Montemurro y Federico Righi la banda Pepe González; ese mismo año colaboró con Rubén Rada como músico y arreglador, y desde 1995 hasta el 2013 formó parte de la banda de Jaime Roos. Entre sus bandas también figura Sankuokai, creada en 2002 e integrada por sus hermanos Martín y Andrés Ibarburu, Nicolás Sarser, Gustavo Montemurro y Walter Haedo. Además fue guitarrista de las bandas de Fito Páez, Hugo Fattoruso, Dante Spinetta, Martín Buscaglia (junto a quien obtuvo en 2007 el premio Gardel al mejor álbum pop por El evangelio según mi jardinero), Alberto Magnone y Horacio Ferrer.

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