David Ferrara
La selección argentina de básquet de sordos cumplió en Río Cuarto con una concentración de cara al Panamericano de Canadá que se jugará en abril y allí estuvieron dos jóvenes jugadores provenientes de la Asociación Rosarina: Jeremías Pérez y León De Bernardo.
Pérez tiene 18 años y juega en la divisional Sub 19 de Newell’s. Integra el seleccionado hace ya un año y tuvo la suerte de ser partícipe en el sexto puesto de Argentina en el Mundial de Polonia, mientras que León apenas tiene 14 años y es una de las figuras clave del elenco Sub 15 de Unión de Arroyo Seco.
Ambos disfrutan del deporte y con capacidad de adaptación y esfuerzo superan sin ponerse límites algún escollo que pueda presentarse. Son importantes en sus equipos y el futuro de la selección.
“Me incorpore en Los Topos a principio del año pasado, me encontraron cuando estaba de vacaciones con mi familia, comprando comida cuando pasó un hombre y ve que tenia audífonos puestos, se me acercó y me preguntó si jugaba algún deporte y como le dije que hacía básquet me habló sobre la selección argentina. Le pasé mi número y el entrenador Ariel Britos me invitó a la primera concentración del año, que fue en San Luis. Fui, tuve la experiencia de poder ver tanto dentro como fuera de la cancha a algunos jugadores que me recibieron con la mejor onda. Luego seguimos concentrando en otras provincias. Y en mayo cuando se eligieron los 12 jugadores definitivos que iban a viajar a Polonia quedé en la lista”, explica Jeremías Pérez, quien protagonizó el enorme trabajo realizado para reunir los fondos necesarios para viajar, ya que es un seleccionado que no recibe el apoyo gubernamental y que mediante diferentes eventos y movidas, trabaja para poder cumplir sus objetivos: “No somos una selección reconocida a nivel nacional. El gobierno no nos tiene en cuenta, Los Topos siempre la tuvieron que remar”. La idea es poder realizar en Rosario la última concentración, allá por el mes de abril.
Con pasado en Fortín Barracas desde los 12 a los 15 años, Jeremías pasó luego a Ben Hur, elenco con el que debutó en primera a los 15 años y permaneció allí hasta los 17, cuando pasó a Newell’s.
Con respecto al juego, apunta a detalles clave que debe tener la selección de esta modalidad: “Ariel explica las diferentes formas de comunicarnos como equipo dentro de la cancha. Lo más importante que es la visualización, estar atentos cada momento viendo o haciendo tacto con la mano hacia los costados por las dudas que venga un rival a hacernos una cortina”.
“En la selección no se pueden usar audífonos, mientras que en los clubes de básquet oyente cada jugador elige si quiere o no usarlos. En el seleccionado la mayoría son hipoacúsicos pero no todos, otros son sordos completos o parciales que juegan o jugaron profesionalmente en clubes normales”, informa.
Para León De Bernardo el mundo de la selección es toda una novedad. Junto a Manuel Paira (16, de Racing de San Cristóbal) son las caras nuevas y está feliz: “Fue una experiencia nueva, desde mis compañeros hasta la forma de entrenar, ya que la realizamos sin ayuda auditiva y usando lenguaje de señas. Es algo muy emocionante para mí poder vestir la camiseta de Argentina”.
Llegó al equipo también por casualidad: “Un compañero y amigo, Bruno, estaba en una fiesta familiar y una prima de Córdoba le comentó que es terapista de uno de Los Topos. Allí Bruno le comentó que un jugador de su equipo usaba audífonos y así surgió el contacto”.
León fue el más pequeño del plantel, con apenas 14 años y en prácticas con jugadores que lo doblaban en edad, pero no se amilanó y asimiló la experiencia. “Nosotros usamos mucho la vista, siempre hay que estar atentos, es siempre un ejercicio saber dónde está la pelota”, detalla pero reconoce que prefiere jugar con audífonos: “Es más fácil recibir órdenes del técnico y también poder escuchar a mis compañeros, porque se puede corregir sobre la marcha de una jugada”.
Mientras espera seguir en los trabajos que continuarán en marzo en San Juan, León apuesta a la tarea de Unión de Arroyo Seco en las inferiores de la Rosarina: “Soy uno más del equipo y siempre trato de dar lo mejor en donde esté jugando, tanto defendiendo los colores de Argentina como los de Unión. Desde mí punto de vista hay equipo, hay varios chicos de primer año de U15 que se están adaptando al cambio de categoría y todavía tenemos para mejorar”.
La experiencia de León trascendió en la ciudad y está agradecido: “Quiero dar gracias a mi club, a mis compañeros y profes, a la ciudad de Arroyo Seco y a mi familia por el apoyo y el reconocimiento”.
Los Topos se ganaron el afecto de los aficionados del básquet nacional en su lucha por poder llegar a competir e invitan a todos los jugadores con disminución auditiva, sordos o hipoacúsicos de todo el país a sumarse a las prácticas. En años consecutivos, dos chicos del básquet de la Rosarina se transformaron en parte importante del futuro del equipo como ya lo son en sus clubes. Sin ponerse límites, porque en definitiva, el único impedimento es el aro y sus caprichos.
Andrés Farruggia* cuenta sobre Jere
“Es un base ordenado, seguro en el traslado, con buen 1×1 y buen lanzamiento a pie firme. Creció mucho en lo táctico y en lo físico en el último tiempo. Es aguerrido en defensa. Su principal virtud es la cabeza. Desde un principio fue uno más a pesar de la disminución auditiva y con lo que conlleva la relación base-entrenador. Es un ejemplo dentro y fuera de la cancha para todos los que tenemos el placer de conocerlo y compartir momentos con él. Su mentalidad personalidad y trabajo día a día lo describen.
*Entrenador de Newell’s
Luciano Martín* cuenta sobre León
“Es un chico que juega bien, supera el 1,80 y tiene sólo 14 años. Tiene buen fundamento en el pique con ambas manos, además de buen lanzamiento. Tiene mucha fuerza cuando ataca el aro. Estamos contentos con su evolución”.
*Entrenador de Unión de Arroyo Seco
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