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El Paraná en Rosario

El río marrón seguirá en rojo de alturas: este martes quedó 15 centímetros bajo el cero de la escala

Todos los pronósticos oficiales coinciden en la persistencia de la bajante extraordinaria durante los próximos meses. Complicaciones en el transporte comercial y recreativo, en la provisión de agua potable, en la reproducción ictícola y la pesca


Foto: CLM

El nivel del Paraná este martes continuó, en la primera de las dos mediciones diarias, a la hora cero, 15 centímetros por debajo del cero en la escala disponible sobre el kilómetro 416, en Rosario. Y los pronósticos oficiales indican que la tendencia se mantendrá varios meses más ante la falta de lluvias en toda la cuenca. La situación, extraordinaria pero no la única en la historia contemporánea del río, complica la navegación comercial y recreativa, la provisión de agua potable, la preproducción ictícola y actividades como la pesca.

Que la altura del río sea negativa no significa que esté por debajo del nivel del mar. Las escalas de comparación son arbitrarias. A lo largo de la cuenca en territorio argentino, datan de principio del siglo pasado. Algunas de antes, como en Rosario, que comenzó a registrar los niveles en 1884. El organismo público de navegación fijó por ese entonces el cero de referencia donde según los conocedores del río era el nivel más bajo que recordaban, y ello en forma aproximada.

El último informe del Instituto Nacional del Agua (INA) augura un futuro inmediato nada alentador. “El río Paraná, en las últimas 12 horas, registra en sus estaciones portuarias un comportamiento general mayormente en estacionario hasta Yaciretá, con Libertador en ascenso. Aguas abajo de la Presa, los niveles se presentan mayormente en estacionario o descenso hasta Baradero, con Goya, Ramallo y San Pedro en ascenso y con Santa Elena sin datos”, destaca.

El 90 % del caudal que circula por el río Parana en el tramo argentino es generado fuera del territorio nacional, en la parte alta de la cuenca, en Paraguay y Brasil. La bajante actual se explica a partir de lluvias muy por debajo de lo histórico en esa geografía. Además, las represas hidroeléctricas en esas regiones mantienen erogaciones de caudal modestas, porque tratan de almacenar lo más posible para administrar la producción de energía. Todo, pese a las negociaciones entabladas por la Argentina para aumentar los drenajes.

También en territorio argentino, el último pronóstico trimestral (enero-marzo) del Servicio Meteorológico Nacional indica como escenario más probable en el período la continuidad de precipitaciones inferiores a las normales sobre el área de la cuenca del Paraná: provincias de Entre Ríos y Corrientes y el este de las de Formosa, Chaco y Santa Fe.

El subgerente de alerta hidrológico del INA, Juan Borús, coincidió en que la situación “no tiene vistas de cambio sobre lo que se ve desde marzo del año pasado. Se hizo una reunión mensual en el Servicio Meteorológico Nacional en donde se analizan las tendencias climáticas y no hay motivos para ser optimista”.

La actual bajante del Paraná, cuyo delta además sufre devastadores incendios desde inicios de 2020, destaca por su duración. Acumula 293 días por debajo de los promedios históricos. Sin embargo, los niveles mínimos que presenta hoy no son los más bajos de los que se tenga registro. La medición mínima en la escala de Rosario fue de ‐1.39 metro en 1944. Y cinco años después alcanzó ‐0.95 metro.

 

Navegación a pérdida

En la ciudad, una de las preocupaciones es la actividad náutica recreativa. Federico Van Tuyne, de la Cámara Náutica de Rosario, señaló que “el panorama es muy complicado porque todos los clubes y guarderías tienen problemas en sus muelles y con los medios de elevación de las embarcaciones. Permanentemente hay que hacer dragados para seguir operando, pero a veces es imposible por el riesgo de desmoronamiento de las barrancas, sin hablar del costo que tiene dragar el río”. La situación afecta el botado de unas 15 mil embarcaciones a motor o vela, y muchas más, en breve, de remo, imposibles de cuantificar.

El comercio marítimo, en particular el de granos y derivados, también acusa un fuerte impacto económico. El último informe de la Bolsa de Comercio de Rosario al respecto, en julio de 2021, estimó que en el semestre que va desde el 1° de marzo hasta el 31 de agosto del año pasado la principal vía de salida de los productos del complejo agroindustrial argentino acusó pérdidas en la cadena de valor granaria del orden de los 315 millones de dólares.

 

 

 

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