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En los últimos años se registró una importante expansión del parque náutico de Rosario. A pesar de que la crecida del río afectó a la actividad, a algunos para bien, a otros para mal, la pasión por navegar el Paraná crece día a día. Desde Prefectura Rosario señalaron que se registran más navegaciones que el año pasado cuando la actividad se vio afectada por la crisis general. La presentación el viernes de los pliegos para la licitación del Parque Náutico Ludueña, en la desembocadura de ese arroyo, es otra muestra del creciente interés de los rosarinos por el río.
El jefe de Operaciones de la policía del río, prefecto Sergio Charles, comentó a El Ciudadano que el parque náutico aumentó su actividad, y que el registro en Rosario posee hoy alistadas unas 10 mil embarcaciones.
Según se supo, en 2006 se registraron unas 342 embarcaciones, mientras que al año siguiente el número subió a 460. “Con la iniciativa del municipio de explotar el río la gente se abocó a navegar. El que tiene la posibilidad adquirió una embarcación (del tamaño que sea) y se lanzó al río”, apuntó el prefecto. Asimismo, no dejó de mencionar que en el registro local no figuran aquellas embarcaciones de zonas aledañas a Rosario que se acercan los fines de semana.
Grandes, cómodos y sin “cunas”
La mayoría de las 24 guarderías náuticas de Rosario refieren que tienen colmada su capacidad dado el auge de la adquisición de embarcaciones. Lara, de Náutica MyM, señaló que las de medio porte no tienen lugar en ese espacio, lo que, debido a la situación general del parque náutico, amenaza con frenar la venta de las mismas. “Al ver que no va a tener dónde guardar su embarcación, la gente piensa dos veces y espera para la compra de una”, dijo la vocera.
Por su parte, Edgardo Baum, de Náuticas Baum, aseveró que “las ventas fueron buenas hasta diciembre”. “Hasta entonces el río no había crecido tanto, pero sí había tapado la isla y de ahí en adelante la caída de las ventas fue muy grande”, apuntó. Sin embargo, Baum aclaró que este cambio “se notó más en Rosario y Santa Fe, y en toda la ribera del Paraná, donde la venta –según los datos que proporcionó esta empresa– sigue en aumento”.
En cuanto a la preferencia de los clientes, Baum comentó que se vendieron muchos botes dobles. “Se ve que mucha gente quiere compartir el disfrute del río”, manifestó. Paralelamente, agregó que al local se acercó mucha gente joven, que es, usualmente, la que se lanza a descubrir el río.
“Entre los cambios también se vio que aquellos que tenían lanchas adquirieron un kayak porque les sale caro salir al río solos y cerca de la costa se puede remar tranquilo. De todos modos, la crecida funciona como filtro porque hay gente que sólo remaba cruzando el río. Antes, con 15 minutos de remo llegabas a la isla, hoy fácilmente tenés que remar media hora para encontrar un lugar, así que depende de las ganas que uno tenga de hacer ejercicio”, subrayó.
Con el crecimiento de la pasión por recorrer el río las embarcaciones que se venden son las pequeñas, “tres veces más que en 2007”. “Esto tiene que ver, en gran parte, con que la Municipalidad y la gente se dieron cuenta de que Rosario tiene un río increíble”, expresó.
En general, el servicio de guardería está disponible las 24 horas del día, los 365 días del año. Según las guarderías, hay puentes elevadores que dejan las embarcaciones en sus respectivas “cunas”. El sistema cuesta entre 270 y 910 pesos, según el porte de la embarcación. “El servicio es el mismo para todos, sólo se cobra el tamaño de vehículo”, señalaron desde MyM.
El lugar tiene capacidad para entre 550 y 600 embarcaciones, “o unas 1.200 motos de agua”, diferenció la empleada, y ratificó que se movió el mercado debido al cambio por embarcaciones de mayor porte. “El dueño de una embarcación chica ha mejorado comprando una más grande. Por ejemplo, las de unos cinco metros eslora (largo) han sido cambiadas por otras de seis. Además, se han buscado muchas embarcaciones cómodas, con capacidad para unas seis u ocho personas. Su manga (ancho) suele ser de unos 2.15 metros”.
Hasta el momento estos medios de movilidad acuática han salido al río dado que la crecida del Paraná no los afectó demasiado. “Seguimos trabajando con los puentes, pero si el río sigue subiendo tendremos complicaciones con los ascensores. No podremos usarlos por su cableado”, explicó Lara.