Política

Disidencias de lado

El último Menem: el “no” a Macri, el silencioso indulto de CFK y la conversación final con Alberto

Antes de la pandemia el presidente Fernández pensaba inaugurar su busto en el salón de los Presidentes en el hall de ingreso a la Casa de Gobierno. Allí están, salvo los de facto y Fernando De la Rúa, todos los presidentes de las últimas décadas que fueron elegidos por voto directo


Por Pablo Ibáñez / elDiarioAR

Carlos Menem tenía previsto volver a Casa Rosada, después de dos décadas, el 2 de julio del 2020. Con la difusa previsibilidad de la política criolla, asistiría a la ceremonia donde se colocaría su busto en el salón de los Presidentes en el hall de ingreso a la casa de gobierno. Allí están, salvo los de facto y Fernando De la Rúa, todos los presidentes de las últimas décadas que fueron elegidos por voto directo.

La ceremonia se leía, en el imaginario albertista, como una gestualidad panperonista, el abrazo al otro peronismo, la coronación simbólica -por el peso, ya diluido, del último Menem- de un trámite que antes había promovido Cristina Kirchner en el Senado cuando aceptó que el riojano se sumara al bloque del Frente de Todos y aceptó, de modo silencioso pero eficaz, un pedido del ex presidente para que “no critiquen los ’90”, algo así como no objeten su tiempo, su legado.

Hubo, en esa decisión personalísima de Cristina, un mensaje: con Menem periférico pero adentro, el Todos de la marca electoral de los Fernández, se elevó a otra dimensión: el todismo con mayúsculas, el Todismo. Menem había sido el antagonista de los Kirchner y se convirtió en uno de los insumos esenciales con los que Néstor tejió su identidad política, su “lo que no”: juicio a los genocidas versus indulto, mercado interno versus trasnacionalización.

En 2019, el aperturismo de la vice no fue excluyente: además de Menem, consintió que se sumara al bloque Adolfo Rodríguez Saá, un peronista que como el riojano desafió a Kirchner en 2003 y lo combatieron, con intensidad fluctuante, hasta su muerte en 2010. “Se vienen tiempos complicados, necesitamos a todos”, explicaron por entonces en el entorno de Cristina y citaron, como argumento, un número: con Menem y Rodríguez Saá el FdT logró armar un bloque de 42 sobre 72 senadores.

“A Carlos lo pone muy mal que critiquen los ’90”, explicó por entonces a este cronista un habitué del Senado que participó en el proceso que derivó en la incorporación del dos veces ex presidentes a la bancada que preside el formoseño José Mayans. Con Cristina, tres ex mandatarios.

Meses antes, Zulemita y Ramón Hernández, histórico secretario del riojano, habían rechazado la oferta para que el ex presidente se sumase al PRO. En junio de ese año, ya convertido en candidato a vice de Mauricio Macri, Miguel Angel Pichetto gestionó para sumarlo a un bloque de peronistas cambiemistas pero Menem rechazó la invitación. “Carlos es peronista”, dijo, en su nombre, Hernández para desactivar el convite de Pichetto.

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