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El Papa cargó contra el aborto

Al inicio de las celebraciones pascuales, Benedicto XVI condenó la implementación de la “pastilla del día después” en Italia, pero no se expresó con respecto al escándalo de pedofilia que aqueja a la iglesia.

El papa Benedicto XVI dio inicio a las celebraciones pascuales con una condena del aborto, pero sin abordar los escándalos de pedofilia en la Iglesia católica que sacuden a varios países europeos, sobre todo Alemania, su país natal, así como Estados Unidos.

Durante una misa en la que se bendicen los santos óleos utilizados durante todo el año, dedicada en particular a la misión de los sacerdotes, el papa condenó de nuevo el aborto.

“Es importante para los cristianos no aceptar una injusticia elevada al rango de derecho, por ejemplo cuando se trata del asesinato de niños inocentes que aún no han nacido”, declaró en su homilía.

“Los cristianos, como buenos ciudadanos, respetan el derecho y hacen lo justo y bueno”, pero “se niegan a hacer lo que, en las disposiciones jurídicas en vigor, no es un derecho sino una injusticia”, recalcó Benedicto XVI.

La nueva condena del papa contra el aborto coincide en Italia con la llegada a los hospitales de la península de los primeros lotes de píldora abortiva RU486, cuya comercialización se autorizó en diciembre tras un largo debate parlamentario.

El nuevo presidente de la región de Piamonte, Roberto Cota (derecha), elegido el pasado lunes en las elecciones regionales, reavivó la polémica al pronunciarse a favor “de la defensa de la vida” y de que la píldora se quede “en los almacenes” y no sea distribuida en su región.

Benedicto XVI llamó a los cristianos a ser “personas de paz”.

“Como sacerdotes, estamos llamados a ser (…) hombres de paz, estamos llamados a oponernos a la violencia y a tener confianza en el mayor poder del amor”, añadió.

Sin embargo, el Papa no se refirió a los escándalos de pedofilia que aquejan a la Iglesia. A pesar de su actitud de hacerle frente al asunto con una carta a los sacerdotes irlandeses, Benedicto XVI prefirió el silencio en uno de los principales escenarios de su institución.

Tanto en Estados Unidos como en Alemania, Irlanda y hasta en Brasil, existieron denuncias de víctimas de sacerdotes abusadores. El problema se incrementó porque la Iglesia decidió callar durante años las denuncias de esos crímenes. El papa había comenzado una política de reconocimiento de culpas pero en esta oportunidad no se expresó sobre el asunto.

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