Espectáculos

El talento en clave instrumental de Tony Levin

El célebre bajsita habla del concierto que brindará esta noche en el teatro El Círculo, acompañdo por su trío Stick Men, formado por Pat Mastelotto y Markus Reuter, donde repasará canciones de su último CD y de la legendaria King Crimson.

El stick de Tony Levin sonará en Rosario

Por Javier Hernández   

Dueño de una prodigiosa destreza y espontaneidad creativa, el célebre bajista estadounidense Tony Levin, cultor de la música instrumental y referente en la ejecución del Chapman Stick, regresa a la Argentina acompañado por su trío Stick Men (formado por Pat Mastelotto y Markus Reuter) para hacer un repaso de su último disco, Soup, y presentar temas que formarán parte de lo que será su futuro EP. En ese marco, esta noche, desde las 21.30, subirá al escenario del teatro El Círculo (Laprida y Mendoza) para dar rienda suelta a lo que se anticipa como una velada histórica para los amantes del rock progresivo, donde “habrá canciones de Crimson, además de nuevos temas nuestros”, según adelantó el bajista en diálogo con El Ciudadano, al tiempo que confió: “Estoy tratando de aprender las letras de Indiscipline en español, para que podamos tener una presentación especial, única para esta gira”.

Miembro de King Crimson y de la banda de Peter Gabriel, Levin, quien también se presentará en Buenos Aires y Córdoba, compartió escenario con leyendas de la música como Pink Floyd, Paul Simon, Gary Burton, James Taylor, Judy Collins y Peter Frampton, entre otros, y participó en más de 400 álbumes. Sin embargo, reconoce seguir tratando de abrirse a nuevas formas de crear: “Para, con suerte, mantenerme tocando de una forma dinámica e interesante, y no sólo confiándome de lo que hice en el pasado”.

—Muchos en Argentina lo conocen por ser un King Crimson y formar parte de la banda de Peter Gabriel; ¿cómo conjuga esa experiencia con la de Stick Men?

—Ha sido una gran aventura tocar con Peter Gabriel y de igual manera con King Crimson; sigo siendo un miembro activo de ambas bandas y, como los fans, espero que haya más grabaciones y giras; pero también me gusta ser parte de una banda como Stick Men con la que siempre estoy de gira o grabando. Ésta será nuestra segunda visita a la Argentina, y vamos con nueva música, emocionados de mostrarla por allá.

—¿Cuál es la personalidad artística que caracteriza a Stick Men y en cuánto influye la sensibilidad de King Crimson?

—La gente dice que nuestra música tiene mucho de Crimson, sobre todo en que es progresiva, inusual, y propone una amalgama de ritmos. Eso no es sorprendente al contar con Pat Mastelotto, siendo ambos miembros de Crimson. Markus Reuter, nuestro tercer integrante, fue alumno de Robert Fripp, y él mismo es un experto en el repertorio de la banda. Es curioso que Markus sea quien nos instó a Pat y a mí a hacer algunas de las piezas más difíciles de Crimson como “Vrooom Vrooom”. Todos disfrutamos el reto de ser tres artistas haciendo la música que tocábamos  seis. Lo que seguimos haciendo con Stick Men es escribir sólo la música que nos representa. Tenemos nuevo material que saldrá en un EP, con canciones muy distintivas que, esperemos, esté acabado para cuando lleguemos a tocar en la Argentina. Creo que a esta altura, después de algunos discos, tenemos un sonido reconocible con interesantes elementos instrumentales que no se escuchan en otros lugares.

—Y con Peter Gabriel, ¿advierte una relación?

—No creo que haya mucha relación; por supuesto que fui influenciado por Peter, pero mi forma de escribir en esta banda es particular de la Stick, y no entra en el tipo de música que él escribiría.

—¿En qué dirección cree que ha ido renovándose su carrera a lo largo de los años?

—Mi música y carrera tuvo algunas variaciones a través de los años. Lo que es constante es mi búsqueda por tocar buena música. Sigo tratando de abrirme paso a nuevas formas de crear para, con suerte, mantenerme tocando de una forma dinámica e interesante, y no sólo confiándome de lo que hice en el pasado.

—A los diez años ingresó en la música tocando el contrabajo, pero también pasó por otros instrumentos como la tuba. ¿Cómo llegó al Chapman Stick y cuáles son los matices sonoros que le permite expresar ese instrumento?

—Cuando el instrumento fue publicado por primera vez, cerca de 1976, me compré uno inmediatamente porque me posibilitaba una forma de tocar el bajo con un sonido diferente que es muy percusivo y que se tocaba con la técnica “hammer-on”. La inusual afinación del instrumento me ayudó a encontrar diferentes sonidos que no estaban en las cuerdas habituales de un bajo. A través de los años, he añadido una interpretación de la parte superior de la guitarra cuya salida corresponde a un amplificador separado, que utilicé especialmente en el disco Discipline, de King Crimson, donde sentí que el stick quedaba perfecto. Finalmente hice un álbum (solista, Stick Man, de 2007) con material escrito para el instrumento, y que me llevó a continuar con este tipo de escritura en este trío.

—A pesar de las potencialidades que tiene el instrumento, ¿por qué no se masificó en toda su dimensión?

—En cuanto a la popularidad del instrumento, creo que hay bastantes artistas que lo usan alrededor del mundo pero no está ni cerca de ser tan popular como la guitarra, tal vez sólo porque es un instrumento mucho más reciente, o porque hay un solo fabricante. Su creación llevó a una expansión de técnicas de cómo debían ser tocados ciertos instrumentos con anclaje en guitarra, que no son técnicamente stick pero que tienen formas similares de ser ejecutados. De hecho, Markus toca una guitarra que diseñó y construyó él mismo.

—¿Cuál es el campo expresivo que se le abrió a partir de la técnica bautizada como “funk fingers”?

—Al igual que el stick, el “funk fingers” se me presentó como una manera de conseguir un sonido inusual en el bajo. Empecé con esa técnica cuando grabé con Peter Gabriel “Big Time”, donde puse los palillos del baterista en las cuerdas del bajo mientras lo agitaba. Luego estuve tratando de hacerlo con un “drum stick”, no fue fácil, pero ahí Peter me sugirió la idea de acoplar los palillos a mis dedos. Con el tiempo, procesé todos esos elementos y desde entonces lo utilizo en algunas grabaciones; pero tampoco en muchas, porque el sonido muy percusivo no es apropiado para todo.

—Dijo que una de las cosas que más le gustaba era experimentar sobre el escenario en busca de nuevos sonidos. ¿Sobre qué aspectos se basa para crear los disparadores que guiarán la improvisación?

—El tipo de improvisación que me gusta es muy abierto y sólo funciona cuando los artistas están dispuestos a escuchar mucho. Creo que esa forma de tocar es muy interesante, aunque riesgosa, porque no siempre terminás haciendo algo grande, pero la recompensa llega cuando finalmente lo encontrás. El público también se da cuenta y, cuando pasa, todos tenemos la recompensa; algo que no podemos expresar con palabras pero que entendemos muy bien internamente.

—¿Qué sorpresas tiene previstas para el concierto en Rosario? ¿Habrá lugar para hacer temas de Crimson?

—Esta vez habrá más canciones de Crimson, además de nuevos temas nuestros. En cuanto a contarle las sorpresas, si se las adelanto, no serían sorpresas. Pero tengo que admitir que estoy tratando de aprender las letras de Indiscipline en español, para que podamos tener una presentación especial, única para esta gira.

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