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Una playa muy tranquila

El pueblito paradisíaco “escondido”, cerca de Mar del Plata, que es ideal para desconectarse

En medio de la extensa ruta 11 que va desde la ciudad de La Plata a los balnearios de Miramar, se encuentra un pequeño pueblito soñado que tiene a la naturaleza como su fundamental atractivo, una atrapante historia para conocer, playas paradisíacas para disfrutar y una tranquilidad absoluta


Una postal de las extensas playas de Mar de Cobo

La provincia de Buenos Aires, en su totalidad, esconde una inmensidad de puntos turísticos ocultos, de escasa difusión pero abundante belleza, que esperan a ser descubiertos y que miles de nuevos visitantes los conozcan. Así, a la hora de hacer una escapada de fin de semana o de vacaciones, los ciudadanos eligen como puntos más seleccionados, aquellos que tienen salida al mar o que bordean la Costa Atlántica, sobre todo en tiempos de verano, ya que las refrescantes aguas les permiten alivianar las altas temperaturas y las actividades para entretener a los más chicos van cada vez más en aumento.

De este modo, al buscar el próximo destino que visitarán, los habitantes se encuentran con una extensa variedad de opciones, que van desde las típicas y grandes ciudades urbanas hasta pequeños y pintorescos pueblitos ocultos en los rincones de las rutas que le ofrecen a los turistas no solo la oportunidad de disfrutar de las playas, sino más bien la posibilidad de descansar, alejarse de los ruidosos caos del centro y conectarse más con las maravillas que brinda la naturaleza.

Entre estas últimas opciones, se encuentra un pequeño parador ubicado a 11 km del balneario de Santa Clara del Mar y a 6 km del pueblo de Mar Chiquita, que esconde en su interior una gran historia, tiene playas paradisíacas con agua cristalina para disfrutar y es ideal para visitar con los chicos durante las vacaciones de verano, debido a que su ofrecimiento de actividades es cada vez más amplio. Se trata de “Mar de Cobo”, una pequeña localidad de la Costa Atlántica que fue lugar de acogimiento de muchas celebridades reconocidas.

Un pueblito con un pasado encantador

Esta localidad perteneciente al partido de Mar Chiquita, ubicado en la zona sudeste de la provincia de Buenos Aires, se destaca por su gran inmensidad de colores, naturaleza, tranquilidad y belleza. Es conocida comúnmente como un “Oasis de paz”, debido a que es un sitio silencioso, poco contaminado de sonidos automovilísticos y más sumergido en el ruido ambiente de los animales que allí habitan.

Este hermoso barrio de no más de 300 hectáreas está compuesto por cuatro parajes distintos: La Baliza, Parque Lago, La Caleta y el Mar de Cobo, que se destacan entre sí por sus diferentes atractivos visuales. Allí, no solo se puede descansar y compartir un mate tranquilo con sus seres queridos, sino que a la noche, muchas veces, sobre todo en temporada de verano, se arman distintas festividades alrededor de la plaza principal, para que los turistas y visitantes se diviertan y pasen lindos momentos con sus familias y amigos.

El pueblo de Mar de Cobo fue fundado en el año 1947, a partir de la construcción de las primeras viviendas que se llevaron a cabo gracias a la venta de tierras que realizó la familia Ugarte Anchorena, dueños de las héctareas. Si bien se sabe que antes del canje de esos terrenos había gente que habitaba la zona, el momento clave de inicio fue cuando se vendieron los primeros metros cuadrados y se construyeron las casitas. Así, con el tiempo se fue consolidando toda una villa turística cargada de belleza y amplios atractivos.

Lo que destaca a este pintoresco barrio costero es la inmensidad de sus playas de arena clara y agua cristalina, similares a las que se ven en las inmediaciones del Caribe. Pero no solo sus balnearios llaman la atención de los turistas, sino también sus muelles naturales que le permiten a los visitantes observar de una manera única, casi nunca vista, los prestigiosos espectáculos que brinda el cielo, ya que no hay demasiada contaminación lumínica que arruine la visión. Contiene una población acotada de tan solo 760 habitantes permanentes que esperan todo el año a ser visitados por nuevos turistas que se enamoren de sus joyas.

 

Para llegar hasta allí desde Buenos Aires se recomienda tomar la Autopista Ricardo Balbín hasta dar con la Ruta Provincial N°11. Una vez allí, conducir por dicho camino hasta arrimar al kilómetro 487 donde se encuentra la entrada de este mágico pueblito.

Actividades para hacer en Mar de Cobo

En este irremplazable punto turístico, los visitantes podrán realizar caminatas, paseos en rodados pequeños, cabalgatas, meriendas al aire libre y divertidas reuniones familiares. En él encontrarán un bosque que forma parte de una reserva forestal. Una pintoresca arboleda que está integrada por álamos, pinos, olmos, cipreses y lambercias y que alberga diferentes especies de aves autóctonas.

Otra de las actividades recurrentes que realizan los habitantes y turistas que asisten a dicho lugar es la pesca, ya que esta zona es poseedora de fondos de arena y piedra tosca, dos complementos que son ideales para la pesca de corvina negra y pejerrey panzón, dos de las especies que más se buscan. También los turistas pueden realizar deportes como kayak y surf.

El centro es chiquito, pero tiene todo lo que las personas necesitan para subsistir e incluso cuenta con varios locales pintorescos que no tardan en llamar la atención de los viajeros. Si salen por la tarde noche, hay pequeños locales de cerveza artesanal y comidas para disfrutar en familia. Es un pueblo bastante familiar y de amigos, no suele haber conflictos callejeros y pueden caminar tranquilos sin tener que hacer demasiadas colas para ingresar a los negocios.

Las calles, por su parte, también tienen su propio atractivo, ya que poseen un particular trazado que forman semicírculos que comienzan y terminan en la avenida de acceso que se llama “Manuel Cobo” y la cual conduce al mar. El mes de noviembre es el que más se llena de gente este pequeño pueblo, debido a que allí se realiza la Fiesta Nacional del Cordero Costero que une a los pobladores de diferentes zonas aledañas en una noche a pura comida y música.

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