El domingo 24 de agosto, a las 16, se realizará la misa mediante la cual monseñor Eduardo Martín asumirá como arzobispo de Rosario. La ceremonia se desarrollará en el Patio Cívico del Monumento a la Bandera y, de esa manera, iniciará su gobierno pastoral en la arquidiócesis local en reemplazo del removido monseñor José Luis Mollaghan, según lo confirmó la Agencia Informativa Católica Argentina (Aica). Para la toma de posesión asistirá el nuncio apostólico monseñor Emil Paul Tscherrig (una especie de embajador que representa al Vaticano en el país), quien pondrá en ejercicio de sus funciones al nuevo prelado; asistirán también otros arzobispos y obispos del país.
Martín manifestó su alegría por la decisión del papa Francisco y su deseo de llegar “pronto” a Rosario para entregar su vida “al servicio de Dios, de la Iglesia, de todo el pueblo y de la comunidad”.
El flamante arzobispo dijo que está a favor de una Iglesia “hacia afuera, junto al pueblo, como pide el Papa”.
“Tenemos que caminar siguiendo las huellas de Francisco, y ponernos en ese sentido de servicio, de misión que tiene la Iglesia: nosotros no somos nada, somos un instrumento, un canal, lo que importa es que brille Cristo y pueda llegar a todos los corazones”, enfatizó.
Cuando se confirmó su designación, en declaraciones al diario El Ciudadano Martín había dado su punto de vista sobre la realidad social que atraviesa Rosario: “Nos aflige y nos preocupa todo lo que es la corrupción, el narcotráfico y las víctimas de las drogas.
La misión de la Iglesia es llevar a Jesús, y ése es el principal aporte que la Iglesia puede realizar a la sociedad. Si cambian las personas, puede cambiar la sociedad”.
Venadense y de Boca
El nuevo arzobispo, nacido hace 60 años en Venado Tuerto, declarado hincha de Boca y al que sus cercanos y amigos conocen como el Flaco, es un hombre de perfil bajo, “que no fue detrás de una foto con Francisco en el Vaticano”, tal como afirmó el cura párroco de Puerto General San Martín, Genaro Iachini.
“La Iglesia no tiene soluciones técnicas a los problemas sociales, pero puede aportar esta riqueza de la que es portadora, pero no dueña. También a través de la doctrina social de la Iglesia, que ofrece a todos los hombres de buena voluntad, y con la manifestación de la fe en los lugares donde se desarrolla la vida humana”, insistió Martín.
Para el próximo 24 de agosto se aguarda una multitudinaria presencia de las comunidades parroquiales, movimientos y asociaciones eclesiales, representadas por los sacerdotes, diáconos, consagrados, religiosas y laicos en el Monumento a la Bandera.
Un pastor para casi 1.900.000 católicos
Creada como diócesis el 20 de abril de 1934 por el papa Pío XII y elevada a arquidiócesis el 12 de agosto de 1963 por el papa Pablo VI, la arquidiócesis de Rosario comprende en la provincia de Santa Fe los departamentos de Belgrano, Iriondo, Rosario y San Lorenzo completos, y los de Caseros (menos las parroquias de Beravebú, Chañar Ladeado, Godeken y Quirquinchos) y Constitución (menos las parroquias de Bombal, Alcorta y Máximo Paz), con una superficie total de 13.500 kilómetros cuadrados y una población de 1.900.000 habitantes, de los cuales casi el 90 por ciento se declaran católicos.
Según la Guía Eclesiástica Argentina, la arquidiócesis tiene 121 parroquias, 207 iglesias y capillas, 242 sacerdotes (166 diocesanos y 76 religiosos), 4 diáconos permanentes, 22 hermanos, 37 seminaristas mayores, 31 seminaristas menores, 242 religiosas y 142 centros educativos de la Iglesia.
De 1934 a 2014
El primer obispo de Rosario fue monseñor Antonio Caggiano (1934-1959), a quien el 18 de febrero de 1946 Pío XII nombró cardenal; el sucesor fue monseñor Silvino Martínez (1959-1961); y el tercero fue monseñor Guillermo Bolatti (1961-1982). El 12 de agosto de 1962 Juan XXIII elevó la sede rosarina a arquidiócesis, por lo que monseñor Bolatti se convirtió en el primer arzobispo de Rosario. Su reemplazante fue monseñor Jorge Manuel López (1983-1993); y el tercero, monseñor Eduardo Vicente Mirás (1993-2005). Luego vino monseñor José Luis Mollaghan, quien por estos días está dejando su lugar para la llegada de Martín, quien así se convertirá en el quinto arzobispo de Rosario.
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