Edición Impresa

“El rock no sabe cómo hablar de una realidad y el tango sí”

Por Luciana Mangó. Dolores Solá, voz principal de La Chicana, celebra 18 años de la propuesta que infundió nuevos aires al 2x4 y reflexiona acerca de sus inicios, la actualidad del género y se muestra crítica ante la falta de espacios y difusión para el género.


la-chicana-dentroLejos de las tradicionales clasificaciones musicales y logrando un sonido tanguero que respeta las bases pero incorpora con gran acierto rítmicas e instrumentos de otros géneros, La Chicana irrumpía en la escena de la música ciudadana con su novedosa propuesta dando lugar a un exitoso camino que hoy cumple 18 años.

En el marco de esa celebración, el conjunto liderado por Dolores Solá y Acho Estol visitará Rosario para brindar un show sobre el escenario de La Comedia (Mitre y Ricardone), que tendrá lugar esta noche, a las 21, en el que hará un recorrido por todos los éxitos de sus discos, en especial por los temas de su último material Revolución o Pop (2011).

Orgullosa y conforme con el recorrido que llevaron adelante desde hace casi dos décadas, Dolores Solá confesó no imaginar el éxito que devino a partir de la propuesta de la formación, en un ameno diálogo con El Ciudadano, en el que además repasó los comienzos del conjunto, reflexionó acerca de la actualidad del género y se mostró crítica ante la falta de espacios de difusión para el tango.

—¿Cómo analizás el recorrido que transitó La Chicana en estos 18 años?

—Cuando empezamos no soñábamos con lo que ocurrió después. Empezamos sabiendo que teníamos ganas de tocar tango, veníamos de hacer otras cosas y empezamos tocando tangos de la década del 20 y del 30. Inmediatamente incorporamos algunos temas de Acho, quien había compuesto toda la vida, pero no se había animado mucho al tango. Nos gustó mucho “Farandulera” y se convirtió en el primer tango que hicimos. Poco a poco, nos animamos a sacar los pies del plato y a hacer otros géneros también, siempre con el sello de la composición de Acho. Con el tiempo empezamos a hacer lo que teníamos ganas de hacer y a no preocuparnos mucho por cómo se veía de afuera esto de hacer convivir al tango con otros géneros, cosa que en realidad existía en la primera tradición del tango: Gardel cantaba tangos, valses, milongas, pero además canciones muy exóticas que no tenían nada que ver con el tango como fox trot, fado, canzonetta napolitana, y fue muy criticado por eso. Nosotros seguimos un poco ese ejemplo, a pesar de que era algo que durante muchísimo tiempo no se acostumbró en el tango, porque el género se encapsuló y se devoró a sí mismo perdiendo mucho a partir de cierto momento.

—¿Cómo fue el proceso de experimentar con un género tan tradicional como el tango?

—Nosotros empezamos a incorporar las influencias que teníamos desde lo beat hasta los jóvenes flamencos, que es una movida que siempre admiramos mucho en España y pensábamos que eso estaba pendiente en Argentina con el tango. Así que nos animamos a tocar tango desde nuestra generación, desde el Buenos Aires de hoy, a levantar una bandera de que el tango es parte del folclore rioplatense y entonces lo hicimos convivir con otros géneros folclóricos. Después, fuimos un poco más allá y grabamos temas con espíritu tanguero, por ejemplo, temas de Bertolt Brech o Tom Waits que tradujimos al español. Hubo un público que nos empezó a seguir y lo que en un momento pareció muy loco para hacer hoy no parece algo tan audaz; quizás porque venimos existiendo hace 18 años pero además porque hay otras propuestas. Pero me parece que somos un poco la punta de asta de pensar que no podemos hacer tango como en la década del 40, de asumir que pertenecemos a esta generación y que está bien que se dejen ver las influencias que uno tiene. Todo esto respetando mucho el género, por eso no nos gusta mucho cuando nos hablan de fusión porque a veces se desnaturalizan los géneros fusionándolos y no es el caso de La Chicana.

—¿Cómo ves la escena musical del tango en la actualidad?

—Musicalmente hay una escena maravillosa, está lleno de jóvenes en el Conservatorio estudiando tango, componiendo con propuestas muy diferentes: algunas más asociadas al pop (Falopa, Los Falsos Profetas); los piazzoleros de siempre, y otros que componen tangos más oscuros (Melingo). Lo que no veo es que acompañe la difusión ni los espacios para tocar. El tango está de moda y lo eligen para que acompañe una publicidad de vino, pero ponen tango electrónico y no se animan a poner un tango con más contenido. Sigue habiendo una idea en la mayoría de que el tango es medio mersa, es muy pintoresca la milonga pero no se termina de tomar en serio la escena del tango como vehículo que, en muchos casos, reemplaza al rock. El rock está decadente y no sabe cómo hablar de una realidad que el tango sí. En este momento hay una movida mucho más interesante con el tango que con el rock pero todavía no hay grandes festivales, el tango sigue siendo una cosa de culto.

—Ustedes expresan que “en el origen del tango está la esencia del rock”; ¿cuáles son los puntos de encuentro entre estos géneros?

—Había una época en la que el rock no existía y el tango tenía una escena tan rica que había desde tango de salón, con gente elegante que iba a bailarlo, hasta una movida under. Era la música a través de la cual se expresaba una movida under porque no existía el rock como lenguaje, entonces hay un tango que nos inspira que fue transgresor, oscuro y marginal.

—En su propuesta pretenden rescatar el espíritu de rebelión y el melodrama de las primeras décadas del tango. ¿Cómo trabajan para lograr este objetivo?

—Hay un espíritu de rebelión en cuanto a romper con algo establecido e instalado como lo típico del género que nosotros rompemos por la forma con la que encaramos el tango desde el escenario, que no tiene nada que ver con ninguna de las cosas instauradas durante muchos años. La poética de Acho es muy rockera por un lado, y muy tanguera por otro. A su vez, incorporar instrumentos no tradicionales en el tango para hacerlo convivir con otros géneros hace que seamos bastante poco tradicionales.

—La Chicana es una propuesta difícil de categorizar, ya que en sus temas se puede advertir elementos de varios géneros, además del tango, pero ustedes no se identifican con el término fusión. ¿Cómo la definirías?

—Siempre caemos en la misma trampa al hablar de La Chicana, ya que todas las palabras te esclavizan, ya sea si uno dice rock o rebeldía. La verdad es que La Chicana tiene mucho de clásico; yo soy una cantante de tango tanto por la vestimenta como por la forma en que me instalo y canto sobre el escenario. Lo que hay es una enorme falta de solemnidad y mucho humor, que sumado a las letras actuales nos lleva a otro lugar. A veces me gustaría no pertenecer a La Chicana para ver cómo lo vería desde afuera. No nos quedamos en ningún estereotipo, no me gusta pensar que para cambiar el tango haya que recurrir a la caricatura del humor ni al estereotipo tanguero. Me parece que uno puede tener humor y, al mismo tiempo, conservar la poesía rica y tradicional del tango. En el tango electrónico se olvida la poesía y es algo fundamental en el tango.

Comentarios

10