Ciudad

Crónica de un reclamo

El orden alterado de las cosas: dos años sin Eduardo Trasante

Cientos de militantes, entre organizaciones sociales y familiares de víctimas de violencia institucional, concentraron frente al Centro de Justicia Penal para recordar al ex edil de Ciudad Futura, a dos años de su asesinato, unidos en la lucha por una ciudad con menos violencia en los barrios


Familiares de víctimas de violencia institucional, militantes de diferentes organizaciones contra el gatillo fácil, de La Poderosa y de Ciudad Futura se concentraron en la plaza frente al Centro de Justicia Penal el pasado jueves 14, bajo la consigna “mafias o democracia”, para conmemorar a Eduardo Trasante, en el segundo aniversario de su brutal asesinato. Dirigentes del partido que llevó al pastor a ocupar una banca en el Concejo Municipal hicieron uso de la palabra, al igual que compañeros de militancia y familiares de los casos a los cuales Trasante acompañó en sus búsquedas de justicia, por los pasillos de los palacios de justicia.

Enormes pasacalles imitan el cartel que se pregunta “¿Quién Mató a Trasante?”, ubicados en puntos neurálgicos de Rosario. A dos años de no saber la identidad de sus asesinos materiales, cabe preguntarse si esas dos personas de identidad desconocida que ingresaron aquella tarde del 14 de junio del 2020 a la casa del ex edil para acabar con su vida, se habrán cruzado con esos cartelones y etiquetas que preguntan por ellos. La sensación que flota es la aflicción. Así lo afirma Pedro “Pitu” Salinas, concejal por Ciudad Futura: “Hoy, a dos años de sentir esa ausencia, si es dura y es difícil para los familiares de las víctimas, que se sentían acompañados por el Edu, para los militantes de Ciudad Futura es casi una invitación al desconsuelo porque es un hueco y un vacío enorme que nos ha quedado”.

El legado de Trasante “para quienes hicimos la opción de vida de militar y de militar fundamentalmente en barrios populares” tiene que ver con “la convicción que tenía el Edu de abordar el mal endémico que tiene esta ciudad que son la desigualdad y la violencia”.

La desaparición física de Trasante fue muy dura para la militancia territorial en su conjunto, no sólo para Ciudad Futura, debido a la presencia constante del ex edil en las marchas, en las movilizaciones, en los acampes, en las audiencias de los juicios orales y públicos de las familias que atravesaron las mismas penas que el pastor evangélico debió atravesar con las muertes de sus hijos Jeremías y Jairo.

“Mataron al que pedía justicia”

Gustavo Cruz, militante de Ciudad Futura en “el sur”. Gustavo se refiere al sur como “los barrios que lo vieron nacer y caminar y donde lo asesinaron a Eduardo, y la verdad es que nos emociona también saber que cada vez que cuando convocamos para una lucha así, los compañeros y las compañeras de los territorios enseguida se suman porque saben, conocen, viven en carne propia la misma vida y la misma desigualdad que él vivió, en Tablada, donde la pasó muy mal de pibe y toda su adolescencia y conoce a todas esas familias y las fue empujando a empezar a pedir por eliminar la desigualdad y poder ponerse a la cabeza de esta lucha”.

El acto contó con la participación de integrantes de la Multisectorial Contra la Violencia Institucional, con presencia de Julieta Riquelme, hermana de Jonatan Herrera, Alberto Perassi, padre de Paula, y de Edgardo, padre de Carlitos “Bochacha” Orellano.

Perassi hizo uso del micrófono, y contó que “El Edu estuvo siempre con nosotros. Él siempre hablaba conmigo y me hacía sentir bien. Me ha acompañado en San Lorenzo también. Como estamos acompañándonos nosotros, dolor con dolor. Yo nunca trabajé para meter preso a nadie, sino para encontrar los huesos de Paula, porque tengo dos nietos que están esperando todavía que yo les diga qué es lo que pasó con Paula. Hay un pacto de silencio exactamente igual que el que hay detrás del caso Perassi”, dijo Alberto, y continuó: “Yo en San Lorenzo tenía el poder policial, judicial y político en contra mío: pacto de silencio que todavía está ahí.”

Edgardo Orellano, Alberto Perassi, Juan Monteverde y Julieta Riquelme compartieron escenario al cierre del acto

Por su lado, Julieta Riquelme recordó ante la abarrotada plaza que el militante “me hacía pensar en mi familia, en los que estábamos en estos lugares tratando de construir otras realidades. Eso lo seguía convirtiendo al Edu en un familiar más que vivía como vivíamos nosotres nuestras muertes”.

La hermana de Jonatan Herrera remarcó “lo importante que es para quienes estamos en estos lugares, la presencialidad, acompañar como lo hacía el Edu” y pidió por la implementación de políticas públicas para erradicar la violencia institucional: “Nuestros pibes no son matables”, concluyó.

Hay un hilo vinculante: Trasante era un símbolo no sólo de pedido de justicia, sino de acompañamiento, de calor. Hay algo detrás del dolor que hace que valga la pena convertir el padecimiento en movimiento, cambiar la realidad que resultó en la tragedia que llevó a ese encuentro. Convertir la fatalidad en cambio.

