El Ciudadano Global

Enfoque

El rol de las ideas en el Mercosur

¿Qué incidencia tienen las ideas de los presidentes sobre integración regional en el devenir del Mercosur?


Por Mariana Reutemann / Especial para El Ciudadano

¿Qué incidencia tienen las ideas de los presidentes sobre integración regional en el devenir del Mercosur? Pensar al bloque meramente desde directrices económicas-comerciales resulta insuficiente. Sobre todo, frente a un escenario de “pérdida de prioridad” que se avecina con el gobierno de (Jair) Bolsonaro.

Solemos analizar al Mercosur desde su arista económica-comercial, sin indagar en el peso que tienen las ideas sobre el proceso de integración regional. La perspectiva economicista resulta incompleta, si consideramos que el bloque está construido sobre una estructura de carácter intergubernamental, donde sus Estados Partes se caracterizan por un marcado “presidencialismo”. Frente a este panorama, se impulsa la necesidad de pensar en la influencia que ejercen, sobre el devenir del bloque, las ideas y visiones que los presidentes tienen de él. Cabe preguntarse de qué manera sus visiones pueden dibujar –¿o desdibujar?– su trayectoria. Los dichos del “superminsitro” de Bolsonaro, Paulo Guedes, sobre que el Mercosur no será prioridad, exponen la necesidad de indagar el alcance que tienen las ideas.

Integración y después

Las visiones de los presidentes fueron delineando el camino a seguir por el proyecto mercosureño, implicando en ocasiones, incluso, un alejamiento de su anclaje normativo e institucional. El bloque fue diseñado originalmente como un proyecto de apertura comercial y desregulación económica, abocado a alcanzar un mercado común. Su tratado fundacional no incorporó cuestiones relativas a la democracia ni a los derechos humanos. La integración fue entendida en clave comercial y con el foco puesto en alcanzar los mercados externos. En cambio, a partir de la crisis regional, que culmina con Argentina en 2001, el Mercosur es visto como un espacio desde el cual impugnar al neoliberalismo, defender la soberanía y unir fuerzas para enfrentar los desafíos del escenario internacional. Con los gobiernos progresistas, el bloque se amplía hacia una dimensión social y política, con la creación de instituciones que buscan impulsar una mayor participación política e igualdad, alejándose de los objetivos originales.

Neoliberales al ataque

Con la nueva ola de gobiernos neoliberales en Argentina y Brasil, de la mano de Macri y (Michel) Temer, el Mercosur vuelve a adoptar un giro aperturista y una concentración de su agenda en la dimensión económica-comercial, que se explica en una serie de factores como, por ejemplo, la desideologización del Mercosur. La suspensión de Venezuela es paralela a la firma de acuerdos en materia de inversiones, contrataciones públicas y derechos del consumidor. La supuesta desideologización del Mercosur tras el distanciamiento del gobierno de Maduro, se acompaña por una desideologización abrazando una propuesta aperturista neoliberal encabezada por Macri y Temer.

También se acentúa la mirada economicista de la integración. Esta mirada, presente en sus discursos, si bien condecora a la democracia y derechos humanos como cualidades de la región, desplaza a las cuestiones políticas y sociales de la agenda regional. Las relaciones con la región se entienden como relaciones económicas, y cuestiones de género, pobreza, desarrollo, no son priorizadas por las presidencias.

En cuanto al  Mercosur como plataforma de inserción internacional, la visión del bloque se ve reflejada en la prioridad dada a la negociación de acuerdos comerciales, reimpulsando el acuerdo con la Unión Europea y el acercamiento hacia la región de Asia-Pacífico. El Mercosur atraviesa una etapa donde vuelve a implantarse un regionalismo abierto, con la inserción externa y la atracción de inversiones como guías de la integración, y esfuerzos concentrados en la agenda externa.

Bloque flexibilizado

A partir del triunfo de Jair Bolsonaro y las declaraciones de su futuro ministro sobre que el Mercosur no será prioridad, es cabal preguntarse cuál será su visión de la integración. Probablemente, la idea de no priorizar el Mercosur no implique desligarse del bloque, sino flexibilizarlo. Esta idea marcaría un punto de inflexión si el socio de mayor peso comienza a abanderar la propuesta de retroceder la integración hacia una zona de libre comercio, que permita negociar de manera independiente con terceros. Si las ideas logran imponerse sobre el diseño normativo e institucional del bloque, este quedará atado nuevamente a los lineamientos de los mandatarios, y será inminente la llegada de una etapa para el Mercosur con un nuevo alejamiento de su objetivo original, el de formar un mercado común.

Licenciada en Relaciones Internacionales. Tesina de Grado

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