Referente indiscutido tanto del blues como del rock nacional. Dueño de una estética y una personalidad irreverente que sorprendía, intimidaba y despertaba admiración a quienes lo conocían en profundidad y a aquellos que disfrutaban de su magia sobre el escenario. Roberto Pappo Napolitano fue un tipo bueno con pinta de malo que revolucionó la escena musical de los 80 y se transformó en artista de culto. Hoy El Carpo cumpliría 64 años, su pérdida (en 2005) dejó un hueco pero también un legado inconmensurable. Para matizar esa conmemoración, Canal Encuentro programó, a partir de las 23, el estreno de un nuevo envío de Quizás porque. Biografías de rock en el que, bajo la conducción de Palo Pandolfo, será repasada la vida de “uno de los mejores guitarristas del rock argentino”.
A lo largo de su vida, sus pasos por Rosario fueron numerosos, con shows oficiales o sorprendiendo con zapadas en recitales de otros músicos. “Tengo el gusto de decir que fui uno de los pocos que lo vi en sus inicios, en El Círculo tocando para 30 personas”, contó a El Ciudadano Caburo, consagrado músico local que junto a su banda Caburo Blues forma parte de la escena del género a nivel local y, tras tenerlo entre sus principales referentes, supo compartir shows y zapadas con El Carpo. “Una noche estábamos por tocar en La Rockería, llegaron Palmo Adario y Pappo. Pidió tocar la batería y no lo dudamos aunque el batero se enojó un poco (risas). Me arrimé y le pregunté: «¿Vamos a zapar unos temas», y me contentó: «¡Claro, si no ensayamos!». Era un loco pero si le caías bien se transformaba en un gran amigo”, relató.
Con el recuerdo aún vívido de aquel show de “Pappo y amigos” llevado a cabo en el 2000, en el que lo invitó a tocar transformando esa noche en uno de los hitos de su carrera, el guitarrista local Bonzo Morelli se refirió a Pappo como “uno de los grandes guitarristas del mundo”, aunque lamentó que no tuvo en vida el reconocimiento que merecía. “Ahora todos los jóvenes lo tienen como referente. Muchos lo escuchan, su legado es inmenso y está vigente. El reconocimiento que merecía recién le llegó en los últimos años de su carrera”. Consultado sobre los principales quiebres en el género introducidos por el guitarrista, Morelli señaló: “Su quiebre fue más allá de la música, fue estético. Fue el primer rocker de moto y cuero”.
“Una de las cosas que más atrapaba de él era su personalidad. Era arrollador”, agregó Caburo.
Refiriéndose a lo estrictamente musical, Morelli hizo referencia a la modificación de la escena del rock que introdujo Pappo, cuando después de la dictadura militar “el rock era más paz y amor y él llegó con tachas y camperas de cuero a generar un despelote con una música muy potente. Él iba al choque, estaba siempre buscando romper esquemas”, dijo el también guitarrista y reflexionó: “Creo que por eso le costó tanto ser reconocido, porque no se amoldaba a las exigencias del mercado de la época”. Para Morelli, más allá de su estética, “era un tipo de un gran corazón”. “Una vez su hermana me dijo: «Él se hace el loco, pero es buena gente». Y así era, cuando murió, todo el barrio lo lloraba”, recordó mientras que rescató el gesto que supo tener con él invitándolo a aquel recital de amigos a principios de siglo. “Siempre recuerdo ese gesto e intento reproducirlo invitando a mis alumnos a los shows”, concluyó Morelli.
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