Espectáculos

El tango como vivo reflejo de un tiempo presente

El pianista y compositor Víctor Parma presentará en formato quinteto su segundo disco de estudio con el que se corre de los estereotipos que marcaron la época dorada del 2x4 y apuesta a la contemporaneidad.

"Al hablar de arte y cosas estéticas, se entra en una arena movediza y no hay muchas certezas", dice Parma, aquí junto a sus músicos.

Por: Javier Hernández

Apartado de la mirada introspectiva presente en Visceral, el pianista Víctor Parma presentará, junto a su quinteto, el segundo disco de estudio titulado Exposiciones, en el que aborda el tango desde una visión contemporánea que se aleja de los tradicionales estereotipos y busca reflejar la idiosincrasia de una nueva época. Escoltado por su quinteto, formado por Sebastián Aparicio (contrabajo), Javier Gómez (violín), Julio Kobryn (saxos soprano y tenor), Alicia Petronilli (bandoneón), la cita será esta noche, a partir de las 21.30, en el Teatro Príncipe de Asturias del Centro Cultural Parque de España (Sarmiento y el río).

En diálogo con El Ciudadano, Parma habló de Exposiciones.

—En este disco profundiza su búsqueda en elementos del tango contemporáneo. ¿Qué se propuso con “Exposiciones”?

—Después del primer disco, Visceral, traté de hacer algo distinto pero manteniendo la línea de búsqueda por dentro de lo que es el tango actual o contemporáneo, intentando darle una personalidad propia a la música.

—¿Cómo es una mirada contemporánea de esta música que tuvo su edad de oro a principios del siglo XX?

—Es una mirada personal, una percepción. Hay una tendencia en el tango a la apertura a partir de lo que fue Astor Piazzolla, ya que su figura nos abrió una puerta para investigar dentro del género y ver que no estaba agotado y que, por el contrario, podíamos seguir experimentando y creando, incluso en el siglo XXI. De hecho, hoy hay propuestas muy variadas tanto acústicas como electrónicas. La mirada actual respecto a la música hace que nosotros tengamos una información muy distinta a la que tuvieron los compositores del 30 al 50, lo que, indefectiblemente, se filtra a la hora de componer.

—¿Cómo se logra mantener la esencia del tango al modificar las estructuras o innovar en armonías?

—Es muy difícil: primero hay que tener en claro cuál es la “esencia del tango” y si realmente existe una. Al hablar de arte y cosas estéticas, se entra en una arena movediza y no hay muchas certezas; pero desde mi lugar trato de mantener lo rítmico del tango. Luego, en lo armónico, puedo usar elementos de la música clásica o del romanticismo para adelante, incluso de la música clásica del siglo XX. Armónicamente me fui para ese lado, pero la impronta del tango está en lo rítmico y en gran parte de la instrumentación.

—¿Y qué le posibilita el quinteto?

—Lo único extraño del quinteto es la incorporación del saxo; después, los otros cuatro instrumentos son acústicos y de gran parte del tango tradicional: hay violín, piano, contrabajo y bandoneón. A eso le agregamos el color del saxo, también como una búsqueda y como un desafío.

—En una cita suya sobre lo que considera “tango del siglo XXI”, entre otras cosas, dice que es una música “con una sonoridad que perdió el sentimentalismo y no quiere llorar”.

—Claro, eso hace referencia a romper con los estereotipos que uno tiene del tango o que los medios han generado con el paso del tiempo. Hoy en día, en el exterior sobre todo, el tango es un poco esteriotipado. Uno ve un recital y el tanguero es un tipo vestido con tiradores y habla de costado, como amargado de la vida. Eso ya no pasa más en la realidad, aunque sigue pasando en ese tipo de medios comerciales. Nosotros vamos por otro camino.

—Discépolo decía que el tango era “un pensamiento triste que se baila”,  ¿eso ya no va más?

—Tal cual, eso no es algo mío. Y lo vemos en muchas propuestas jóvenes que se salen de esa cosa. Ellos tuvieron su experiencia: la del inmigrante, que la han remado y pasado fulera; el arrabal era algo muy heavy, como se contaba en las canciones. Hoy en día tenemos otro arrabal: una realidad difícil en ese aspecto, que principalmente está afectada por la inseguridad, haciendo un paralelismo. Sin embargo, nosotros no intentamos hacer una música socialmente comprometida; con las composiciones del disco tratamos de hablar de otras cosas.

—¿Y cuáles serían las banderas que  recoge como interesantes para volcar en este tango del siglo XXI?

—La bandera de la libertad física, la de estar en una época de diversidades de sonidos, de estilos y de toda esa maraña de formación, tratando de sacar una idea concreta que tenga la capacidad de síntesis para quien la escucha y para quien experimenta lo que siente el compositor.

—De “Visceral” decía que era un disco “técnico y cerebral”. ¿Hacia dónde se van ampliando los horizontes “cerebrales” con “Exposiciones”?

—Visceral tenía esa contradicción, ahora lo pienso distinto. Fue un disco muy autorreferencial, yo me ponía a vivenciar cosas y las trataba de volcar ahí; se hizo de adentro para afuera. En este caso, vamos un poquito mas allá y ya estamos en el afuera; todo ese trabajo interno ya pasó. También, Visceral era bastante melancólico, y en Exposiciones se da más importancia a lo de afuera, es más liviano y quizás también más despreocupado.

—¿Qué quiso expresar con la incorporación de obra de dos autores como Astor Piazzolla y Lalo Schiffrin?

—El tema de Astor “Calambre”, siempre es para tener en cuenta por la importancia que tuvo en el tango actual; tenerlo en el repertorio es como seguir homenajeándolo. Por su parte, la canción de Lalo Schiffrin (el clásico tema de Misión imposible) busca descontracturar un poco el disco.

—Se nota, y aparte la ubica en el medio del registro…

—Está después de un tema que se llama “Saña y milonga”, que es súper tenso y muy apasionado. La ubicación en ese lugar es para descansar un poquito de la tensión y proponer un juego que lleve a la diversión con una melodía que está en la cabeza de todos.

—¿Cómo abordará el concierto en el Parque de España, habrá espacio para algún tema de “Visceral”?

—El concierto de esta noche tiene varias partes: vamos a presentar Exposiciones, haremos algunos temas de Visceral, pero también vamos a contar con tres invitados de lujo que nos acompañarán y que se sumarán a esta presentación. Para poner la palabra al tango estarán Aldana Moriconi e Ike Parodi; Yayi Gómez, que grabó en el disco, va a tocar saxo tenor y armónica, y Graciela Mozzoni hará una versión de piano a dúo conmigo.

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