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Expedientes desaparecidos

El papa Francisco eliminó el secreto de la Iglesia sobre sus casos de pederastía

La disposición comprende los casos de "adquisición o posesión o divulgación de imágenes pornográficas de menores de 18 años por parte de un clérigo, de cualquier forma y por cualquier medio". También, a quienes obliguen "mediante abuso de autoridad, a realizar o sufrir actos sexuales"


El papa Francisco eliminó este martes el secreto pontificio para los casos de pornografía infantil y de pederastía en el seno de la Iglesia, en busca de ofrecer una “plena colaboración” con las autoridades civiles. En febrero de este año, un cardenal alemán había denunciado la destrucción de numerosos expedientes sobre estos delitos en el Vaticano.

Mediante una disposición firmada por el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, anuló el secreto pontificio para los casos que involucren “la adquisición o posesión o divulgación, con un fin libidinoso, de imágenes pornográficas de menores de dieciocho años por parte de un clérigo, de cualquier forma y por cualquier medio”.

La eliminación del secreto, que permitirá acelerar las causas canónicas de pederastía, regirá para los delitos contemplados en el artículo 1 del decreto pontificio “Vos Estis Lux Mundi” de mayo pasado.

La medida incluye “delitos contra el sexto mandamiento del Decálogo”, que consistan en “obligar a alguien, con violencia o amenaza o mediante abuso de autoridad, a realizar o sufrir actos sexuales; realizar actos sexuales con un menor o con una persona vulnerable; producir, exhibir, poseer o distribuir, incluso por vía telemática, material pornográfico infantil, así como recluir o inducir a un menor o a una persona vulnerable a participar en exhibiciones pornográficas”.

La disposición levanta también el secreto sobre las “conductas llevadas a cabo por los sujetos a los que se refiere el artículo 6, que consisten en acciones u omisiones dirigidas a interferir o eludir investigaciones civiles o investigaciones canónicas, administrativas o penales, contra un clérigo o un religioso” en los delitos de pederastía.

Francisco dispuso que desde ahora “el secreto de oficio no obsta para el cumplimiento de las obligaciones establecidas en cada lugar por la legislación estatal, incluidas las eventuales obligaciones de denuncia, así como dar curso a las resoluciones ejecutivas de las autoridades judiciales civiles”.

Los magistrados civiles de los países que investiguen este tipo de delitos podrán ahora tener acceso a las actas de los procesos canónicos.

El presidente del Tribunal de Justicia Vaticano, Giuseppe Dalla Torre, explicó que la nueva disposición indica que siempre que una ley estatal prevea la obligación de denunciar de parte de quien sepa sobre este tipo de hechos, “se favorecerá la plena colaboración con las autoridades civiles evitando incursiones ilegítimas en la esfera canónica”.

El escrito divulgado por el Vaticano establece que “no puede imponerse ningún vínculo de silencio con respecto a los hechos encausados ni al denunciante, ni a la persona que afirma haber sido perjudicada ni a los testigos”.

Según observó en una nota Dalla Torre, “la caída del secreto pontificio tiene efectos generales en todo el arco de los hechos dirigidos a perseguir, en el contexto canónico, un comportamiento deshonesto”, desde la denuncia hasta la decisión final.

Hasta los 18 años: antes, era hasta los 14

La reescritura de las disposiciones dadas a conocer este martes elevan hasta los 18 años, en vez de los 14 previos, la edad sobre la cual es delito canónico atesorar imágenes pornográficas.

Según el secretario del Pontificio Consejo de Textos Legislativos, Juan Ignacio Arrieta, la nueva norma está “en línea” con las de los últimos meses sobre este asunto y “corrige ligeramente” la legislación “haciendo más coherente el sistema disciplinario”.

Arzobispo alemán: La Iglesia culpó a víctimas y protegió a victimarios

Los expedientes que en el Vaticano documentaban los nombres implicados y los hechos sobre los abusos sexuales del clero “han sido destruidos o ni tan solo abiertos”, denunció en febrero pasado Reinhard Marx, arzobispo de la ciudad alemana de Munich, presidente de la conferencia episcopal alemana y uno de los seis cardenales que colaboran con el papa Francisco para reformar el gobierno central católico.

“En lugar de los culpables, quienes han recibido reprimendas han sido las víctimas, a las que ha sido impuesto el silencio”, dijo Marx a fines de febrero en la tercera y penúltima jornada del encuentro mundial convocado por Francisco para enfocar de una manera global la pederastía clerical.

“Los abusos sexuales contra menores y jóvenes son, en una medida no leve, debidos al abuso de poder en el ámbito de la administración”, señaló el arzobispo a los 190 participantes del encuentro, que reunió a las máximas autoridades jerárquicas de la Santa Sede y del catolicismo.

“La administración (del Vaticano) no ha contribuido a cumplir la misión de la Iglesia, sino al contrario, la ha oscurecido, desacreditado y hecho imposible”, abundó el prelado.  Y siguió: “Las formalidades y procedimientos establecidos para perseguir los delitos han sido deliberadamente desatendidos, o mejor borrados o desguazados”.

Marx concluyó que, así, “los derechos de las víctimas han sido pisoteados y abandonados al arbitrio de individuos singulares”.

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