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Reflexiones

El país está un poco más en estado de sospecha

Si Argentina en los últimos largos tiempos vivía en estado de sospecha, luego de la muerte del fiscal Alberto Nisman muchísimo más. Con el agravante de la dislocación de funciones. Quien debe conducir y pacificar, juzga e irrita. Quien debe investigar, comenta. Quien debe esclarecer, oscurece. ¡Lo peor de todo es la opinión generalizada de una sociedad que siente no llegará nunca a conocer la verdad! Como nunca, el caso Nisman puso sobre la mesa la debilidad del esqueleto institucional argentino.

Francia sufrió un atentado terrorista y hubo un pueblo entero que reaccionó y un gobierno que debió acompañar semejante reacción. El pueblo argentino, ante el caso Nisman, tuvo sorpresa, estupor y muy poca reacción. Algunos dicen que es por miedo. Creo que falta apego al compromiso ciudadano. En cuanto al gobierno, es decir la presidenta, deshonró con su actitud el cargo para lo cual la mayoría de los argentinos la designaron y confiaron.

La presidenta Cristina de Kirchner una vez más llega tarde y mal al abordaje de los problemas que su Nación transita. Especialmente éste, donde muere un fiscal que la había acusado de traicionar a la Patria en las vísperas de fundamentar en el Congreso de la Nación tal imputación.

Todo se aletarga

Cuando ocurren hechos de esta magnitud, todo se aletarga salvo la rápida búsqueda de culpables que resuelvan el problema de cada actor. Poco importa el camino de la verdad y la Justicia. Manoseando a la verdad y la Justicia, distorsionándolas, sólo se permanece en el estadio –cuanto menos– de la duda hiriente de la desconfianza.

La presidenta debió haber convocado rápidamente a las oposiciones. Rápidamente debió también hablar al país. Rápidamente debió expresar sus sentidas condolencias. Rápidamente debió reunir a su gabinete, abrir el congreso, reunirse junto a éste con la Corte Suprema de Justicia. La presidenta está quebrada de ánimo, de reacción, de voluntad, y llena de soledad.

En cuanto a las oposiciones, perdieron una posibilidad histórica de mostrarse distintos (si en realidad lo son), juntándose, hablando, consensuando. No esperando que el otro muestre primero su juego para luego poner cara de circunstancia y expresarse.

Negocios espurios

El fiscal Julio Cesar Strassera me dijo algo tremendo para una República: “Tenía la sospecha de que robaban, ahora tengo la sospecha de que asesinan”. Un Fiscal murió con su verdad, verdad que pertenecía a todos. ¡Absolutamente de todos depende que la República no muera asfixiada por tantas verdades asesinadas! Argentina necesita poner fin a la muerte como herramienta de negocios espurios. En definitiva, toda la larga lista de asesinatos son “ajustes de cuentas”. Triste historia reciente la de nuestra Argentina atrapada por corruptos y narcos.

Política en Santa Fe

Luego de una reunión de tres donde el senador Lifschitz estuvo a punto de nocaut en su carrera a la Gobernación de Santa Fe, presentó su fórmula la semana que pasó rodeado por Hermes Binner y Antonio Bonfatti. Nunca mejor aplicado aquel dicho que dice: “Lo que no mata, fortalece”. En dicha presentación, aludió a un justicialismo ausente (al cierre de este análisis el oficialismo del PJ dispone de un solo candidato a gobernador, Leandro Bussatto) y alertó sobre el peligro del PRO y el monje negro (nunca dijo Juan Carlos Mercier) que manejaría a Miguel Del Sel. Entiendo que de esta forma, Lifschitz atiende a Del Sel favorecido por las encuestas y a Carlos Reutemann por las dudas.

En cuanto al primer aludido, me dijo: “Yo camino con mis propuestas dejándome acompañar por los que saben. Preparando las respuestas para una provincia que está llena de urgencias”.

Por su parte, el senador Reutemann dijo como al pasar “el frente Progresista tiene en Santa Fe con la inseguridad y el narcotráfico una mancha negra”.

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