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El reutemismo empieza a pedir algo más que silencio

La ausencia del Lole genera reacciones diferentes en su espacio, donde nadie sabe qué hacer hacia 2011.

Por: Daniel Zecca

La expresión “mutis por el foro” se utiliza para describir a quien abandona una actividad o profesión en silencio, sin que nadie lo advierta. “Hizo mutis por el foro”, se dice cuando alguien desaparece de algún lugar o directamente no aparece. En el lenguaje teatral, donde se origina la frase, se utiliza para referenciar a quien abandona el escenario en un momento determinado de la obra y también, aunque con menos frecuencia, a los actores que permanecen en silencio en escena. Este podría ser el caso del senador Carlos Reutemann. Un actor que permanece en silencio en una escena política donde el resto de los actores mueve sus fichas y planea las jugadas a máxima velocidad.

Muchos dicen que el silencio del Lole sobre su probable candidatura presidencial podría ser estratégico, propio de un “genio” de la política que tiene como único objetivo esquivar los golpes innecesarios de una campaña anticipada. Otros creen que ya dijo que no, a través de gestos y señales, y no deja de haber intérpretes que dicen “hay que esperar”. Pero él, por sí mismo, con la lengua que Dios le dio, no dice nada. Nada de nada.

Lo cierto es que el actual senador de la Nación, ex gobernador y ex piloto de Fórmula 1, Carlos Reutemann, ha llevado el silencio a su expresión máxima. Nada por aquí, nada por allá. Ni un sí ni un no. Ni sobre candidaturas ni sobre la cuadratura del círculo. No habla. No dice esta boca es mía. No sabe, no contesta.  Todo un récord en la política, donde hasta el reinado actual del marketing político la oratoria era la herramienta por excelencia.

Sin embargo, en esta supuesta escena teatral-política, con consecuencias directas sobre la política provincial, ya hay actores que empiezan a creer que les llegó la hora de tirar algún “bocadillo”, contra el riesgo de arruinar toda la obra y quedarse sin figuras de reparto y sin espectadores.

Un reutemismo sin Reutemann

A la manera del pobre Lázaro, que esperaba que cayeran las migajas de la mesa del rico Epulón, muchos de sus antiguos compañeros de ruta en la provincia, denominados reutemistas, están esperando algún gesto, alguna frase, alguna onda vibratoria, señal de humo, mail, mensaje de texto o lo que fuere, que les permita aglutinar a la tropa para la campaña de 2011.

“En Santa Fe se inmovilizan para ver qué hace el Lole”, dijo en tono de crítica el domingo pasado en El Ciudadano el ex gobernador José María Vernet, viejo zorro de la política. Y no queda más que darle la razón. Esperan, como Penélope a Odiseo, tejiendo planes y viendo pasar el tiempo. En ese esfuerzo de estoica paciencia están el diputado nacional Daniel Germano y el senador provincial Juan Carlos Mercier, ambos con aspiraciones a la Casa Gris, el por ahora filoreutemista Jorge Obeid, y algún otro por allí. Todos esperan, amparados también en “que falta mucho para las elecciones”.

Otros parecen cansarse, sin perder las formas, y empiezan a pegar carteles igual, porque en esa pretensión de alcanzar algún cargo tienen claro que hoy sus nombres podrían ser tomados por muchos santafesinos como remedios para el dolor de estómago o como una nueva fábrica de pastas, y que no tienen tiempo de esperar la definición del Lole en su propia carrera contra el desconocimiento. En ese lote figura el senador provincial Ricardo Spinozzi, quien anticipó su candidatura a gobernador hace ya unos días, con cartelería en la vía pública donde aparece sin la imagen del Lole.

Parece una locura preguntarlo, pero a la luz de los hechos, ¿Reutemann le está dando la espalda a su propia construcción en la provincia? ¿Se puede ejercer un liderazgo en ausencia y en silencio? Ninguna de estas preguntas todavía encuentra respuesta. Puertas hacia adentro nadie se anima a hablar sobre el tema. Muchos mastican bronca por tanta indiferencia, pero callan. Por ahora todo está en un tenso y ansioso clima de espera, aunque empieza a despuntar la impaciencia.

Intérpretes

La prensa, mientras tanto, para saber algo de Reutemann acude a sus supuestos intérpretes, quienes transmiten tanto desconcierto como el más común de los mortales, y otorgan la certeza de que tampoco hay señales claras en la intimidad. En definitiva, transmiten que el silencio exterior se prolonga hacia adentro de su propio espacio político.

Mientras tanto, los intendentes y presidentes comunales son los primeros en fichar para el adversario, nutriendo cuanto acto kirchnerista se presente en el horizonte. La contrapartida fue el acto de homenaje a José Ignacio Rucci, donde no sólo no hubo jefes comunales, sino tampoco sindicalistas, a excepción de Oscar Daniele, el líder de las 62 Organizaciones Peronistas. Ni siquiera un mensaje de la CGT regional Rosario. Nada. ¿Hubiera sido diferente con Reutemann en el escenario? Seguramente sí. Pero Reutemann no estaba.

¿Está obligado el Lole a un silencio absoluto sólo para garantizar un enigma sobre una candidatura que probablemente nunca sea? ¿Es una buena estrategia para el reutemismo provincial? Nadie puede saberlo por ahora, aunque la impaciencia de algunos seguramente empezará a tallar pronto.

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