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El planeta dado vuelta

Por Carlos Duclos

“El Planeta está mal”, dijo con tono reflexivo y admonitorio a su eventual interlocutor. Este, luego de unos segundos que se reservó para la cavilación del asunto, acentuó la descripción con un escueto: “muy mal”. Miles de evacuados como consecuencia del temporal que asola a gran parte del norte y Litoral y varios muertos, son el triste saldo que dejan la lluvia y las inundaciones.

¿Hay responsabilidad del hombre en esta suerte de disloque climático? Es un tema tratado hasta el hartazgo, con sucesivas conclusiones que son contundentes: sí, por supuesto que sí. Fenómenos que han causado desastres, es cierto, ocurrieron a lo largo de toda la historia de la humanidad ¿pero con tanta frecuencia? El ser humano, o para mejor decir y ser más justos, una parte de la humanidad minoritaria deslumbrada por la renta, está diezmando el Planeta: tala indiscriminada de bosques, contaminación del medio ambiente, rotura del eco sistema de diversas formas, dan forma a eso que se conoce como calentamiento global y que es causa de no pocos males y desastres.

En su obra “El Jardín de los Cerezos”, Chejov dice: «Dios mío, tú nos has deparado los grandes bosques, los inmensos campos, los horizontes profundos; y, en nuestra calidad de habitantes de esta tierra enorme y prodigiosa, nosotros debiéramos ser gigantes…».

Gigantes, sí, pero la mezquindad de los factores de poder ha determinado que fuésemos energúmenos condenados a un futuro angustiante.

Es menester recordar que ante la próxima Cumbre de Copenhague, un grupo de investigadores británicos ha afirmado que el tema del cambio climático es hoy “más alarmante que nunca”. Los científicos dicen que la única manera de paliar un poco este desalentador panorama es mediante la reducción de las emisiones de gases. Claro que este pedido clamoroso de muchas personas e instituciones encuentra oídos sordos. La sensación señala que en el año 2007 hubo un pico de preocupación por la cuestión del calentamiento.

Hubo interés especial por parte de las personas y los gobiernos, pero a medida que el planeta se fue calentando, ese interés se fue enfriando.

Lo cierto es que los niveles de dióxido de carbono siguen aumentando, hubo un deshielo paulatino de las capas del Ártico en 2007 y 2008, y la última década se ha registrado como la más cálida en los últimos 150 años.

Los expertos afirman que la gran ola de calor que hubo en Europa en el año 2003, las inundaciones que se produjeron en Gran Bretaña en el 2007 y las recientes sequías de Australia, son sólo algunos de los graves efectos del calentamiento global. Lo cierto e incontrastable es que si no se adoptan medidas serias, en conjunto y a tiempo, las futuras generaciones, nuestra propia sangre. Sufrirá graves consecuencias.

Se asegura que con el paso del tiempo los cambios serán más notables y esto afectará el precio de los alimentos, traerá más enfermedades, habrá zonas inundadas y otras completamente secas. Es decir, habrá una pérdida total del equilibrio. Por otra parte, los científicos sostienen que se está acelerando además la acidificación de los océanos, la pérdida de las selvas, la degradación de los ecosistemas y la desertificación del planeta. ¡Qué increíble poder de destrucción el del hombre! ¡Ah Chejov! Si hasta es posible que la Estepa Rusa desaparezca, la Pampa deje de ser tal, sólo porque el hombre, en su magnífica mezquindad, no quiso ser gigante.

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