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Esto que nos ocurrió

El nylon cumplió 79 años

El 16 de febrero de 1937 se patentó un descubrimiento revolucionario en la industria de la indumentaria.


Esta semana su cumplieron 79 años desde que fuera patentado uno de los descubrimientos más revolucionarios en la industria de la indumentaria del siglo XX: el nylon.

En efecto, el martes 16 de febrero de 1937 la compañía DuPont de Nemours patentó en la ciudad estadounidense de Wilmington, Delaware, el proceso del estirado en frío de la fibra de origen sintético bautizada como nylon.

En realidad, la singular fibra –llamada originariamente poliamida 6,6– había sido descubierta y patentada dos años antes por el químico estadounidense Wallace Hume Carothers, jefe del Departamento de Investigación de Química Orgánica del Laboratorio de Wilmington de la firma DuPont.

Carothers dirigía desde 1930 un programa de investigación en química básica orgánica en la empresa. Él y sus colaboradores se focalizaron en el estudio de la composición de polímeros naturales, tales como la celulosa, la seda y el caucho, con la idea de producir materiales sintéticos parecidos a estos.

Es que el rápido éxito de la baquelita –la primera sustancia plástica totalmente sintética, creada en 1909 y nombrada así en honor a su creador, el belga Leo Baekeland– desencadenó en Europa y Norteamérica una oleada de innovaciones e investigaciones sobre la síntesis y la estructura molecular de los polímeros.

En 1920, el químico orgánico alemán Hermann Staudinger, fascinado por las propiedades aparentemente únicas de los polímeros, comenzó a investigar su comportamiento y características químicas.

La investigación realizada por Staudinger –el primer especialista en química de polímeros en recibir un premio Nobel– indicaba que los polímeros están compuestos por largas cadenas de moléculas de varias unidades químicas idénticas o muy similares. Además, sugirió que la inusual elasticidad y resistencia a la tensión que los caracteriza se debe a su gran longitud o, en términos químicos, a su elevado peso molecular.

A finales de la década de 1920, ya equipados con mejores herramientas y teorías, los científicos especializados en polímeros consiguieron adelantos espectaculares y, entre ellos, se destacaron los especialistas de la compañía DuPont.

En ese contexto, en 1934, cuando Carothers ya casi había resuelto que los esfuerzos en producir una fibra sintética del tipo de la seda habían fracasado, ocurrió un accidente. Este suceso convirtió el fracaso en un enorme éxito, porque se obtuvo una seda sintética que reemplazaría en parte a la seda y el rayón: el nylon.

El nylon –una poliamida con estructura similar a la de la seda– había sido fabricado un tiempo atrás y, como no pareció tener ninguna propiedad especialmente útil y fue dejado de lado, sin ser patentado, los químicos de DuPont continuaron con la investigación sobre poliésteres, productos más fáciles de manipular.

Trabajando con uno de estos materiales Julian Hill, un ingeniero químico del equipo de DuPont dirigido por Carothers, notó que si se acumulaba una pequeña bola de estos polímeros en el extremo de una varilla de vidrio y se estiraba la masa, ésta se extendía llegando a ser de una apariencia muy sedosa.

Esto atrajo su atención y la de los otros químicos que trabajaban con él y se cuenta que un día, mientras Carothers había ido al centro de la ciudad, Hill y sus compañeros intentaron ver lo lejos que podrían llegar estirando una de estas muestras.

Tomaron una bola pequeña en una varilla de agitar, bajaron corriendo al vestíbulo del laboratorio y la estiraron formando una larga cuerda. Mientras hacían esto, notaron la gran apariencia sedosa de los filamentos extendidos y se dieron cuenta de que con el proceso efectuado la resistencia del producto se incrementó. Supusieron que lo que estaba ocurriendo, a nivel submicroscópico, era que estaban reorientando las moléculas polímeras.

Debido a que los poliésteres con que estaban trabajando tenían un punto de ebullición demasiado bajo para su utilización en productos textiles, regresaron a las poliamidas, que habían dejado a un lado, encontrando que estos materiales poliméricos también podían ser estirados en frío para incrementar su resistencia a la tensión.

Es así como se hicieron tejidos excelentes, filamentos y otros objetos moldeados a partir del fuerte polímero producido por el estirado en frío.

La empresa DuPont nunca tuvo una patente de la composición del material del nylon, sino que únicamente patentó el proceso del estirado en frío. Este proceso descubierto accidentalmente dio lugar al producto más importante que la DuPont puso en el mercado.

La revolución de las medias

Si bien el primer producto derivado de este invento en ser introducido al mercado fue el cepillo de dientes con cerdas de nylon, que salió a la venta el 24 de febrero de 1938, lo verdaderamente revolucionario fue la irrupción en la industria textil de las medias de nylon, lo que le otorgó al producto una enorme popularidad, especialmente entre las mujeres.

El 15 de mayo de 1940, cuando las medias de nylon salieron por primera vez a la venta en Nueva York, se vendieron cuatro millones de pares en las primeras cinco horas. No obstante, semejantes ventas no pudieron mantenerse durante mucho tiempo porque al año siguiente Estados Unidos entró en la Segunda Guerra Mundial y el nylon fue usado para fabricar material bélico, como cuerdas para barcos y paracaídas.

Por ello, las medias de nylon llegaron a Europa recién al finalizar la Segunda Guerra Mundial, a mediados de 1945.

Actualmente, el nylon se utiliza, por ejemplo, para fabricar medias, ropa de noche, ropa interior, blusas, camisas e impermeables. Este tipo de fibra no deja pasar el agua, no es atacada por las polillas, se seca rápidamente cuando se lava y no suele requerir planchado. Se usa también para fabricar paracaídas, redes contra insectos, suturas para cirugía, cuerdas para raquetas de tenis, cerdas para cepillos, sogas, redes de pesca y sedal. El nylon moldeado se utiliza en aislamientos, peines, menaje y piezas para maquinaria.

Un nombre, varias versiones

A pesar de algunas creencias, el nombre nylon no es un juego de palabras, ya que no hace referencia a dos ciudades, Nueva York y Londres, que conjugadas en idioma inglés dan como resultado NyLon. Según afirmó en 1940 John W. Eckelberry, de la firma DuPont, “nyl” es una sílaba elegida al azar y “on” es en inglés un sufijo de muchas fibras.

Otra versión dice que el nombre debería haber sido “no-run”, indicando que las medias hechas con este material sintético no se rompían con facilidad pero por razones jurídicas fue cambiado a nylon.

Pero hay otra leyenda que atribuye el nombre a las abreviaciones de exclamaciones tales como “Now You Lousy Old Nipponese” (o “Now You Look Old Nipon”) en contra de los japoneses, por tratarse de un sustituto de la seda que se había importado desde China hasta que ésta fue ocupada por los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial.

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