Policiales

De productor musical a narco

El Señor de la Cumbia de Santa Fe sumó condena por lavar dinero con ganancias de la venta de drogas

El ex productor de la movida tropical Beto Basimiani fue penado por comprar dos viviendas y cuatro autos con la recaudación por la venta de drogas. Detenido desde hace una década, es el tercer fallo que acumula en su contra por delitos relacionados y que lo llevarán a pasar 20 años de cárcel


Raúl Narciso “Beto” Basimiani tiene 58 años y hace un década era uno de los productores de la música tropical más nombrado en la capital provincial hasta que en 2013 fue detenido por la Justicia federal en una causa por venta de estupefacientes. Aún se lo llamaba el Señor de la Cumbia de Santa Fe cuando en 2015 terminó condenado por regentear el narcomenudeo en cuatro inmuebles y en 2018 recibió otra pena por organizar el comercio de drogas desde la cárcel de Coronda donde uno de los compradores era un barra rosarino. En medio de estas causas, el fiscal federal Nº 2 Walter Rodríguez lo investigó junto a su pareja por lavado de activos provenientes del narcotráfico.

Esta semana, el magistrado del Tribunal Oral Federal de Santa Fe, Luciano Lauría penó a Basimiani a tres años de prisión mientras que su ex pareja, Angélica González (35) recibió un año y medio  de cárcel. Además, el juez ordenó el decomiso de dos viviendas y de dos autos, de los cuatro que figuraban en el expediente. Es que esos vehículos ya habían sido decomisados en las causas anteriores. La resolución unificó todas las penas en 20 años de cárcel para el ex empresario de la movida tropical santafesina.

El fiscal Rodríguez inició esta investigación en 2017 y puso en la mira el patrimonio de la entonces pareja Basimiani-González en la que la hipótesis fue que los bienes habían sido adquiridos a través de actividades relacionadas al narcotráfico.

El ex productor de la música tropical está detenido desde 2013 por una causa conexa a la que investigó y condenó al ex jefe de Policía de la provincia, Hugo Tognoli, por no investigar al narcotraficante de Colastiné, Daniel “Tuerto” Mendoza.

En diciembre de 2018, la Fiscalía federal pidió el juicio oral para la pareja, a quien atribuyó haber puesto en circulación en el mercado, entre 2012 y 2013, “dinero en efectivo proveniente del tráfico ilícito de sustancias estupefacientes con la posible consecuencia de que el origen de los bienes adquieran la apariencia de lícito, mediante operaciones de compraventa de automotores e inmuebles, que superan holgadamente la suma de trescientos mil pesos”.

En ese sentido, Rodríguez puntualizó que esas acciones fueron materializadas con la compra de dos propiedades, ubicadas en Castelli al 1700 y en avenida Aristóbulo del Valle al 5100.

En tanto, los cuatros autos fueron descritos como: un Mitsubishi Coupe Eclipse GS-T cuyo valor de transferencia fue de 76.000 pesos; un BMW Sedán 4 puertas 320 valuado en 138.000 pesos; BMW Todo terreno cotizado al mismo valor del anterior; y un Volkswagen Sedán 5 puertas Fox valuado en 84.300 pesos. Todos estos valores fueron en relación al tipo de cambio del momento, entre 2012 y 2013.

En cuanto a las propiedades, la Fiscalía acusó a González de haber tenido un 50 por ciento de la propiedad de Aristóbulo del Valle al 5100. Según la Afip, la propia González vendió ese inmueble a 150.000 pesos el 23 de septiembre del 2014.

Por otro lado y en relación a la vivienda de calle Castelli al 1700, los pesquisas atribuyen que esa propiedad es de Basimiani en torno a dos declaraciones de testigos, a que el propio acusado brindó ese domicilio cuando  fue indagado como así a informes de organismos oficiales.

Además, se sumó una escucha del ex productor cuando llamó desde la cárcel de Coronda a Gonzalo Caudana –condenado como uno de los proveedores de cocaína más importantes de Entre Ríos– para avisarle que estaba vendiendo la propiedad de Castelli.

“Che Gonzalito estoy arreglando el departamento de allá viste de Castelli está fantástico. Está bárbaro en venta si querés comprar un departamento en Santa Fe. Tiene todo mueble de algarrobo, tiene mármol, está espectacular”, fue la estrategia de Beto para tentar Caudana, aunque la transacción no prosperó.

En la requisitoria de elevación a juicio, Rodríguez también tuvo en cuenta los ingresos declarados en la Administración de Ingresos Públicos (Afip): González figuraba en la categoría más baja del monotributo, en ese entonces era de 12 mil pesos.

A su vez, Basimiani tenía como actividad principal la “venta al por menor de bebidas en comercios especializados, servicios de publicidad y servicios empresariales”.

Además, la Fiscalía presentó como otra prueba la condena del 4 de diciembre del 2015 para Basimiani a seis años de prisión por comercio de estupefacientes entre 2012 y 2013 en dos comercios y dos domicilios de la capital provincial.

La pata rosarina 

También tuvo en cuenta la resolución del 25 de abril de 2018 cuando la Justicia federal lo penó a 13 años de cárcel por dirigir el negocio narco a través de González desde la cárcel de Coronda en el marco de una investigación llevada a cabo por la Policía Federal de Rosario que se llamó Operación Gringo.

El operativo de las fuerzas federales en Rosario fue en octubre de 2016 y llevaba el apodo de Mario Sebastián Visconti, barrabrava de Rosario Central y sindicado como líder de una organización narco, quien para ese entonces había sido ejecutado a balazos cinco meses antes en un camino rural de Ibarlucea.

Uno de los allanamientos fue en la celda de Beto y otros procedimientos fueron en la ciudad de Santa Fe donde cayó la entonces esposa de Beto Basimiani.

En esta causa, el ex productor musical fue sindicado como proveedor de drogas del Gringo, aunque éste último nunca fue condenado por narcotráfico.

Con estos indicios llegó la causa a 2018 y Beto Basimiani fue sometido a juicio en el que se conoció que su identidad surgió como quien mantenía conversaciones fluidas desde su celda de Coronda con integrantes de la banda del Gringo.

También se conoció que organizaba la venta de drogas a través de González y de dos menores de edad.

En ese debate oral, el tribunal federal de Santa Fe lo condenó a 13 años de prisión como organizador del comercio ilícito de estupefacientes agravado por haberse servido de menores de 18 años y dispusieron una multa de casi medio millón de pesos para el empresario. Y ahora, con esta tercera condena, el ex productor musical sumó tres años de prisión que se acumularon con las anteriores en dos décadas tras las rejas.

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