“Mataron al que pedía justicia” afirma a este diario Gustavo Cruz. “Por eso están todos acá, porque reconocían” en Trasante un estandarte detrás del cual unirse: “Tenemos que agruparnos en un montón de gente más para poder reemplazar ese potencial que él tenía. El Edu era eso: era el ícono de los que piden justicia y a través de él todo el mundo canalizaba esa demanda, esa posibilidad de abrazarnos.” 

El referente de la organización La Poderosa, Nacho Levy, define recordó a Trasante en una entrevista en el programa Brotes Verdes, conducido por el periodista Alejandro Bercovich, y definió al ex edil como “una de las caras de la lucha contra el narcotráfico”, quien “de haber sido porteño seguramente se habría transformado en una especie de Marielle Franco para nosotros. No sucede así porque todo está muy centralizado” en Capital Federal, dijo Levy.

Ana es militante de Ciudad Futura y desarrolla su actividad en barrio Empalme Graneros y en barrio Ludueña, y define al crimen de Trasante como “parte de un entramado mucho más grande, que es lo que nos une con el resto de las organizaciones, que es un sistema que cotidianamente mata, que empobrece y violenta, tanto a los sectores populares, a los más pobres, que son cada vez más pobres” como también “a quienes deciden como el Edu dejar su vida para construir una ciudad un poco más justa e ir en contra de ese poder.” La joven esgrime que Trasante fue asesinado “porque representa algo mucho más grande que él mismo, que es la lucha por un mundo donde los poderosos dejen de empobrecernos, dejen de salirse con la suya, de estar encerrados en sus torres millonarias y que no les pase nunca nada. Y la lucha del Edu no es la lucha de Ciudad Futura nada más, era la lucha de todas las organizaciones que nos duele el corazón un poco cada vez que nos matan o desaparecen a un pibe o a una piba, creo que el hilo conductor es el hartazgo y una ciudad que no da más.”

La conmoción y el dolor ante los dos años sin respuesta ante la pregunta de ¿Quién mató a Trasante?
Ciudad de pobres corazones

“Hay mucho del hartazgo, de lo invivible de los barrios” dice Gustavo. “Hoy estamos viviendo a través de las balaceras, de los asesinatos. Cuando Eduardo pedía justicia, y pedía que esto se terminara, los pibes de 25, de 26, 27 años, sabían que se les terminaba la vida si estaban dentro de este sistema macabro, extorsivo, de los que pasa en los barrios. Hoy los pibes son más chicos y ya están matando familiares menores, niños, niñas, están matando muchos inocentes, y se están metiendo con los negocios de los barrios. Se está poniendo invivible en serio. Estamos llegando a un nivel intolerable.

Cruz recuerda un anécdota de Trasante, en donde el pastor estaba sentado el umbral de una puerta, en el barrio El Mangrullo, acongojado por la falta de respuesta del Estado a una problemática de rápida resolución: “era una respuesta que con voluntad política se podía hacer. Y él estaba como vencido en eso, en que el Estado no iba a llegar, y entonces nos teníamos que organizar con los vecinos del barrio y con las organizaciones sociales para poder dar vuelta esta historia”.

“Hay mucho silencio de todo el poder del Estado”. Sobre el rol de las organizaciones sociales, el militante territorial entiende que  “estar más juntos que nunca, como estuvimos hoy acá. Ya no es tiempo de andar haciendo cada uno la suya, sino de juntarnos los que estamos laburando con el mismo sujeto y por la misma salida, dejando las diferencias, las mezquindades. Es lo único que queda. Armar entre todos y todas una buena organización para salir de esta”.

El recuerdo de Trasante convocó a una gran multitud en la plazoleta frente al Centro de Justicia Penal para pedir por justicia y por que se detenga la violencia en Rosario

Gabriela, militante de Ciudad Futura desde la experiencia del Movimiento Giros, trabaja en los barrios de la ciudad de Rosario, y advierte que “la violencia se ha apoderado no sólo de nuestras vidas sino de decidir las muertes que suceden en la ciudad, pero además reafirma la violencia que implica la pobreza”. La militante está convencida de que “hoy estamos todos acá, no sólo en homenaje al Edu, no sólo en reclamo de justicia, sino en este querer, cada vez ser más para, cambiar la realidad de los barrios en los que vivimos”.

“La mayoría de las personas que se convocaron son personas que viven, padecen, sufren pero que también tiene un montón de sueños que son factibles de construir, siempre y cuando tengamos un objetivo y claro más allá de posibles diferencias, por eso somos organizaciones diferentes, podamos encontrar ese objetivo en común y abordarlos y esto es básico”. Gabriela entiende que “para que haya paz tiene que dejar de haber desigualdad y para que no haya desigualdad tenemos que organizarnos, luchar y seguir construyendo como hasta ahora”.

La noche de conmemoración terminó con la show en vivo de cantantes de rap, invirtiendo las cargas de consternación en alegría y en comunión. Aura definitiva del encuentro que recordó al pastor que se convirtió en símbolo, tras dos años de su asesinato.

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