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El mundo celebró la llegada del 2011

El comienzo del nuevo año tuvo sus festejos en todos los rincones del mundo. Nueva Zelanda y muchas islas del Pacífico fueron los primeros. Shows de fuegos artificiales, luces y sonidos, deslumbraron a millones de personas.

Nueva Zelanda y muchas islas del Pacífico sur fueron las primeras naciones en saludar el 2011. Los neozelandeses cantaron y bailaron mientras esperaban la medianoche con fuegos artificiales y conciertos. En Auckland, explosiones rojas, doradas y blancas adornaron el cielo sobre el Sky Tower, mientras decenas de miles de personas gritaban y bailaban en las calles alrededor.

En la sureña ciudad de Christchurch, miles de celebrantes hicieron caso omiso a un débil sismo de 3,3 de magnitud que se sintió poco antes de las 10 de la noche y celebraron en la Plaza de la Catedral.

A medida que las agujas del reloj se acercaban a la medianoche, ciudades en toda Asia se aprestaban a celebrar con una serie de eventos, desde oraciones tradicionales en Japón hasta un enorme espectáculo de fuegos artificiales en forma de dragón en Taiwán.

Fuegos artificiales multicolores iluminaron el cielo de medianoche sobre la Bahía de Sydney al llegar el Año Nuevo.

Sidney fue la primera gran capital en recibir el 2011.

En Japón, miles de personas acudieron al templo budista de Zojoji, de 600 años, en el centro de Tokio, a soltar globos con notas en las que escriben sus deseos para el 2011.

En Nueva York, casi un millón de personas se reunieron en Times Square para observar el tradicional descenso de la esfera que marca el inicio del nuevo año.

En Europa, muchos quieren simplemente olvidarse de los problemas económicos, en un año en el que Grecia e Irlanda necesitaron rescates financieros y otros, como España y Portugal, se enfrentan a los temores de que seguirán el mismo camino.

En Londres, miles vieron un espectáculo de música y fuegos artificiales en la torre London Eye, de 135 metros, mientras que en París muchos llenaron los Campos Elíseos y el área cercana a la Torre Eiffel.

Los españoles, como es la tradición, se reunieron en las plazas principales de los pueblos para comer 12 uvas, una por cada campanada que cuenta la llegada del año nuevo.

La Puerta del Sol fue el lugar de festejos para los madrileños.

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